18 Cuentos para niños
LA ZORRA Y LOS RACIMOS DE UVAS
Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.
Mas no pudiendo alcanzarlos, a pesar de sus esfuerzos, se alejó diciéndose:
- ¡Ni me agradan, están tan verdes!
Moraleja: Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no eres capaz de alcanzar.
cuento
: EsopoLA ZORRA Y LA LEONA
Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que siempre sólo pariese a un pequeñuelo.
Y le contestó la leona:
- Sí, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor león!
Moraleja: No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud.
cuento
: EsopoLA ZORRA, EL OSO Y EL LEÓN
Habiendo encontrado un león y un oso al mismo tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver cual de los dos se quedaba con la presa. Una zorra que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el cervatillo al medio, se apoderó de éste y corrió pasando tranquilamente entre ellos.
Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron:
- ¡Desdichados nosotros! ¡Tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo quedara para la zorra!
Moraleja: Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo.
cuento
: EsopoLA ZORRA Y EL LEÓN ANCIANO
Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.
Habían llegado y perecido ya bastantes animales, cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud.
- Claro que hubiera entrado - le dijo la zorra - si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir.
Moraleja: Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe.
cuento
: EsopoLA ZORRA Y EL PERRO
Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.
Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le preguntó:
- ¿Qué estás haciendo?
- Le acaricio y juego con él - contestó con cara de inocencia.
- ¡ Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias!
Moraleja: Al que no está preparado lo delatan sus actos. Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.
cuento
: EsopoLA ZORRA CON EL RABO CORTADO
Una zorra a la cual un cepo le había cortado la cola, estaba tan avergonzada, que consideraba su vida horrorosa y humillante, por lo cual decidió que la solución sería aconsejar a las demás hermanas cortarse también la cola, para así disimular con la igualdad general, su defecto personal.
Reunió entonces a todas sus compañeras, diciéndoles que la cola no sólo era un feo agregado, sino además una carga sin razón.
Pero una de ellas tomó la palabra y dijo:
- Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿ nos darías en realidad este consejo?
Moraleja: Cuídate de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por hacer realmente un bien.
cuento
: EsopoLA ZORRA Y EL HOMBRE LABRADOR
Había un hombre que odiaba a una zorra porque le ocasionaba algunos daños ocasionalmente.
Después de mucho intentarlo, pudo al fin cogerla, y buscando vengarse de ella, le ató a la cola una mecha empapada en aceite y le prendió fuego.
Pero un dios llevó a la zorra a los campos que cultivaba aquel hombre. Era la época en que ya se estaba listo para la recolección del producto y el labrador siguiendo a la raposa, contempló llorando, cómo al pasar ella por sus campos, se quemaba toda su producción.
Moraleja: Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra.
cuento
: EsopoEL LOBO Y EL CABALLO
Pasaba un lobo por un sembrado de cebada, pero como no era comida de su gusto, la dejó y siguió su camino. Encontró al rato a un caballo y le llevó al campo, comentándole la gran cantidad de cebada que había hallado, pero que en vez de comérsela él, mejor se la había dejado porque le agradaba más oír el ruido de sus dientes al masticarla. Pero el caballo le repuso:
- ¡Amigo, si los lobos comieran cebada, no hubieras preferido complacer a tus oídos sino a tu estómago!
Moraleja: A todo malvado, aunque parezca actuar como bueno, no debe de creérsele.
cuento
: EsopoLA LÁMPARA
Borracha de aceite una lámpara y lanzando una luz poderosa, se jactaba de ser más brillante que el sol. Pero en eso sopló un fuerte
viento y se apagó enseguida. Alguien volvió a encenderla y le dijo:
- Ilumina, lámpara, pero cállate: el resplandor de los astros nunca se eclipsa tan fácilmente como el tuyo.
Moraleja: Nunca nos jactemos como si nos perteneciera, de aquello que no depende de nosotros.
cuento
: EsopoEl Conejito Soñador
Enviado por miigueloso02
Había una vez un conejito soñador que vivía en una casita en medio del bosque, rodeado de libros y fantasía, pero no tenía amigos. Todos le habían dado de lado porque se pasaba el día contando historias imaginarias sobre hazañas caballerescas, aventuras submarinas y expediciones extraterrestres. Siempre estaba inventando aventuras como si las hubiera vivido de verdad, hasta que sus amigos se cansaron de escucharle y acabó quedándose solo.
Al principio el conejito se sintió muy triste y empezó a pensar que sus historias eran muy aburridas y por eso nadie las quería escuchar. Pero pese a eso continuó escribiendo.
Las historias del conejito eran increíbles y le permitían vivir todo tipo de aventuras. Se imaginaba vestido de caballero salvando a inocentes princesas o sintiendo el frío del mar sobre su traje de buzo mientras exploraba las profundidades del océano.
Se pasaba el día escribiendo historias y dibujando los lugares que imaginaba. De vez en cuando, salía al bosque a leer en voz alta, por si alguien estaba interesado en compartir sus relatos.
Un día, mientras el conejito soñador leía entusiasmado su último relato, apareció por allí una hermosa conejita que parecía perdida. Pero nuestro amigo estaba tan entregado a la interpretación de sus propios cuentos que ni se enteró de que alguien lo escuchaba. Cuando acabó, la conejita le aplaudió con entusiasmo.
-Vaya, no sabía que tenía público- dijo el conejito soñador a la recién llegada -. ¿Te ha gustado mi historia?
-Ha sido muy emocionante -respondió ella-. ¿Sabes más historias?
-¡Claro!- dijo emocionado el conejito -. Yo mismo las escribo.
- ¿De verdad? ¿Y son todas tan apasionantes?
- ¿Tu crees que son apasionantes? Todo el mundo dice que son aburridísimas…
- Pues eso no es cierto, a mi me ha gustado mucho. Ojalá yo supiera saber escribir historias como la tuya pero no se...
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