Vuestros cuentos 

Sola

Enviado por val633  

Me sentía sola.
Estaba en una habitación rodeada de gente, algunos decían ser mis amigos. ¿Amigos?
Una persona que espera que caigas para apuñalar y destrozar tu ser de la manera más sutil ¿a eso se le llama amigo?
Mientras pasaban los minutos mi soledad crecía, sentada en una silla, vestida algo elegante aparentando ser lo que no era una persona igual a ellos; materialista y superficial. La gente bailaba, reía extravagante mente y comían como si sus comidas fueran a huir de sus mesas
Las mujeres exuberantes aprovechaban sus virtudes, para atrapar a algún hombre, que les pudiera costear una nueva vida llena de lujos. Yo las observaba pensando que si hubiera nacido con algunas virtudes más llamativas estaría en su posición.
Al pasar algunas horas entró una extraña mujer. Nadie noto su presencia. Estaban muy ocupados complaciendo sus vanidades.
La mujer rápidamente se dirigió a un comensal que estaba sentado en una de las mesas superiores, el hombre estaba muy elegante, cada detalle de su vestimenta era cuidadosamente preciso en comparación al de aquella mujer.

Ella le entregó una carta color vino tinto sellada con un delicado broche dorado, él la recibió inclinando la cabeza e hizo una seña para que abandonara el lugar; la mujer obedeció y mientras él se disponía a abrir la carta, ella se dirigió lentamente hacia la puerta de salida.
Al abrir aquella carta era notoria la incomodidad del hombre. Solo contenía una frase. Él la leyó y murió.
Las personas gritaban mientras la mujer estaba en la puerta observando como la esposa de aquel hombre intentaba torpemente revivirlo.
A punto de abandonar el lugar, la mujer se giró y me observó con complicidad; en ese momento sentí como el tiempo se detuvo y todo se congeló. Me di cuenta que yo estaba de pie frente a la puerta de salida mirando hacia un espejo. Yo, sola en este mundo.

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Los tres hermanos.

Enviado por andres33  

Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino solitario y sinuoso.
Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, estos hermanos habían aprendidos las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron aparecer un puente sobre el agua traicionera. Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una figura encapuchada. Y la muerte les habló. Estaba enojada porque le hubieran sido escatimadas tres nuevas víctimas, ya que los viajeros normalmente se ahogaban en el río. Pero la Muerte era astuta. Fingio felicitar a los tres hermanos por su magia, y dijo que cada uno de ellos había ganado un premio por haber sido lo suficientemente listos como para engañarla.
Así el hermano mayor, que era un hombre combativo, pidio la varita más poderosa que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su dueño, ¡una varita digna de un mago que había vencido a la Muerte!.
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del río, dando forma a una varita de una rama que colgaba, y se la entregó al hermano mayor.
Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidio que quería humillar a la Muerte todavía más, y pidio el poder de resucitar a los muertos. Así la muerte recogio una piedra de la orilla del río y se la dio al segundo hermano, y le dijo que la piedra tenía el poder de traer de vuelta a los muertos.
Entonces la Muerte preguntó al tercer y más joven de los hermanos lo que quería. El hermano más joven era el más humilde y también el más sabio de los hermanos, y no confiaba en la Muerte. Así que pidio algo que le permitiera marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera seguirle. Y la Muerte, de mala gana, le entrego su propia Capa de Invisibilidad.
La Muerte se apartó y permitio a los tres hermanos continuar su camino, y así lo hicieron, charlando asombrados sobre la aventura que habían vivido, y admirando los regalos de la Muerte.
En su debido momento los hermanos se separaron, cada uno hacía su propio destino.
El primer hermano viajó durante una semana más, y alcanzó un pueblo lejano, acompañando a un camarada mago con el que tuvo una riña. Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía perder en el duelo que seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el hermano mayor avanzó hacia la posada, donde alardeó en vos alta de la poderosa varita que le había arrebatado a la Muerte, y de cómo ésta lo hacia invencible.
Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente al hermano mayor que yacía, empapado en vino, sobre la cama. El ladrón tomó la varita y para más seguridad, le cortó la garganta al hermano mayor.
Y así la Muerte tomó al primer hermano para si.
Entretanto, el segundo hermano viajaba hacia su casa, donde vivía solo. Allí sacó la piedra que tenia el poder de resucitar a los muertos, y la volteó tres veces en su mano. Para su asombro y su deleite, la figura de la chica con la que una vez había esperado casarse, antes de su muerte prematura, aparecio ante el.
Pero ella estaba triste y fría, separada de él por un velo. Sin embargo había vuelto al mundo, pero ese no era su sitio y sufría. Finalmente el segundo hermano, impulsado por un loco anhelo desesperado, se mató para reunirse finalmente con ella.
Así fue como la Muerte tomó al segundo hermano para si.
Sin embargo la Muerte buscó al tercer hermano durante muchos años, y nunca pudo encontrarlo. Fue solo cuando tenía ya una edad avanzada que el hermano más joven se quitó la capa de invisibilidad y se la dio a su hijo. Y entonces saludó a la Muerte como a una vieja amiga y fue con ella gustosamente, e igualmente, pasó a mejor vida. -Harry Potter y las reliquias de la muerte.

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Pies descalzos-El Caminante

Enviado por gabl  

Continuación...

-Su estado emocional se estabiliza, comienza el descenso hacia lo desconocido no reconoce el lugar. Pero la seguridad de salir a la civilización le aviva el ánimo y olvida sus dolencias, su necesidad de alimentarse, de sus necesidades físicas.
- Se desprende la camisa y se la coloca en la cabeza a modo de turbante para protegerse de los rayos solares.
-Cae lentamente la tarde. Le preocupa donde guarecerse. Apresura la marcha. De pronto se detiene en medio de un camino rural, más amplio y que él no lo nota, calcula haber caminado más de 10 kilómetros. Según su conteo mental, 500 pasos son iguales a 400 metros y 1250 pasos equivalen a un kilómetro.

Página 5

-A lo lejos se dibuja en el horizonte una vieja y pequeña casa. Casi corre a su encuentro y ve como si ella viniese hacia él, cada vez está más cerca. Hasta que finalmente detiene su trote y, jadeante se planta ante ella.
Me acerco lentamente, llamando, haciendo ruido con mi cayado. No obtengo respuesta, rodeo la pequeña casa, sólo hay hojas y mangos que alfombran el piso y semejan un tapiz por el colorido que va del rojizo amarillento al ennegrecido que indica su exceso de madurez.
Regreso al frente de la vivienda, vuelvo a gritar. Sin resultados, perdí la esperanza de encontrar a alguien. Sigilosamente me acerco a la puerta, la abro lentamente hasta dejar al descubierto su interior.

Me asomo cautelosamente colocándome a distancia prudencial de la entrada. A la vez que recorro visualmente toda la estancia.
Doy unos pasos y me cuelo dentro del espacio, huele a humedad, a humo de leña, la pared del fogón salpicada de rastros de grasa deja entrever que la casa es asidua de personas.

Al centro de la sala hay una pequeña mesa con dos sillas y no muy lejos un fogón construido con cemento y bloques que semejan una mesa, incluida una parrilla. Una olla, una pimpina con agua destacan sobre el fogón. Revisando varias vasijas de cocina encuentro arroz, café, caraotas, sal, un poco de azúcar, tres latas de sardinas y una lámpara a querosén que pende del lateral de la cocina.
En un rincón me topé con un viejo y oxidado machete que no dudé en ceñirlo a la cintura.
La luz de la lámpara iluminó el ambiente, me dispuse a asear un poco el lugar.
Dispuesto a saciar el hambre cocino un poco de arroz y hiervo café que en pocos minutos el agradable aroma de la infusión recién colada inunda el salón. Ceno un exquisito risotto con sardinas acompañado por dos tazas de café. Me pareció la mejor cena en mucho tiempo.
Esa noche dormí sobre la mesa con la cual aseguré la puerta como precaución. Varias horas después, un leve rayo de luz, se cuela por un orificio del techo de asbesto, perturba mi visión. Obligándome lentamente a abrir los ojos, incorporándome, alejo la improvisada cama de la puerta y al ver el exterior comprendo que dormí largamente.
Página 6


El sol calentaba, calculo que podían ser la nueve o diez de la mañana. Y la temperatura estaría a 25° C. Improviso unas sandalias con cartones y plástico de las bolsas que corto a manera de trenzado para fijarlas a mis pies. Flexionando las extremidades inferiores y moviendo los brazos en forma de abrazo imaginario, queriendo mitigar las dolencias emprendo la marcha…
3
El Presente.-
Hoy me encuentro en medio del riachuelo. Bañándome, lavando mis pies descalzos.
Emprendo la búsqueda hacia la imperiosa necesidad de encontrar a alguien que me socorra y me aclare muchas dudas, esta vez, inicio la caminata apoyado en el cayado. Después de dejar el riachuelo el camino se hace accesible, la suave arena sirve de calmante a las heridas.
Cayendo la tarde me sorprende un camino amarillento como a medio kilómetro, apresuro mis pasos y finalmente estoy en la orilla de la carretera sin pavimentar, me acerco a un árbol y descanso, muevo mi cabeza a la izquierda y derecha de la carretera esperanzado que alguien aparezca en el horizonte.
Diez minutos más tarde, a mi izquierda, en la lejanía se levanta una columna de polvo y a medida que se acerca toma forma de un vehículo. Me coloco a orilla de la carretera, mi corazón late aceleradamente, hasta que se detiene ante mí una vieja Ford pick up.
El conductor me saluda, mis palabras se ahogan en la garganta, apenas balbuceo. La alegría, se expresaba en mi rostro, pensé; “me salvé”.
A mi mente viene una frase del escritor venezolano Rómulo Gallegos; “La llanura es bella y terrible, a la vez; en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz” .
Con dificultad logro subir a la camioneta.
El conductor pregunta;
-¿Hacia dónde se dirige amigo?
¡no sé!
¿A dónde va usted?
Página 7
El joven conductor escudriña mi vestimenta, mi rostro, en fin, repasa mi cuerpo como un scanner. Le pregunto;
¿Dónde estamos?
-Amigo, ésta es la vía hacia Valle de La Pascua viniendo de Zaraza, son como 76,5 kilómetros”. Y desde aquí más o menos faltan como 26 kilómetros para llegar.
-Pero yo tengo una finquita a 10 minutos de aquí.
Quedo mudo, ahora sí es verdad que estoy más enredado.
¿Qué pasó con mis compañeros?
Por qué anduve solo?
Rompo el silencio y pregunto;
¿Qué día es hoy?
-“Hoy es jueves amigo”
¡Carajo caminé casi una semana!
-“¿De dónde viene usted”?
Brevemente le narro lo que recuerdo, mi transitar por la selva…
Antonio, que así se llama el joven, se da cuenta que no quiero hablar. En el horizonte aprecio que el camino se torna cambiante, se observan varias casas separada...Continuará

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Abismos

Enviado por andres33  



Hacía semanas que no los oía. A Raúl le resultaba extraño que ya no estuvieran deambulando por el jardín los ratoncitos que durante todo el verano lo habían acunado con sus mínimos pasitos en la pared contra la que estaba acomodada su cama.

Se levantó de prisa asustado y descubrió que ya no quedaba ninguno; se habían marchado sin despedirse. Los días siguientes fueron tristes y solitarios para el niño y dejó de reír y de sonreír como solía hacerlo.

Cuando su madre le preguntó qué le ocurría, él le manifestó su tristeza por la ausencia de los ratoncitos. ‘Ni siquiera les había dicho lo especiales e importantes que eran para mí’, sollozaba convulsionado por la pena. ‘No te preocupes, ya volverán’, fue la tranquilizadora respuesta de su madre.

Efectivamente, los ratoncitos regresaron. Pero cuando lo hicieron, había pasado demasiado tiempo y Raúl no los recordaba: se había convertido en un joven apuesto al que ya no le interesaban los asuntos de la infancia, preocupado en volverse mayor.

Por mucho que los visitantes rascaron las paredes, Raúl no les prestó atención. Y continuó con su vida adolescente como si nada. En el fondo de su alma el hueco del abandonado sufrido en la infancia continuó horadando silenciosamente y todos sabemos que, tarde o temprano, volvería a cobrar protagonismo en su vida; porque el tiempo no cura las heridas. de:Tes Nuhel

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CUANDO SE HUBO IDO EL ÚLTIMO...

Enviado por andres33  

Cuando se hubo ido el último invitado, Flora miró hacia el techo y se dijo ‘un día más que he sobrevivido’. Era su decimotercer cumpleaños. Detestaba estas fiestas pero no podía negarse a realizarlas; su madre le había explicado que no festejar era asegurarse un año de mala suerte.

Pasaron los años con sus respectivos festejos de aniversario; como es evidente, Flora seguía detestando esas reuniones, pero cuanto más crecía más dedicación y empeño ponía en que cada una fuera la mejor.

A la mañana siguiente de su vigésimo cuarto cumpleaños -después de la respectiva fiesta- estaba en su trabajo, tranquila tranquilísima. Era una mujer que se tomaba su tiempo para todo menos para las cosas importantes. Jeremías, un compañero de oficina por el que Flora suspiraba desde hacía tiempo, estaba de pie junto a ella, pidiéndole una cita. No, no podía ser cierto. Siempre había soñado con que eso sucedería; él, el más lindo de todo el lugar la había mirado. Aceptó sin pensarlo, más deprisa que rápido.

Mientras estaban cenando, entre risas él le dijo que le parecía patético que una persona festejara su cumpleaños si no deseaba hacerlo y que cuando ella habló en tercera persona de una amiga que lo hacía para no atraer a la mala suerte, sus risas fueron en aumento.

Cuando al año siguiente decidió no festejarlo, después de un año de noviazgo con Jeremías, comprendió que no pasaba nada. No se había caído el cielo y su casa y su trabajo seguían inmutables al igual que su amor por el más lindo de la oficina.

Al mes Jeremías y ella rompieron después de una durísima disputa y su vida se desplomó. Esa ruptura le hizo tanto daño que incluso tuvo que cambiar de trabajo; por uno que le gustaba menos, donde ganaba mucho menos pero donde, por lo menos, no tenía que encontrarse con Jeremías. Cuando un año más tarde, después de haber repuntado y de acomodar su corazón nuevamente recordó esa ruptura una tremenda carcajada la sacudió: el día anterior a la ruptura, habían festejado el cumpleaños de Jeremías.

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Reflexiones

Enviado por gabl  

Reflexiones un 28 de Julio.

No hubo despedida, un adiós, un abrazo, un beso en la mejilla. Allí estaba yo, parado en la esquina. Vi el taxi pasar, lo seguí con la mirada hasta que se perdió en la avenida. Después vendrían la noches solitarias, las sábanas tendidas sin encontrar a quien brindar abrigo. Las horas frías del amanecer sumaban al caluroso día que obligaba a refrescarse con las primeras gotas del agua que brotaba a través de la ducha. Solo así el cuerpo se renovaba del tedio y el hastío de la mala noche, de la madrugada en vela cuando el sueño me jugaba una mala pasada y castigaba mi pobre humanidad. Luchaba por dormir y solo los fantasmas de mi mente querían enloquecer mis pensamientos. Y amanecía ojeroso, cansado, somnoliento. Partía hacia la nada, solo la calle en mi deambular empezó a conocer la historia que apenas comenzaba. Después vino el castigo. El poco descanso aunado a la soledad obligada, las pocas palabras que decirle a alguien que te esperara en casa, el compartir una taza de café mañanero recién colado, hicieron mella en la personalidad que en días anteriores era fuerte, dura de carácter. Con el transcurrir del tiempo los recuerdos se van opacando en la densa niebla de la mente. Y solo queda reconocer que; ¡soy débil, y estoy relleno de flaquezas!

gbl
27/7/2017
Derechos Reservados de Autor

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EL HISTORIADOR

Enviado por alex99  

Al señor X le recorrió un escalofrío al darse cuenta de que su tren tenía un retraso de cinco minutos. No se hubiera apesadumbrado tanto de no ir sólo, puesto que las penas se llevan mejor si se comparten. Pero la realidad es que estaba sólo en todo el tren, y que sería la única persona en el mundo con un retraso de cinco minutos. Cuándo a él le hiciera gracia un chiste, los demás ya lo habrían reído. Cuándo el supiera el resultado de un partido, la fiesta ya habría empezado cinco minutos antes. ¿Cómo se puede sentir alguien que vive permanentemente con cinco minutos de retraso?, ¿Cómo sería ser el último siempre?

No obstante, se puso a pensar, y llegó a la conclusión de que, si él tenía un retraso de cinco minutos, también podría haber alguien con un adelanto de cinco minutos o más. Profundizando un poco más en sus pensamientos, se emocionó al pensar que bien podría ser él, el adelantado. Sólo tenía que dar media vuelta sobre sí mismo, y mirar hacia atrás en vez de hacia adelante. Así que, en vez de mirar hacia el futuro, miraría hacia el pasado. ¡Hete aquí la solución!

Si se concentrase en los detalles del pasado o de su presente, podría ganarse bien la vida porque ninguna otra persona sería capaz de dar tantos detalles usando la memoria mientras él, para explicar lo mismo, usaba la observación. Así que, con un retraso de cinco minutos, el señor X se hizo historiador.

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Visiones

Enviado por gabl  


Aquella tarde llovía, relámpagos y truenos retumbaban en los oídos estremeciendo
los muros del cuarto, agitando remolinos en mi mente angustiada y cuerpo tembloroso.
Rayos y centellas iluminaban en las afueras, figuras que semejaban fantasmas vagando
en la oscuridad de la prematura noche buscando refugio como mortal espantado.
El temporal inclemente azotaba con pasión desmesurada las almas que clamaban perdón
de pecados que la muerte dejó en agonía, como castigo a sus actos terrenales.
Mientras la lluvia amainaba regresaba la calma. Y las visiones espectrales se esfumaban
como la tenue luz del candil que iluminó el tiritar de mi cuerpo temeroso y frío.

gbl
19/12/2015
Derechos Reservados de Autor

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Dos Almas

Enviado por gabl  

Dos almas.
Las aves en peregrinar vuelo presagiaban mal tiempo. Y tarde comprendí que la vida me jugaba una mala pasada al privarme de tu compañía, de tu presencia y de tu voz.
Y así pasaron los días, semanas y meses que la espera se hizo tan larga que mis ojos enrojecieron de tanto observar a lo lejos como el camino se unía al cielo.
Una mañana decidido a encontrarte ajusté mis botas, preparé mi estado anímico y emprendí la marcha con rumbo incierto siguiendo tus pasos que solo estaban reflejados en mi mente.
Caminé hasta agotar mi resistencia, perdí mis fuerzas a causa del cansancio. Me refugié bajo la sombra de un frondoso árbol que cobijó mi extenuado cuerpo.
No supe cuánto tiempo dormité recostado en el grueso tallo del árbol que me brindó su refugio protegiéndome del inclemente sol. Ingerí varios sorbos de agua buscando reanimar la pesadez que me azotaba.
Comprendí que la vida no te quita cosas o personas, tal vez te libere de ellas o las aleje para bien. Reanudé la caminata. Esta vez me sentí liviano, como si flotara en el aire.
A unos cuantos pasos de retornar al camino volví la vista atrás. Impresionado pude ver un cuerpo recostado al árbol.
¡Era yo!
Mi vida se había ido y dejó su cubierta donde moraba. Sentí compasión y dolor por mí mismo.
No podía comprender el por qué me dejó y menos aun cuando se escapó. Solo me quedé dormido, y no desperté, me convertí en un ente espiritual.
De la nada apareciste tú, envuelta en un halo luminoso, como suspendida en el aire. Sonriendo me tendiste las manos. Y juntos emprendimos el viaje final hacia la eternidad.
gbl
04/03/2017
Derechos Reservados de Autor

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Un barrio de caracas

Enviado por gabl  

Desde el cerro donde convive el hambre y la escasez de alimentos, donde los estómagos rugen como leones enjaulados, y que cada noche se acuestan muchos niños sin comer. Desde allí una madre mira las luces de la ciudad que yacen a sus pies.
Escucha el ulular de las sirenas de patrullas o ambulancias. Los disparos en los callejones del barrio donde los malandros imponen la ley del mas sanguinario, rompen el silencio de la entrada de la madrugada y su pensamiento se desvía hacia el hijo que no ha llegado, al que espera con ansiedad.
Ese hijo que representa un pan, un jugo, o un paquete de harina. Es la esperanza de darle algo a sus tres hijos menores cuando levante el sol y caliente el techo y las paredes de zinc del humilde rancho.
Amaneció y el hijo no llegó. Sobresaltada despierta cuando escucha que alguien la llama con insistencia golpeando la lámina que sirve de puerta principal. !María! abre!, !María despierta!, que allá abajo en la tercera escalera está tu hijo que lo mató "el niño".
Es el día a día de la madres solteras en alguna de la barridas caraqueñas. Es la triste realidad del País, que pasó de ser rico a ser un país donde la mayoría de la población vive en extrema pobreza, donde sus habitantes mueren, baleados, de hambre o enfermos sin recibir asistencia médica.
gbl
02/07/2017
Derechos Reservados de Autor

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