12 Fábulas clásicas 

Al final del túnel estas tú

Enviado por vagoempedernido  


Está por amanecer, estoy vagando por las calles no sé a dónde ir, desorientado, confundido no sé qué hacer. Sigo caminando sin rumbo, de seguro alguna parte debo llegar. No creo que me importe, tiempo es lo que me sobra. Dentro de mí, siento un vacío, pero ¿porque? Si justo ahora sigo cumpliendo mi sueño. No creo, no es como lo soñé. Debo saber qué es lo que me falta, debo recordar la última conversación que tuve, aquel intercambio de palabras con sabor amargo y a la vez agradable para mis oídos.
No recuerdo bien si el reloj marcaba las dos o tres de la mañana, en fin, nunca me doy cuenta, porque siempre me terminan echando de cualquier club nocturno al que asisto. Tambaleando me dirigí a seguir en busca de otro lugar, porque la noche aún era joven, ingrese a un callejón para tomar atajo, sin darme cuenta, introduzco mis pies en un charco de agua que se encontraba en el camino. Con aquel acto, mi noche se empezaba a complicar, hasta que me asustó un gato, que se encontraba encima de un contenedor de basura, ese maullido, sí que me espanto, fue tanto mi susto que termine golpeándome contra la pared que tenía al costado mío. Hasta allí parecía que la noche estaba en contra mía. Di unos cuantos pasos más y me senté en ese callejón desolado, nunca me imaginé que cuando inicié mi carrera de escritor, terminaría en un lugar como este. Solo, sin que nadie me dijera lo bueno que soy con mis obras o me preguntaran ¿Fernando, cuando sacaras el tercer tomo? Que momentos lindos viví, no me arrepiento de nada, ni de conocerte Aurora. Todo lo que fui alguna vez, es por qué tú fuiste mi musa, en mis tiempos de juventud.
Esos tiempos, me traen mucha nostalgia. Como olvidar mi primera inspiración para escribir. Esa sonrisa, sí que me cautivó, ver su silueta reflejada en el mar, estoy seguro que era una sirena y siempre me lo oculto. Si tan solo hubiera tenido el don de pintar y no de escribir que terminó siendo mi perdición. De seguro ni Da Vinci hubiera podido plasmar esa imagen, esa sonrisa, esa mirada, por donde la viera, ella era perfecta para mí. Lo siento Aurora, debí haberte hecho caso aquella noche. Quisiera llorar, pero es inútil. Parece que se acabaron mis lágrimas, después de años de lloriquear por ti como un bebé cada vez que quiere atención.
No hay tiempo para remordimientos, debo seguir disfrutando lo que resta de mi vida exclamé en voz alta. De pronto el aire a mí alrededor se volvió helado, formando vapor al contacto con mi aliento. Sentí su mano en mi mejilla, su contacto era frío como el hielo. Los vellos de mis brazos se erizaron. Sentí un hormigueo subir por mi espalda. Mi corazón aceleró su latir, a tal punto de querer estallar. Me miró directamente a los ojos, cruzando nuestras miradas, me sonrió y me preguntó ¿Crees en el destino?
Sin poder decir palabra alguna, me levanté rápidamente. Sacudí mi cabeza pensando que era una ilusión por causas de las bebidas que tome. El espectro seguía allí, no lo podía creer. Intente correr y a la vez gritar pero mi cuerpo no me respondía, el miedo se apoderó de mí, hasta que me volvió hablar.
(EL ENTE) Te he tenido bajo la lupa, estaba esperando este momento. ¡Soy el fin! Soy el menor de todos tus males, mi querido Fernando.
-Con aquellas palabras pude darme cuenta de quién se trataba. Mis labios articularon su nombre y de inmediato se puso a reír. La calma llegó a mí. Y le respondí a su carcajada, “La risa no es un mal comienzo para entablar una amistad”.
-Eres muy cauteloso, o acaso ¿ya asumiste que es tu final? , me preguntó dicho ente.
-¿Mi Final? Si ha llegado mi hora, ya no puedo hacer nada entonces, has lo que debas hacer, y hazlo rápido por favor.
(EL ENTE) ¿Rápido? , ¿Acaso andas apurado por morir?
-La muerte es el comienzo para mi inmortalidad.
(EL ENTE) Se cuál era tu más grande sueño, déjame decirte que no podrás cumplir ninguno de las dos cosas que anhelas.
-Hace un momento dijiste que estabas vigilándome. Entonces sabrás que solo tengo un sueño. No sé de donde sacaste el otro.
(EL ENTE) Tu corazón dice lo contrario, tiene una llama que late en tu pecho, recordando a tu amada… Aurora.
-¿Qué estás hablando? No sabes absolutamente nada de mí. Le expresé sumamente enojado.
(EL ENTE) Se lo que sientes. Se la promesa que te hizo hacer tu amada antes de morir en tus brazos. Lo sé, porque yo estuve allí. Escuché lo que te dijo y tú en ese momento hundido en un mar de lágrimas, diciéndole: ¡Te lo Prometo!
Jajaja que cursilería, desde entonces que empecé a seguir cada paso tuyo, esperando este momento.
-(Cada maldita palabra que me dijo, me dolió en lo más profundo de mi corazón, no lo puedo negar, pero tenía razón y debía mantener la calma porque sabía que solo quería jugar conmigo antes que cumpla su objetivo) Entonces, si estuviste allí, ¿porque dices que tengo dos sueños que cumplir?, ¡mejor acaba conmigo de una buena vez conmigo¡
(EL ENTE) ¿No tienes miedo a morir?
-La muerte es algo que no debemos tenerle miedo, en especial si he cumplido con el objetivo que me trace en la vida.
(EL ENTE) No me tienes miedo dices, Jajaja, desde que me viste, los síntomas de ebriedad se han ido de tu cuerpo. Y por lo cual estas calmado delante de mi presencia. Veo que tienes muchas ganas de verla. Déjame decirte que eso será imposible.
- ¿Qué estás diciendo? No me robes más mí tiempo. Cumple con el deber que se te ha encomendado.
(EL ENTE) ¿Que no te haga perder tu tiempo? Jajaja. Estás impaciente por lo visto.
-Tu voz, es música para mis oídos en este momento, estoy cerca de volverla a ver. Estoy tan lejos y a la vez tan cerca de ella, que puedo oler su perfume. Aquella fragancia que hacía salir chispas de mi corazón. Puedo sentir su delicada mano recorrer mi mejilla, escucho su dulce voz, voz que cuando escucho, sana mi dolor.
(EL ENTE) Te lo vuelvo a repetir Fernando, ¡No la volverás a ver! A menos, que yo quiera llevarte donde está en estos momentos ¡Lo cual no haré!
-Si no es mi momento ahora, más tarde lo será. Ya cumplí con mi sueño en este mundo. Tarde o temprano vendrás por mí.
(EL ENTE) Te equivocas, hoy vine por ti. Pero he decidido no llevarte con tu amada. Así no podrás cumplir con ninguno de tus sueños.
-Tienes viviendo más tiempo que mi persona y no te das cuenta que mi sueño aquí ya está cumplido. Lo que quiero ahora, es que me lleves con ella.
(EL ENTE) ¿Está cumplido? Mírate, con ese traje sucio, en un callejón sin nadie que lo reconozca. Nadie sabrá lo que te pasara ahora y lo que pasaste. Serás olvidado gracias al descanso eterno.
-¿Porque sigues prolongando mi estancia en este lugar?
(EL ENTE) ¡Dime cómo cumpliste tu sueño!
-Es irónico. Que el sueño en mi vida es tu más grande miedo. Mi sueño en la vida es ser inmortal en este mundo.
(EL ENTE) Pero, si vas a morir en este momento. Me pregunto confundido dicho espectro.
-Te equivocas, uno muere cuando es olvidado, mientras alguien siga leyendo mis historias, me recordará. Mientras me recuerden, seguiré viviendo. Es por eso que uno debe tenerle miedo a la vida y no a la muerte. Porque solo tienes una vida para hacer realidad tus sueños. Yo ya lo hice.
(EL ENTE) (Sorprendido y enojado por lo que lo dijo, decidió hacerme una propuesta no sé si buena o mala) Por algo eres un escritor, no obstante, es imposible que veas a tu amada Aurora, por lo tanto tu otro sueño no será cumplido. A cambio de que esto si ocurra y la puedas ver, te propongo que seas lo que soy yo por cien años. Y al culminar dicho tiempo, estarás junto a ella por la eternidad. Es mi palabra.
-Lo que me pides, es… justo.
(EL ENTE) ¿De qué rayos hablas? Te tomará más tiempo volver a ver a tu amada.
- Lo sé, pero lo que nunca supe, es si después de la muerte la volvería a ver. Tenía miedo de no poder cumplir ese sueño. Gracias a ti, si lo efectuare.
- (De seguro le robe una sonrisa, porque escuche un chasquido salir de su boca).
(EL ENTE) La muerte para algunos es un castigo, para otros es un regalo, y para ti veo que solo fue un favor. Mi trabajo es un calvario, espero soportes la carga que llevo dentro. Cumpliré mi promesa, en cien años volveremos a vernos, mientras tanto camina, que a la luz del alba inicia tu largo viaje…

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LA VIUDA Y LAS CRIADAS

Una viuda muy laboriosa tenía unas jóvenes criadas a las que despertaba por la noche al canto del gallo para empezar el trabajo. Ellas, extenuadas siempre de fatiga, resolvieron matar el gallo de la casa por ser él a sus ojos el causante de su desgracia, puesto que despertaba a su señora antes de que abriese el día.
Mas ejecutado el propósito se encontraron con que habían agravado su mal, porque su señora, no teniendo el gallo que le indicaba la hora, las hacía levantar antes para ir al trabajo.

Moraleja: Nunca creas que la causa de tus problemas es lo que primero se atraviesa ante tus ojos. Piensa en qué sucedería si eliminas lo que estás viendo como posible causa.

Autor del

cuento

: Esopo

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LA GRANADA, EL MANZANO Y EL ESPINO

La granada y el manzano disputaban sobre quien de ellos era el máximo.
Cuando la discusión estaba en lo más ardiente, un espino, desde su vecindad alzó su voz diciendo severamente:

- Por favor, mis amigos, en mi presencia, al menos déjense de esas vanas discusiones.

Moraleja: Quien tiene el poder de castigar, termina siendo el máximo.

Autor del

cuento

: Esopo

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LA VIEJA Y EL MÉDICO

Una vieja enferma de la vista llamó con la promesa de pagarle, a un médico. Este se presentó en su casa, y cada vez que le aplicaba el ungüento no dejaba, mientras la vieja tenía los ojos cerrados, de robarle los muebles poco a poco.
Cuando ya no quedaba nada, terminó también la cura, y el médico reclamó el salario convenido. Se negó a pagar la vieja, y aquél la llevó ante los jueces. La vieja declaró que, en efecto, le había prometido el pago si le curaba la vista,
pero que su estado, después de la cura del médico había empeorado.
- Porque antes - dijo - veía todos los muebles que había en mi casa, y ahora no veo ninguno.

Moraleja: A los malvados, sus mismos actos los delatan.

Autor del

cuento

: Esopo

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LAS LIEBRES Y LOS LEONES

Las liebres arengaban en la asamblea y argüían que todos deberían ser iguales. Los leones entonces replicaron:
- Sus palabras, señoras liebres, son buenas, pero carecen de garras y colmillos como los que tenemos nosotros.

Moraleja: Acepta que todos tenemos diferentes cualidades para diferentes circunstancias.

Autor del

cuento

: Esopo

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LA SERPIENTE Y LA LIMA

En casa de un cerrajero
Entró la Serpiente un día,
Y la insensata mordía
En una Lima de acero.
Díjole la Lima: «El mal,
Necia, será para ti;
¿Cómo has de hacer mella en mí,
Que hago polvos el metal?»

Moraleja:
Quien pretende sin razón
Al más fuerte derribar
No consigue sino dar
Coces contra el aguijón.

Autor del

cuento

: Félix María Samaniego

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EL TOCADOR DE CÍTARA

Un tocador de cítara sin talento cantaba desde la mañana a la noche en una casa con las paredes muy bien estucadas. Como las paredes le devolvían el eco, se imaginó que tenía una voz magnífica, y tanto se lo creyó, que resolvió presentarse en el teatro; pero una vez en la escena cantó tan mal, que lo arrojaron a pedradas.

Moraleja: No seamos nosotros jueces de nosotros mismos, no vaya a ser que nuestra parcialidad nos arruine.

Autor del

cuento

: Esopo

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EL HOMBRE Y SU IMAGEN (AL SR. DUQUE DE LA ROCHEFOCAULD)

Un Hombre enamorado de sí mismo, y sin rival en estos amores, se tenía por el más gallardo y hermoso del mundo. Acusaba de falsedad a todos los espejos, y vivía contentísimo con su falaz ilusión. La Suerte, para desengañarle, presentaba a sus ojos en todas partes esos mudos consejeros de que se valen las damas: espejos en las habitaciones, espejos en las tiendas, espejos en las bolsas y hasta en el cinturón de las señoras. ¿Qué hace nuestro Narciso? Se esconde en los lugares más ocultos, no atreviéndose a sufrir la prueba de ver su imagen en el cristal. Pero un canalizo que llena el agua de una fuente, corre a sus pies en aquel retirado paraje: se ve en él, se exalta y cree divisar una quimérica imagen. Hace cuanto puede para evitar su vista; pero era tan bello aquel arroyo, que le daba pena dejarlo.

Comprenderéis a dónde voy a parar: a todos me dirijo: esa ilusión de que hablo, es un error que alimentamos complacidos. Nuestra alma es el enamorado de sí mismo: los espejos, que en todas partes encuentra, son las ajenas necedades que retratan las propias; y en cuanto al canal, cualquiera lo adivinará: es el Libro de las Máximas del duque de la Rochefoucauld.

Autor del

cuento

: Jean de la Fontaine

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EL HOMBRE Y EL SÁTIRO

Dícese que en otro tiempo un hombre concertó un pacto de amistad con un sátiro. Llegó el invierno y con él el frío; el hombre arrimaba las manos a la boca y soplaba en ellas. Preguntóle el sátiro por qué lo hacía. Repuso que se calentaba la mano a causa del frío.
Sirviéronse luego de comer y los alimentos estaban muy calientes, y el hombre, cogiéndolos a trocitos, los acercaba a la boca y soplaba en ellos. Preguntóle otra vez el sátiro por qué lo hacia. Contestó que enfriaba la comida porque estaba muy caliente.
- ¡Pues escucha - exclamó el sátiro -, renuncio a tu amistad porque lo mismo soplas con la boca lo que está frío que lo que está caliente!

Moraleja: No nos confundamos con aquellos que nos presentan o aparentan incertidumbre en sus actos.

Autor del

cuento

: Esopo

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LA MULA

Henchida de cebada, una mula (producto del cruce de asno y yegua) se puso a saltar, diciéndose a sí misma:
- Mi padre es un caballo veloz en la carretera, y yo me parezco en todo a él.
Pero llegó la ocasión en que la mula se vio obligada a correr.
Terminada la carrera, muy contrariada, se acordó de pronto de su verdadero padre: el sereno asno.

Moraleja: Siempre debemos reconocer nuestras raíces, respetando nuestras herencias y las ajenas.

Autor del

cuento

: Esopo

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