Vuestros cuentos
Para mi hijo
Enviado por gabl
Germán A Barrios Leal para Carlos A Barrios S
26 de noviembre de 2014 a la(s) 16:36
Hijo, permite usar tu espacio para manifestar lo que siente una persona cuando es relegada a un segundo plano. Y le pierden el respeto, las personas parecieran miopes pasan por su lado e ignoran verlas, dejamos de ser útiles pero necesarias a la hora de aportar dinero, y nuestro talento, nuestras opiniones carecen de validez, somos obsoletos, nos convertimos en inservibles y objetos inútiles.
Caminamos lento por la vida los años no pasan en vano. Pero mantenemos la capacidad de discernir activa, pero no es tomada en cuenta. La llamada tercera edad está compuesta por personas consideradas que ya dieron todo lo que tenían que dar. Pero quienes manejan las finanzas mundiales, las grandes corporaciones, las naciones progresistas, en manos de quienes están? la mayoría de los gobiernos de los más importantes países quienes las rigen?
La ciencia, quienes están al frente de las investigaciones científicas, de los avances y descubrimientos de fármacos que curaran en muchos de los casos enfermedades y endemias, virus, etc., y frenaran el avance de otras mortales.
A quien se acude en busca de un consejo?
Al viejo...a la solución de problemas que puedan comprometer la paz mundial...
¿Entonces, cuánto vale el viejo.?
Por eso estoy feliz de ser viejo.
Y aquí sentado en mi mecedora veo pasar la vida de los demás, veo como mueren jóvenes que no aportaron nada a la vida.
Jóvenes que dejaron semilla, germinadas en el vientre de la mujer que se quedó sin padre para sus hijos.
Y así como mueren los jóvenes moriremos los viejos pero en paz, sin la agonía de la muerte violenta y
dejaremos un futuro labrado, encaminado al éxito de los descendientes que vivirán en la rectitud y el estudio.
Y sacarán al país adelante.
gbl
26/11/2014
Derechos Reservados de Autor
Meditación.
Enviado por gabl
Hay lugares donde reina el silencio y se convierten en un don divino que te permite escuchar el paso de la brisa, el trinar de los pájaros, el vuelo de las mariposas. Percibir los latidos del corazón, tu respiración, y puedes ver a lo lejos la ciudad sin que el ruido que ella genera te perturbe. Así las horas irán cayendo a medida que el ocaso va cubriendo el horizonte dando paso a la noche. Será la luz de la luna que ilumine las cimas de las montañas y parecerá que encendieran tenues luces dándole un aire de soledad donde tu compañía serán tus emociones y el pensamiento de lo que dejaste en el pasado.
gbl
07/12/2017
Derechos Reservados de Autor
Reflexionando
Enviado por gabl
En mi andar vagando por calles solitarias y oscuras visualicé una tenue luz al final, donde mis ojos nos podían apreciar las figuras caprichosas que se desvanecían mientras me acercaba. Afanosamente llegué a la intersección de las vías. La bruma se aclaraba ante mi formando remolinos como los que llevaba en mi mente, reflexioné; serán mis años o el paso del tiempo que me hace delirar y caer en un estado onírico?.
Solo lo sabré al despertar.
gbl
14/11/2013
Derechos Reservados de Autor
Violines de mi mente
Enviado por gabl
Hay tanto silencio en mi entorno que puedo escuchar el sonido de mis lágrimas al caer. Ellas escapan, huyen de mis ojos cansadas del sufrimiento que anida mi mente, de la tormenta desatada sin control.
Reacciono del estado patológico que me sumió brevemente en un sueño profundo y casi prolongado propio de la enfermedad nerviosa por cual estoy pasando.
Es ilusorio creer que recuperaré la razón en pocos días. No estoy loco, pero si un poco alejado de la realidad, de lo tangible, adentrado en elucubraciones producidas por las noches de poco dormir.
Esta vez, reaccionar y comprender el estado emocional por el cual está pasando el cuerpo la mente y el alma, hará que busque alternativas para superar la crisis.
Camino hacia el jardín mientras bebo café negro sin azúcar, el sol me enceguece lo que produce que mis pupilas se dilaten, logro llegar a la penumbra que origina una enredadera frutal y me siento en un viejo y acabado sillón.
Desde allí puedo visualizar parte de la ciudad que lentamente va despertando al ritmo que marca la prisa de sus habitantes. El sol va ganando posición en el cielo y sus rayos calientan el ambiente.
De nuevo en el presente, decido dejar en el pasado la ansiedad o angustia que ha consumido parte de la vida que tengo que vivir. Seis meses sin tregua sometido a la acción de los ansiolíticos.
La brisa trae olor a bosque y recuerdo tu silueta cuando tu cabello ondulaba al vaivén del viento envuelto en tenues melodías de violines que ejecutaban mi imaginación.
gbl
03/12/2017
Derechos Reservados de Autor
La Bobina Maravillosa
Enviado por miigueloso02
Hubo una vez un rey poderoso y noble que se preocupaba por la prosperidad de su reino y el bienestar de sus súbditos. Tenía un único hijo heredero que era opuesto a él, pues se pasaba el día sin hacer nada. El príncipe era un vago redomado y perezoso hasta decir basta. No le interesaba la política, odiaba estudiar y tampoco se ocupaba de las tareas que le encomendaban. Pasaba el tiempo holgazaneando y paseando por el jardín, y nunca encontraba nada interesante que hacer.
La Balanza de plata
Enviado por miigueloso02
Adaptación del cuento popular de España
En un pueblo de España cuyo nombre nadie recuerda, un pequeño comercio de telas cerró definitivamente y quedó abandonado por sus dueños. Pasó el tiempo y nadie volvió a interesarse por ese local, por lo que poco a poco fue perdiendo el lustre de antaño. Lo que había sido una bonita tienda en sus mejores días, se convirtió en un bajo viejo y oscuro cerrado a cal y canto.
Un día, unos chiquillos que jugaban en la calle se dieron cuenta de que una de las ventanas situadas sobre el antiguo escaparate, estaba rota. No lo dudaron: se subieron unos encima de otros y consiguieron auparse hasta que lograron colarse por el agujero del cristal.
¡Qué decepción se llevaron!…La vieja tienda estaba sucia y cubierta de polvo. Olía a humedad, se veían telarañas por todas partes y no había más que un par de sillas carcomidas por la polilla y algunos muebles desvencijados que ya no servían para nada.
Ya se iban cuando uno de los muchachos descubrió que, tras el antiguo mostrador, había una balanza muy extraña que tenía un misterioso adorno en el centro. Un segundo después, seis caritas curiosas se arremolinaban a su alrededor para contemplarla.
¡Qué maravilla!…Era una balanza de plata, estaba totalmente nueva y resplandecía como si le hubieran sacado brillo con un trapo esa misma mañana.
Les pareció muy hermosa, pero ni de lejos se imaginaban que además, era una balanza mágica. No servía para pesar alimentos como las demás balanzas del mundo, sino las buenas y malas obras de todos aquellos que la tocaban.
Inocentemente, uno de los niños, que era un chico bueno y generoso, puso su manita sobre el curioso adorno. El lado derecho de la balanza se inclinó y de repente, una intensa luz iluminó la habitación. De su plato, comenzaron a salir cientos de estrellitas, tantas como cosas buenas había hecho el pequeño durante su corta vida. Después, la balanza volvió a equilibrarse y el resplandor desapareció.
Otro de los amigos que estaban allí, a quien todos consideraban un poco egoísta, envidioso y vago, quiso intentarlo también. Tocó el adorno con su mano y la balanza se movió hacia la izquierda, iluminándose de nuevo. Los destellos eran tan fuertes que todos los niños tuvieron que mirar para otro lado cegados por la luz. Pero esta vez, del plato de la balanza, comenzaron a salir espadas, tantas como veces se había portado mal durante su vida.
Todos los muchachos de la pandilla fueron pasando en orden junto a la balanza para conocer lo que ese objeto, que parecía sacado de un cuento de hadas, tenía que decirles. Después, salieron disparados de
Palabras
Enviado por gabl
Cuando mi voz se apague, con ella se irán las palabras que no quieres escuchar. Las palabras punzantes, de reclamo. Las que hablan de amor, de ternura, las palabras que se pronuncian muy quedamente para no romper el silencio cuando se reflexiona en busca del significado de las mismas.
Con ellas se irá el alma y quedará el eco retumbando entre paredes frías, sin vida, sin ondas sonoras que rebotar que regresen a tu sistema auditivo.
Serán las últimas palabras que perturbarán tu sentido del oído y cesarán las quejas y lamentos lastimosos que mortifican tu paz interior.
gbl
27/11/2017
Derechos Reservados de Autor
Cuanto Tiempo
Enviado por gabl
¿Sabes qué largo ha sido esto?
Cuánto tiempo se ha perdido, no me refiero a días, meses o años. Me refiero a las palabras que se quedaron ahogadas en la garganta. Las que no se pronunciaron, las que el viento se llevó, las que se perdieron en mi mente.
Que duro resulta luchar con las palabras. Y que inmensa la distancia que ellas tendrían que recorrer para llegar a ti.
Cuántos cafés quedaron olvidados en la mesa, fríos, sin aroma.
Cuántos amapuches se perdieron en la cobija azul, ¡tu preferida!
Solo la almohada, mi fiel e inseparable compañera nocturna, sabe de abrazos, de lágrimas, de frases, de susurros involuntarios que se van con la horas mientras amanece.
Son remembranzas que forman parte de la memoria.
gbl
26/11/2017
Derechos Reservados de Autor
Camino de Recuas
Enviado por gabl
¿Que ha sido de las bestias, en las esquinas?, en el paradero de campesinos. Venidos con sus frutos y hortalizas de los sembradíos y conucos en la montaña de los Valles del Tuy, cercana a Siquire, a Santa Lucía, monte adentro en los límites del camino a Guarenas.
Llegaban con la fresca amaneciendo, tiritando de frío que solo el aguardiente casero amainaba.
Llegados en tríos o pares la caravana de recuas cargados hasta reventar. Nobles mulas que soportan el peso sin mostrar cansancio.
Solo se aliviaban cuando el campesino se detenía por una necesidad física. O a comer un bocado cuando las tripas reclamaban.
Cuantos ojos al acecho por ventanas escudriñaban a los hombres que la niebla les daba aspecto fantasmal y cuántas mujeres se atrevieron a ofrecer su morada a cambio de hortalizas, vegetales o frutas frescas y hasta algunas monedas recibían a cambio del favor ofrecido.
Ya en entrando a Guarenas bajaban por la quebrada de Gueime buscaban el camino que los llevaba a la bodega, una vieja y amplia casona que servía de depósito de víveres y expendio de mercancía variada, atendía a la población que apenas se concentraba en las adyacencias de la antigua y amplia casa.
A media mañana, el lugar se iba quedando vacío, y a medida que el sol levanta se alborotaba en las cercanías el olor a estiércol y rancios orines.
Las ráfagas de aire esparcían por calles polvorientas el fétido aroma que hacían que los pocos transeúntes taparan sus orificios nasales con pañuelos de seda.
Hoy, olvidado el viejo y bucólico poblado que en 6 décadas dio paso a la ciudad con estampa pueblerina vienen a mi mente los recuerdos, al ver en un patio dos burros comiendo forraje. Recuerdos dejados en el pasado cuando en mi juventud andaba en bicicleta haciendo mandados a los señores que ostentaban riquezas porque tenían haciendas de cacao en las adyacencias.
Ya no hay paraderos de campesinos ni bestias en las esquinas. Las sepultó el progreso, las hogueras se apagaron y a aquellas mujeres que acechaban el tránsito de los campesinos a través de las ventanas, que entre murmullos corrían la voz en procura de algunas monedas, vegetales o frutas, el tiempo las convirtió en arrugadas abuelas.
gbl
25/11/2017
Derechos Reservados de Autor
El rey sabio
Enviado por miigueloso02
Hace muchos, muchos años en una ciudad de Irán llamada Wirani, hubo un rey que gobernaba con firmeza su territorio. Había acumulado tanto poder que nadie se atrevía a cuestionar ninguna de sus decisiones: si ordenaba alguna cosa, todo el mundo obedecía sin rechistar ¡Llevarle la contraria podía tener consecuencias muy desagradables!
Podría decirse que todos le temían, pero como además era un hombre sabio, en el fondo le respetaban y valoraban su manera de hacer las cosas.
En Wirani solo había un pozo pero era muy grande y servía para abastecer a todos los habitantes de la ciudad. Cada día centenares de personas acudían a él y llenaban sus tinajas para poder beber y asearse. De la misma manera, los sirvientes del rey recogían allí el preciado líquido para llevar a palacio. Así pues, el pobre y el rico, el rey y el aldeano, disfrutaban de la misma agua.
Sucedió que una noche de verano, mientras todos dormían, una horripilante bruja se dirigió sigilosamente al pozo. Lo tocó y comenzó a reírse mostrando sus escasos dientes negros e impregnando el aire de un aliento que olía a pedo de mofeta ¡Estaba a punto de llevar a cabo una de sus maquiavélicas artimañas y eso le divertía mucho!
– ¡Ja, ja, ja! ¡Estos pueblerinos se van a enterar de quién soy yo!
Debajo de la falda llevaba una bolsita, y dentro de ella, había un pequeño frasco que contenía un líquido amarillento y pegajoso. Lo cogió, desenroscó el pequeño tapón, y dejó caer unas gotas en el interior del pozo mientras susurraba:
– Soy una bruja y como bruja me comporto ¡Quien beba de esta agua se volverá completamente loco!
Dicho esto, desapareció en la oscuridad de la noche dejando una pequeña nebulosa de humo como único rastro.
Unas horas después los primeros rayos del sol anunciaron la llegada del nuevo día. Como siempre, se escucharon los cantos del gallo y la ciudad se llenó del ajetreo diario.
¡Esa mañana el calor era sofocante! Todos los habitantes de Wirani, sudando como pollos, corrieron a buscar agua del pozo para aplacar la sed y darse un baño de agua fría. Curiosamente, nadie se dio cuenta de que el agua no era exactamente la misma y algunos hasta exclamaban:
– ¡Qué delicia!… ¡El agua del pozo está hoy más rica que nunca!
Todos la saborearon excepto el rey, que casualmente se encontraba de viaje fuera de la ciudad.
Pasó el caluroso día, pasó la noche, y el nuevo amanecer llegó como siempre, pero lo cierto es que ya nada era igual en la ciudad ¡Todo el mundo había cambiado! Por culpa del hechizo de la bruja, hombres, mujeres, niños y ancianos, se levantaron nerviosos y haciendo cosas disparatadas. Unos deliraban y decían cosas sin sentido; otros comenzaron a sufrir alucinaciones y a ver cosas raras por todas partes.
No había duda… ¡Todos sin excepción habían perdido el juicio!
El rey, ya de regreso, fue convenientemente informado de lo que estaba sucediendo y salió a dar un paseo para comprobarlo con sus propios ojos. Los ciudadanos se arremolinaron en torno a él, y al ver que no se comportaba como ellos, empezaron a pensar que se había vuelto loco de remate.
Completamente trastornados salieron corriendo en tropel hacia la plaza principal para decirse unos a otros:
– ¿Os habéis dado cuenta de que nuestro rey está rarísimo? ¡Yo creo que se ha vuelto majareta!
– ¡Sí, sí, está como una cabra!
– ¡Tenemos que expulsarlo y que gobierne otro!
Imagínate un montón de personas fuera de control, totalmente enloquecidas, que de repente se convencen de que las chifladas no son ellas, sino su rey. Tanto revuelo se formó que el monarca puso el grito en el cielo.
– ¡¿Pero qué demonios está pasando?! ¡Todos mis súbditos han perdido el seso y piensan que el que está loco soy yo! ¡Maldita sea!
A pesar de la difícil papeleta a la que tenía que enfrentarse, decidió mantener la calma y reflexionar. Rápidamente, ató cabos y sacó una conclusión que dio en el clavo:
– Ha tenido que ser por el agua del pozo… ¡Es la única explicación posible! Sí, está claro que todos han bebido menos yo y por eso me he salvado… ¡Apuesto el pescuezo a que esto es cosa de la malvada bruja!
Mientras cavilaba, vio de reojo a un alfarero que llevaba una jarra de barro en la mano.
– ¡Caballero, présteme la jarra!
– ¡Aquí tiene, majestad, toda suya!
El monarca la agarró por el asa, apartó a la gente a codazos y dando grandes zancadas se plantó frente al pozo de agua sin ningún tipo de temor. Los habitantes de Wirani se apelotonaron tras él conteniendo la respiración.
– Así que pensáis que el loco soy yo ¿verdad? ¡Pues muy bien, ahora mismo voy a poner solución a esta desquiciante situación!
El rey metió la jarra en el pozo y bebió unos cuantos sorbos del agua embrujada. En cuestión de segundos, tal como había sentenciado la bruja, enloqueció como los demás.
Y… ¿sabes qué pasó? Pues que los perturbados ciudadanos comenzaron a aplaudir porque pensaron que al fin el rey ya era como ellos, es decir… ¡que había recobrado la razón!
(c) CRISTINA RODRÍGUEZ LOMBA
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