Vuestros cuentos
la tortuga charlatana
Enviado por dach2901
Hace muchos años gobernó en la India un rey bueno, justo y generoso al que todo el mundo amaba y respetaba. Tan querido era que sus súbditos le consideraban el regente ideal, excepto en una cosa que ahora mismo vas a conocer.
Resulta que el rey, a sus cincuenta y siete años, tenía un defectillo bastante molesto: ¡no se callaba ni debajo del agua! Ya fuera de día o de noche siempre tenía algo que decir y enlazaba unos temas con otros con una facilidad pasmosa. Ese parloteo incesante sacaba de quicio a todos los que le rodeaban, pero como era el hombre más poderoso del reino nadie se atrevía a decirle a la cara que cerrara la boca al menos durante un ratito.
Su consejero, un anciano inteligente y fiel que le ayudaba en los asuntos importantes, estaba bastante preocupado por la situación. Se daba cuenta de que el rey hablaba tanto que, además de resultar agotador, a menudo se iba de la lengua y decía cosas de las que luego se arrepentía. Era cuestión de tiempo que acabara metiéndose en problemas.
– ‘¡Esto no puede seguir así! Tengo que hacerle ver la realidad, intentar que cambie de actitud sin faltarle al respeto ni herir sus sentimientos. Lo pensaré bien a ver qué se me ocurre.’
Esa misma noche lo consultó con la almohada.
– Creo que lo más conveniente será aconsejarle a través de un pequeño cuento… Sí, eso es, un cuento con moraleja. En cuanto me quede a solas con él, llevaré a cabo mi idea.
Por fortuna, al día siguiente a media mañana encontró la ocasión perfecta cuando el monarca le mandó llamar para ir a dar un paseo.
– La reunión de sabios no comienza hasta las doce, así que tenemos tiempo de sobra para salir a caminar un rato y gozar de la brisa primaveral. ¿Te apetece, amigo mío?… ¡Nos sentará muy bien a los dos!
– ¡Por supuesto, Majestad! Será un honor ir con usted.
El consejero y el rey salieron de sus aposentos y recorrieron el largo pasillo hasta la puerta principal; después, bajaron la escalinata exterior del palacio sintiendo en sus ojos la cegadora luz del sol.
– Hace un día precioso y los jardines reales lucen esplendorosos, ¿verdad, Majestad?
El rey se aproximó al estanque y se paró junto a él, embelesado ante tanta hermosura.
– ¡Oh sí, somos realmente afortunados! Para mí no hay mayor placer que contemplar las flores de loto meciéndose en el agua mientras disfruto del embriagador aroma a jazmín que perfuma el aire… ¿Opinas tú lo mismo, querido amigo?
– Desde luego tiene usted toda la razón, mi señor. ¡Este lugar es un paraíso en la Tierra!
El rey sonrío satisfecho y le dio unas palmaditas cariñosas en el hombro.
– ¡Ay, viejo amigo, espero que nos queden muchos años para compartir más momentos como este!
Aprovechando que el rey estaba contento y receptivo, el consejero puso en marcha su pequeño plan.
– Cambiando de tema… Majestad, ayer me contaron una pequeña historia que me gustaría compartir con usted.
– ¿Ah sí?… ¿Te refieres a un cuento?
– Sí, es una simple fabulilla, pero creo que podría gustarle.
– ¡Oh, muy bien! ¿A qué estás esperando para empezar?… ¡Soy todo oídos!
Sin perder más tiempo, el consejero comenzó su relato:
Érase una vez una tortuga que vivía en un lago muy bonito pero demasiado pequeño. Mientras fue chiquitita el tamaño no tuvo demasiada importancia, pero cuando se hizo mayor la falta de espacio empezó a resultarle tremendamente agobiante porque salvo nadar o hablar con sus tres vecinos peces, ahí nunca había nada interesante que hacer. Con el tiempo el aburrimiento hizo mella en su carácter y se convirtió en una tortuga atormentada que se pasaba las horas bostezando y quejándose sin parar.
– ¡Qué harta estoy de este lago!… Ojalá algún día pueda escaparme y recorrer otros lugares, conocer más especies, practicar algún deporte sobre tierra… ¡Yo no he nacido para pasarme la vida dentro de este charco deprimente!
Tras varios meses en la misma situación, su suerte cambió gracias a la visita sorprendente e inesperada de dos patos que, a diferencia de ella, estaban más que acostumbrados a viajar por todas partes. Los forasteros, uno de plumas azuladas y otro de plumas amarillas, llegaron volando a gran velocidad y se posaron en la orilla sin dejar de mirarla. El de plumas azuladas la saludó alegremente.
– ¡Hola, amiga! Si no te importa queremos beber un poco de agua de este precioso lago.
La tortuga exhibió su mejor sonrisa. ¡Hacía siglos que no veía una cara nueva y cualquier visita era bien recibida!
– ¡Hola, bienvenidos a mi hogar! Podéis beber todo lo que queráis, amigos.
– ¡Gracias, eres muy amable tortuguita!
– ¡De nada, chicos! No os imagináis cuánto me alegra poder charlar con alguien. ¡Este lugar es tan solitario que me temo que acabaré loca de remate!
El pato que lucía plumas amarillas miró a su alrededor y pensó que tenía razón: el lago parecía una charca de lo enano que era y estaba envuelto en un silencio sobrecogedor.
– Hay que reconocer que con la de sitios chulos que hay en este planeta, pasarte la vida aquí metida es bastante lamentable.
Las palabras del pato fueron directas al corazoncito de la tortuga y la pobre no pudo aguantar las ganas de llorar.
– ¡Buaaa! ¡Buaaa!
Los patos se miraron sorprendidos por su reacción y enseguida percibieron que estaba profundamente abatida. El de plumas amarillas se sintió muy mal y se disculpó:
– ¡Oh, perdona, soy un bocazas, no era mi intención disgustarte!
El de plumas azuladas también se apresuró en consolarla.
– ¡Eh, tranquila amiga, quizá haya una solución!… Oye, ¿por qué no te vienes con nosotros? Detrás de aquellas montañas que ves a lo lejos, las que tienen la cima nevada, hay una laguna cien veces más grande que esta. En ella viven decenas de animales y por lo general todos se llevan muy bien.
La tortuga dejó de llorar de golpe, como si alguien hubiera pulsado un botón de apagado como el que tienen los muñecos.
– ¿Eso que dices es cierto?… ¡Espero que no te estés riendo de mí!
– ¡Es la verdad! La laguna es espectacular, aunque…
– ¿Aunque qué?
– Bueno, para ser sincero he de decirte que también es un poco ruidosa. A diario se organizan allí juegos, carreras, bailes… Siempre hay mucho jolgorio, pero precisamente por eso es tan divertida.
La tortuga empezó a girar y a aplaudir haciendo chocar las patas.
– ¡Diversión es justo lo que yo necesito!… ¡Oh, vivir en esa gran laguna sería para mí un sueño hecho realidad!… ¡Por favor, quiero ir como sea!
El pato de plumas amarillas la vio tan ilusionada que estuvo de acuerdo con la propuesta de su compañero.
– ¡Pues no se hable más! El camino es largo, pero a nuestro lado no correrás ningún peligro. ¡Venga, síguenos que nos vamos!
Al escuchar esto la tortuga más paralizada que si le hubieran echado un cubo de agua helada sobre la cabeza.
– ¿Se…seguiros? Pero si no tengo alas… ¡Yo no puedo volar!
Las lágrimas asaltaron de nuevo su regordeta mejilla.
– ¡Buaaa! ¡Soy una tortuga y estoy condenada a quedarme en esta horrible poza hasta el fin de mis días!… ¡Buaaa!
El pato de plumas amarillas, en vez de echarse las manos a la cabeza, le guiñó un ojo con picardía y le dijo entre risas:
– ¡Bueno, mujer, no te pongas tan dramática que para eso estamos nosotros! Si te hemos dicho que te sacaremos de aquí, cumpliremos nuestra palabra, ¿de acuerdo?
A continuación miró a su alrededor y tirado en el suelo vio un palo largo que debía tener más o menos un metro de longitud. Lo cogió con las patas y le dijo a la desconcertada tortuga:
– ¿Ves este palo? Solo tienes que morderlo bien fuerte por el centro mientras nosotros lo sujetamos por los extremos. De esta manera podremos llevarte cómodamente por el aire.
La tortuga abrió los ojos como platos y en un santiamén recuperó la esperanza.
– ¡Oh, es genial, es genial!
El ave no quería fastidiar el momento de suprema felicidad de la tortuga, pero no tuvo más remedio fruncir el ceño para dejar bien clara una condición:
– Eso sí, hay algo muy importante que debes cumplir a rajatabla: una vez nos elevemos no puedes abrir la boca porque caerás al vacío y será tu fin.
– ¡Oh, claro, lo entiendo!… ¡No lo haré, no os preocupéis! ¡Muchas gracias, amigos!
¡La tortuga no cabía en sí de gozo! Al fin se le presentaba la oportunidad de viajar, de acabar con su antigua vida y aspirar a otra más emocionante.
– ¡Es increíble que esto me esté pasando a mí!… ¡Todavía no me lo puedo creer!
El pato de plumas azuladas empezó a ponerse nervioso.
– ¡Es la hora! No perdamos tiempo o nos pillará la noche en pleno trayecto. Amiga, muerde el palo por la parte central y recuerda: ¡no lo sueltes bajo ninguna circunstancia!
– Tranquilos, no sufráis por mí… ¡Me sujetaré bien y no diré ni mu!
Dicho esto miró hacia el lugar que había sido su hogar y dijo con desprecio:
– ¡Hasta nunca lago odioso y soporífero!
Los patos acercaron el palo al agua y ella lo prensó fuertemente con las mandíbulas. Cuando estuvo lista, cada ave sujetó un extremo y despegaron. Los dos viajeros tenían muchas horas de vuelo a sus espaldas, así que se elevaron con facilidad y empezaron a surcar el cielo batiendo las alas a la par y demostrando una gran coordinación. Mientras, la tortuga cumplía órdenes y se dejaba llevar con el cuerpo colgando y tan quieta que no se atrevía ni a pestañear.
Todo discurría según lo previsto hasta que, a mitad de camino, un campesino que recogía la cosecha divisó un extraño trío volando por encima de su cabeza. Cuando se percató de quienes eran se quedó tan sorprendido que no pudo evitar soltar una risotada y exclamar a voz en grito:
– ¡Ja ja ja! ¡¿Pero qué ven mis ojos?!… ¡Dos patos transportando una tortuga colgada de un palo!… ¡Jamás había visto una escena tan ridícula! ¡Ja ja ja!
La tortuga, que tenía un oído finísimo, escuchó las palabras del hombre y se sintió extremadamente ofendida. Sin pararse a pensar en las consecuencias, abrió la boca para contestar:
– ¡¿Y a ti qué te importa, pedazo de ignorante?!
Lo que pasó, Majestad, se lo puede imaginar: al soltar el palo la tortuga cayó al vacío como un saco de patatas y se dio un golpe que a punto estuvo de destrozarla.
Al rey le entró mucha angustia.
– ¡Oh, qué pena!… Este cuento es muy triste.
– Estoy de acuerdo en que lo es, Majestad.
– ¿Se sabe cómo acabó la tortuga?… ¿Logró salvarse?
El viejo consejero suspiró con cierta tristeza.
– Sí, sí se salvó, señor. Tuvo suerte de caer en un pantano, por lo que a pesar de que se hizo muchísimo daño consiguió sobrevivir.
– ¡Pobrecilla, menos mal!
– Ya… La pena es que los patos, enfadados porque no había respetado la norma de no abrir la boca, siguieron su camino.
– ¡¿Qué me dice?!… ¿No volvieron a por ella?
– No, Majestad, jamás regresaron. La tortuga se recuperó de las heridas, pero tuvo que conformarse con vivir en un lugar peor que su antiguo lago el resto de su vida. ¡No se imagina lo duro que fue para ella tener que renunciar a sus sueños!
El rey se quedó pensativo.
– Y todo por irse de la lengua y hablar cuando no debía…
– Así es, mi señor. Este relato nos muestra lo importante que es saber medir las palabras y callar cuando corresponde. Quien habla de más suele acabar mal.
Ya era casi mediodía y el sol se había vuelto de color amarillo intenso. El rey dejó atrás el estanque y continuó paseando en silencio, sumido en sus pensamientos, tratando de asimilar la enseñanza de la pequeña historia que acababa de escuchar.
Te preguntarás si la táctica del consejero sirvió, si tuvo algún efecto sobre el monarca. La respuesta es sí: a partir de ese día se esforzó por hablar menos y escuchar con mayor atención a los demás. Gracias a ese cambio, se ganó la admiración de su pueblo hasta el fin de su reinado.
el gusanito pepito
Enviado por dach2901
Érase una vez un gusanito llamado Pepito. Pepito, que era muy chiquitín, vivía en un bonito jardín, muy verde, y con muchas flores. Hasta tenía su propia laguna, en la que vivían muchos peces de colores.
Pepito, que siempre había sido muy curioso, quería atravesar la laguna para llegar al otro lado del jardín, donde se decía que había un gran tesoro. Un día, cuando Pepito reunió unas cuantas hojas de morera y dos miguitas de pan, cogió su mejor gorra, una sombrillita de margarita y se encaminó a recorrer su gran aventura.
El día era espléndido, el sol brillaba, el cielo estaba muy azul y corría una suave brisa muy leve que a Pepito le producía una agradable sensación. Por el camino, iba cantando cuando, de pronto, se encontró con una mariquita que estaba llorando en una piedrecita.
– ¿Qué te pasa, amiga mariquita?, preguntó Pepito.
– Pues que he perdido uno de mis puntitos negros, respondió la mariquita.
– ¡Qué cosa tan grave! Pero no te preocupes, yo te ayudaré.
Juntos, se pusieron a buscar el puntito negro que se había perdido. Buscaron bajo las piedras, por encima de las flores, detrás de los árboles, pero nada, no estaba por ningún sitio. De pronto, mientras caminaban, Pepito vio algo en el pie de su amiguita.
– Acércate, Mariquita, que tienes algo en el pie.
Entonces, al observar el pie, se fijaron en que el puntito estaba ahí, se había caído y, sin querer, la mariquita la llevaba pegada en el pie.
– Muchas gracias. Como regalo por tu ayuda te daré esta cuerda mágica que nunca se acaba.
Pepito, muy feliz, la cogió y prosiguió su camino. Iba saltando cuando, de nuevo, encontró otro amiguito llorando. Esta vez, era un saltamontes tristón.
– ¿Qué te pasa, amigo saltamontes?
– Pues que se me ha roto la cuerda de mi violín.
– No te preocupes, amigo mío, pues aquí llevo cuerda para arreglarlo.
Tan pronto como lo dijo, sacó de su mochila un trozo de cuerda mágica, y arregló el violín.
– Muchas gracias, Pepito. Ahora puedo tocar mi violín horas y horas y, como recompensa, te daré ese trozo de tela mágico al que solo tienes que pedir en qué quieres que se convierta, y así lo hará.
Pepito, siguió su camino, muy feliz, porque había podido ayudar a dos bichitos. De nuevo, otro bichito lloraba y lloraba, esta vez era una abejita.
– ¿Qué te pasa, amiga abeja?
– He perdido mi sombrerito.
– Tranquila, amiga, aquí tengo tela mágica y podré hacerte un sombrero nuevo.
Pepito sacó un trozo de su tela y le pidió que se convirtiera en el sombrerito más bello del mundo, y así lo hizo. Le dio el sombrerito a su amiguita nueva, y esta, de la felicidad, le hizo un regalo.
– Aquí tienes un silbato mágico. Con él podrás llamar a cualquier insecto que esté cerca tuyo y, tan solo con mostrárselo, te ayudará sin dudarlo.
Pepito prosiguió su camino, y al fin, llegó al borde de la laguna. La miró, y se dio cuenta de lo profunda y peligrosa que era y, además, no sabía cómo podría atravesarla. Pensó y pensó, y de pronto llegó la idea.
–Ya sé, con mi trozo de tela, haré un barquito, con el que podré pasar, pero ¿cómo podré llegar al otro lado?, si no hay nada de viento...
Tras pensar y pensar y pensar, recordó lo que su amiga la abeja le había contado.
–El silbato, ¡claro! ¿Cómo no me había acordado? Cogió su silbato y lo sopló lo más fuerte que pudo. Al pronto, apareció una gran mariposa, la más bonita que jamás había visto.
– Dime, amigo gusanito, ¿qué te sucede?
– Pues que no sé cómo cruzar el río.
– Yo te ayudaré. Déjame un trozo de cuerda y yo tiraré de ti.
Entonces, Pepito, cogió la cuerda que su amigo la mariquita le había regalado, se la dio a la mariposa y la agarró fuerte para que tirara de él y del barquito. En menos de media hora, Pepito ya había llegado al otro lado de la orilla. Por fin había llegado a su destino, el otro lado de la orilla, donde había escuchado que había un tesoro maravilloso. Anduvo y anduvo, siguiendo los pasos que marcaba el camino al tesoro, y por al fin llegó.
– Pero, ¿dónde está el tesoro? No hay monedas.
Pepito miró a un lado y al otro, pero no las vio por ningún sitio. De pronto, se percató de que estaban sus nuevos amigos: la mariquita, el saltamontes, la abeja y la mariposa.
– ¿Qué hacéis vosotros aquí, amigos míos.
– Esperábamos que llegase nuestro nuevo amigo, un bichito al que no le importase pararse a ayudar a otro, aunque tuviera prisa por encontrar un tesoro, y al que no le importara hacerlo sin recibir nada a cambio.
Pepito, se quedó pensativo, no sabía a quién podrían estar esperando.
– Y por fin ha llegado ese bichito, eres tú, Pepito.
Pepito, se quedó boquiabierto, no se había dado cuenta de que con sus acciones, había sido amable con ellos, era una cosa natural el ayudar.
– Como eres el bichito esperado, Pepito, queremos decirte que el tesoro del que hablaban todos es la amistad y que, pase lo que pase, nunca perderá valor ni se podrá vender o perder.
Pepito se alegró muchísimo de haberles encontrado, ya que podría jugar y contar con ellos por siempre jamás, pues la amistad, es el mejor tesoro del mundo mundial.
el jardín de las rosas
Enviado por dach2901
Había una vez en una tierra muy lejana existía un pueblo pequeño, lo gobernaba un rey presuntuoso, el palacio era hermoso con grandes pasillos y hermosas paredes de cristales, pero el rey sentía un vacío en su corazón, el quería ser admirado por todos.
Una mañana el rey observando el jardín de su palacio; noto que tenía un tesoro en sus tierras y se le ocurrió una esplendida idea. Mando a llamar a sus súbditos y les dijo:
-Quiero que coloquen rosas artificiales de los colores que tengamos…pero en medio del jardín coloquen una rosa de oro, Arboles de esplendorosas y magistral belleza, manantiales como cristales. Al amanecer quiero ver mi jardín como lo idee porque voy a invitar a todos los reinos vecinos.
Lo que el rey no sabía es que su jardín era mágico. Las rosas tenían vida propia y todo lo que existía en ese lugar…Los súbditos solo tomaron la orden sin protestar… e hicieron lo que su rey había dicho; las rosas artificiales las colocaron cerca de las naturales, los arboles al lado de los naturales, y la rosa de oro en el medio de todo el lugar; era una rosa grande y su brillo era incomparable…
Después de ser plantadas las rosas artificiales En el jardín mágico las rosas cobraron vida y maravilladas de asombro se dieron cuenta que ya no eran artificiales se alegraron de gran manera y preguntaron…
¿Qué lugar es este? Es hermoso, las rosa naturales le responden…bienvenidas a nuestro jardín luego las rosas notaron que la rosa de oro cobro vida pero no pudo ser transformada en una rosa natural ya que el jardín tenía un propósito con ella. Las rosas naturales no entendían porque ese metal podía tener vida…pero la rosa de oro estaba muy callada solo miraba a las rosa naturales…las rosa naturales sentían celos y murmuraban entre ellas diciendo:
-¿Vieron la rosa que está en medio de todas nosotras? No habla con nadie que se cree…
-¿La mejor entre nosotras?
Y así pasaron los días y la rosa de oro solo miraba a las rosa naturales. Se preguntaba así misma:
-¿Quién las habrá creado?, ¿Quién las habrá perfumado? , ¿Por qué la brisa juega con ellas?, ¿por qué las abeja descansan en su lecho?…
Al día siguiente el rey se asoma por el balcón y se da cuenta que su jardín estaba sucio y lo mandó a limpiar…la rosa de oro se da cuenta que a las rosas naturales la limpian con mucha ternura y delicadeza; mientras que a ella fue con codicia y rapidez… ella se sintió desnuda y maltratada.
El rey a su vez se preparaba para recibir a todos los reinos vecinos que fueron invitados para que viesen el jardín de su gran palaci. Al llegar los invitados el rey presuntuoso los lleva al jardín ellos maravillados dicen: guao que belleza ¿Cómo lograste hacer algo así?; el rey alzó la mirada les dice soy un creador con mucha creatividad.
Los invitados, olfateaban a las rosas, las tocaban y las admiraban… y preguntan ¿por qué una rosa de oro en medio del jardín? … el rey les responde con mucha seguridad… bueno la belleza natural no existe sin lo artificial… los invitados quedaron extrañado y crédulo con lo que dijo el rey; pero como lo respetaban por ser el más rico no lo cuestionaron…a pesar de ello la rosa de oro no les ocasionaban asombro por que ellos estaban acostumbrado a ver el oro y su brillo.
Felicitaron al rey por haber hecho un jardín tan bello. Al caer el ocaso los invitados se marchan a sus aposentos, el rey se va a su alcoba, cae la noche en el jardín y con ella la magia.
Unas de las rosas naturales rompen el hielo
– Hola soy la rosa de color blanco y represento la pureza.
La rosa de oro la ve humildemente…y la rosa blanca pregunta orgullosamente
– ¿Por qué nos miras tanto?…
La rosa de oro tímida le responde:
– Ustedes son muy bellas y su aroma lleva a una al éxtasis del amor.
La rosa blanca la ve respondiendo:
-Si ya lo sabemos… ¿Pero de que te quejas tú? Si eres la más ¡bella de todas nosotras!…
La rosa de oro con voz suave dice:
-No, si no me quejo, se que uno debe ser conforme como el creador nos hizo…
La rosa blanca con desdén se dirige a la rosita de oro:
-Pero creo que nuestro creador se dedicó hacerte mejor a ti y más fuerte
La rosa de oro le aclara con certeza:
-No amiga tu creador no fue el mío…. en ese momento la rosa amarilla se presenta a la rosa de oro…
-Hola soy la rosa amarilla y represento la virtud ¿Y tú qué tipo de rosas eres y que representas?…
La rosa de oro avergonzada responde con franqueza:
-Yo soy una rosa de metal y represento la riqueza, la codicia, y la frialdad.
La rosa blanca y las demás rosas murmuran…una rosa de metal de un color único y un brillo muy hermoso ¿Por qué representa esos sentimientos tan feos?…
La rosa de oro baja la mirada tristemente les dice:
-Si soy un metal y represento esos sentimientos pero no soy como me hicieron…
La rosas naturales se burlan de la pobre rosa de oro y le preguntan…
– ¿Por qué dices que tu creador no es el nuestro? ¡Si todo lo que existe en este lugar fue hecho por el mismo!
La rosa de oro les responde con una pregunta
-¿Sintieron fuego que arde en ustedes? ¿Sintieron el hierro golpearlas para darles formas? ¿Sintieron unas manos ásperas acariciarlas para ver que tan bien quedaron? : yo sentí el fuego que ardía en mí, sentí los golpes del hierro en mí y sentí unas manos ásperas que me acariciaba para ver que tan suave había quedado…
La rosa de oro hizo un minuto de silencio y con sentimientos muy profundo les dijo:
-Su creador es de alma pura al crearlas, las creo delicadamente y a cada de ustedes les entrego su amor, sabiduría, ternura, paciencia, amistad, alegría, cariño, perdón, pureza y virtud…para que al mirarlas todo ser vivo lo conozcan y se regocijen en el…
La rosas naturales sonríe de manera burlona la ven con desprecio:
-Eres muy tonta tú crees que es muy lindo sentir que ¿alguien respire sobre ti? ¿Crees que es bueno ser acariciada para que te dañen tus hermosos pétalos?… ¿Crees tú que es muy bueno ver que una abeja se pose sobre ti?
La rosa de oro extrañada con las palabras de las rosas naturales… suspira y dice:
-No entiendo. Vean alrededor todo, fue hecho para dar y recibir… y todo bajo este cielo tiene su significado.
La rosa amarilla con antagonismo pregunta ¿Te crees muy sabia?
La rosa de oro responde: ¡no!, somos inconformé con nuestro creador… tú te quejas de tu creador; y yo del mío…
Se hizo un silencio y la rosa de oro se queda con sus pensamientos… alza una voz al cielo diciendo:
-¿Es verdad que existe un creador diferente al mío?, ¿Es verdad que le da poder a todos los astros del universo? Yo no he tenido el privilegio de conocerle y sentirle… pero si existe por favor os ruego que me perfecciones conforme tus creaciones… oh, oh, oh ¡luna tú que eres solitaria y que te han entregado poderes concede de mi un deseo!, ¡¡¡oh, oh estrellas del universo ustedes que arropan a la tierra y la llenan de luz concedan de mi un deseo…¡
La rosa blanca al escuchar pregunta: si te permiten pedir un deseo ¿Qué pedirás?…
La rosa de oro se queda callada por un momento y responde? Bueno no pido ser más bella, solo pido sentir la brisa, sentir el aliento de aquel que se acerque, inspirar sentimientos bonitos, y esperar las abejas en mi lecho… ¿y tú que pedirías? La rosa blanca responde con rapidez: quiero cambiar mis pétalos por los tuyos, y brillar como tú…que cuando el sol me alumbre dejar destellos en todo el jardín.
La rosa de oro pregunta… ¿por que pedís algo así? No sabes que la brisa cuando me roza llena de frio todo mis pétalos y tiemplo como si me fuese a morir…
La rosa blanca: no importa el frio no me hará daño no caerá más un pétalo de mi…y no tendré más esas espinas odiosas…- la rosa amarilla le dice: amiga no pidas nada de lo que puedas arrepentirte más adelante… y todas las rosa tuvieron miedo y le reprocharon a la rosa blanca: estáis loca en este jardín ocurre cosas mágicas y puede transformar tu deseo en realidad.
En eso cayó un silencio profundo en el jardín la brisa toco cada rosa y acaricio con calidez a la rosa de oro…Esa noche la luna y las estrellas escucharon las conversaciones de ambas rosas y vieron el corazón de la rosa de oro… tuvieron una reunión con los astro del universo y tomaron la decisión de concederle el deseo a la rosa de oro.
La luna durmió al jardín e hiso a la rosa de oro una rosa de esplendorosa belleza y la vistió de color rojo y bendiciendo a la rosa dijo: representaras el amor y la pasión le susurro, ama a quien no te ame y valora al que te ame… luego la luna se dirige a la rosa blanca y le susurra no fuiste creada con fuego, ni maltratada con golpes y no poso sobre ti manos ásperas que acariciara tus suaves pétalos… fuisteis transformada esta noche en lo que queréis.
Al día siguiente la rosa de oro era una espectacular rosa de color rojo, el color único del jardín, a la mañana siguiente el rey se asoma por el balcón de su alcoba al ver, notó que su rosa de oro ya no estaba, pero maravillado de la rosa roja y admirándola le inspiró un sentimiento que jamás el rey había sentido “ el amor” ..
.Un sentimiento que nunca en su palacio nadie sintió… fue tanto su sentimiento , que la llamó “amor”…el rey bajo hasta donde estaba la rosa y dice… ¡oh, oh, oh quien te ha transformado¡ ¿ el mejor creador de todas las cosas hermosas? yo no os podéis hacer algo así… y lo que he creado solo ya existe….sólo tu creador del universo eres único y me engrandezco en ti porque eres mi creador…
En la noche había algarabía en el palacio el rey invito a todo el pueblo de su reino y a los reinos vecino; para que viesen a la única rosa roja que había en todo el reino hubo gente muy humildes… y la realeza sorprendidos les preguntan al rey:
-¿Mi señor porque en esta noche están estas personas en tu palacio? ¿Es tan así tu presuntuosidad que queréis impresionar hasta estos pobres ignorantes?
El rey muy cambiado e humildemente dice:
-No no es presuntuosidad es amor… porque lo que veréis esta noche debo mostrárselos a todos por igual; ya que ha ocurrido un milagro en mi palacio… he conocido un sentimiento que jamás sentí y hoy quiero demostrarlos a todos, que hasta el metal más frio, fuerte puede ser transformado en una simple rosa que mueve e inspira sentimientos escondidos. Los invitados no habían visto a la rosa roja por eso ellos quedaron sin entender… el rey los llamó a todos a pobres y a ricos…y le mostró la rosa roja…
Ellos al ver tal belleza fue tanta que ningunos notaron que estaban unidos y hablaban plebeyos con ricos y no se dieron cuenta que reían, se abrazaban en ese momento no eran plebeyos ni realezas.,, el rey contento dijo: desde hoy en el reino el que lastime al vecino(a), al amigo(a), al esposo(a) u o niño (a) por cada ofensa le regalara una rosa… a los invitados les pareció una excelente idea.
Cuando cae la noche los invitados se marchan el rey quedó un rato mas observando su jardín y sobre el invistió la magia y escuchaba voces, en ningún momento se asusto solo estaba admirado por lo que sucedía en ese lugar.
La rosa roja observa al rey y le pregunta…¿Eres voz el señor q ha creado esté lugar?… el rey con asombro y un poco inseguro de lo que sus ojos estaban viendo responde… yo sólo soy uno que igual fue creado por alguien mucho más que yo y hoy he comprendido que somos una semilla en este mundo…
La rosa de color rojo extrañada de las palabras del más grande rey le pregunta¿ y qué clase de semilla es usted?… el rey responde soy una semilla común igual a todos, lo que me hace diferente son mis frutos… la rosa roja ah quiere decir que soy una rosa común igual a todas y lo que me hace diferente son mis sentimientos… si los sentimientos son los que te hacen ver diferente y es uno mismo el que cambia las cosas dijo el rey… el rey se centra en el jardín y se pregunta en donde está la rosa de oro que mande a plantar?
Se escucha un susurro que dice estoy aquí avergonzada de lo que hice… ¿Y qué hiciste? Me apenaba ser una simple rosa que el viento maltaba con su fuerza, me molestaba sentir las manos sobre mis pétalos y que de mi saliera aroma y posaran su aliento en mi ¡oh, oh, oh ahora extraños todas esa lindas cosas ¡…
-¿Cómo hago mi rey para volver a estar viva y dejar de sentir el triste metal que codicia el humano?
-Somos dueños de lo que decidimos; y tu ambición te ha llevado a avergonzarte de ti misma e incluso de tu creador.
La rosa que convirtieron en oro le pregunta al rey:
-¿Qué es el amor?, ¿ Un sentimiento?, ¿ Un abrazo?,¿ Un dolor?, ¿ Amargura?, ¿ Un beso?, ¿ Una caricia?, ¿ Una mirada? ¿Quién es capaz de amar sin pensar en sí mismo? El verdadero amor jamás nadie lo ha sentido.
El rey: el amor es dar; sin recibir nada a cambio. Porque es la seguridad en un castillo de arena. Porque la verdad y sinceridad se hace parte de tu vida. Porque se desprenden de tus ideales para ayudar alcanzar otras. Porque es dar la vida por salvar a otros. Lo más triste es que nos hemos olvidado de El amor y lo que sentimos es egoísta, mentiroso, inseguro, inestable, amargo e irresponsable…
Nos dedicamos a planificar, cuando el amor no planifica, solo vive, se oxigena, sueña y edifica corazones. No le importa ser dolido, defraudado, traicionado por que, por que el amor es sufrido, pisado.
Aun así sigue amando tendiendo la mano y regalando sonrisa. El mundo es extraño, incompresible, envidioso… el mundo eres tú y yo; que nos permitimos que las muchas aguas ahoguen el amor verdadero luchemos por mejorar; cada risa que regales es una esperanza, cada caricia es un sueño, cada mirada es un perdón, cada abrazo es la seguridad de construir un mundo mejor… dijo la rosa:
-Oh, oh, oh, ¿Rey cómo hago?
– No importa cómo eres por fuera lo que importa es lo que eres desde adentro solo se tu; valora…somos dueño de nuestro destino elige el mejor como yo lo hice por mi…
La rosita de oro satisfecha y conforme mira al cielo y acepta su decisión… el rey la acaricia con ternura esa noche hubo algarabía, alegría y el palacio se convirtió en el símbolo más bello que pueda sentir… “el amor”… Y todos iban al palacio a mirar las rosas… desde entonces lo llamaban “el jardín de las rosas…”
el pajarito lihue
Enviado por dach2901
Ahí donde empieza a salir el sol estaba el pajarito llamado Lihue. Él era muy especial… de una especie de solo un color, el de la madera de las montañas de la tierra, Lihue era de color café.
El pajarito Lihue solía detener su vuelo para posarse a mirar a sus amigos pajaritos de diferentes razas… distintos colores, brillos en sus alas, también con un diferente y bello cantar cada uno de ellos. Él pensaba y se imaginaba como uno de ellos, no le gustaba ver todo su plumaje color café sin ningún detalle hermoso como el de ellos, los otros pajaritos.
Había una vez...
Enviado por rovixus_456
Érase una vez un molinero que tenía tres hijos. El hombre era muy pobre y casi no tenía bienes para dejarles en herencia. Al hijo mayor le legó su viejo molino, al mediano un asno y al pequeño, un gato.
El menor de los chicos se lamentaba ante sus hermanos por lo poco que le había correspondido.– Vosotros habéis tenido más suerte que yo. El molino muele trigo para hacer panes y tortas y el asno ayuda en las faenas del campo, pero ¿qué puedo hacer yo con un simple gato?
El gato escuchó las quejas de su nuevo amo y acercándose a él le dijo:
– No te equivoques conmigo. Creo que puedo serte más útil de lo que piensas y muy pronto te lo demostraré. Dame una bolsa, un abrigo elegante y unas botas de mi talla, que yo me encargo de todo.
El joven le regaló lo que le pedía porque al fin y al cabo no era mucho y el gato puso en marcha su plan. Como todo minino que se precie, era muy hábil cazando y no le costó mucho esfuerzo atrapar un par de conejos que metió en el saquito. El abrigo nuevo y las botas de terciopelo le proporcionaban un porte distinguido, así que muy seguro de sí mismo se dirigió al palacio real y consiguió ser recibido por el rey. FIN.
ENTRE LAS FLORES UN TAZÓN DE...
Enviado por ivanny
entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi copa, invito a la luna
y a mi sombra, y ahora somos tres.
Mas la luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, luna y sombra serán mi compañía.
La primavera es época propicia para el goce.
Canto y la luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se enreda.
Mientras me mantengo sobrio, somos alegres juntos,
cuando me embriago, cada uno marcha por su lado
jurando encontrarnos en el Río de Plata de los cielos.
las brujas
Enviado por ivanny
por BasilioBernon
«Era más de medianoche, caminaba de regreso a casa acompañado de mi madre, una lechuza nos sobrevoló soltando graznidos, mi madre se persignó y bajo la mirada —Es solo un animal— dije con tono escéptico —¡No la mires!— contestó ella sin levantar la cabeza —Está en el árbol— sin reparar lo que hablaba levante la mirada y la vi, la mujer enfundada en prendas blancas escondida entre las copas de los árboles, llevaba el cabello tan largo y negro que se mecía a merced del viento, comenzó a graznar y salió volando —¡Baja la cabeza!— ordenó mi madre —Tiene hambre.»
HUMO - KOVIZ
Enviado por koviz
Los santos dirán que soy un pecador por utilizar la iglesia como un hotel, y ni siquiera regresé para confesarme; mi pena estaba elevada al cubo, ni obligado entraré más en ese
lugar. Mis vecinos del evangelio y testigos de Jehová me llamarán Demonio, solo por ignorarlos cuando tocan mi puerta. ¿Será que nunca tienen oficios? Además, son varios,
deberían leer la palabra entre ellos, del mismo modo que conversar. Y ni hablar de mis amigos los santeros, no por ser más oscuro les voy a obedecer ¡Que les pasa! Las religiones
son un asco, un asco hermoso, tan hermoso porque siempre agradecen a Dios, pero ¿Quién es Dios? Es un hombre o una mujer que cada creyente lo disfraza a su manera. Y lo mejor,
es que es tan justo y verdadero, porque mas allá de una religión, él siempre estará para ti, y tu nunca casi siempre para él.
¡La culpa es de Gabriela! La conocí en un basurero. Se acerco
a mí con la mayor vergüenza, pidiéndome que le diera trabajo, porque no quería seguir comiendo de la basura. Le tendí la mano. Trabajaba tan duro, que se fue ganando mi
confianza. Año y medio más tarde, se compró un departamento. Me invitó, y fui a verla.
Me agradeció, y me dijo que todo eso lo había logrado gracias a mí; a la mano que le tendí. Entre copas las horas pasaron, y tan pronto me di cuenta que era la media noche. Observé la
ventana y podían robarme. No lleve el auto. Cargaba el mejor teléfono, el mejor reloj, la calle estaba semioscura. ¡Tenía miedo ser víctima del hampa! Me tocó quedarme en casa de
Gabriela. Y fue allí, donde me vio tan rico como el petróleo. Entre dormido entro en la cama que dormía. Y antes de reaccionar a golpearla, me besó. Me dijo que la acompañara a cumplir una promesa, pero era fuera de casa, y temía salir sola. La acompañé. Llegamos a la iglesia. Y después se dirigió a mi oído, y susurro “shhh”. Quitó mi camisa. Sus manos fueron
directamente a mi miembro. Le dije: “Te lo advierto, tengo un cinturón negro” Le empezó a dar un masaje, hasta lograr lo que quería. Y me dijo: “Nunca serás una mujer completa
hasta que un negro te la meta” Entendía lo que buscaba, pero jamás la detuve. Se arrodillo frente a mí y llevo mis manos a la parte trasera de su cráneo; insistía la tomara por el cabello. Continúo bajando mi short adjunto con mi ropa interior, logrando así desnudarme. Y todo sucedió como "Con
paciencia y con saliva se lo hizo el elefante a la hormiga" Me sentí raro estando desnudo frente a una imagen gigantesca de la virgen dentro de una iglesia. Y me dije: “Necesitas
salir a la calle en este mismo instante y encontrarte con una bala perdida”.
Le ayude quitándose la camisa y el resto de la ropa. Nuestros pechos se unieron, nuestras manos tocaron hasta lo no debido, y nuestros labios no dejaron de conocer ningún rincón del cuerpo, con ayuda de la lengua.
¡Hicimos el amor en una iglesia! Mis pensamientos me
iban a matar. La cité, dos días después en mi oficina personal. Y ante aquel reclamo confuso, solo me respondió con sexo oral. Ese del bueno, que tranquiliza tu estrés. Me había enredado amorosamente con ella. La odiaba, y amaba lo rico que me trataba en la cama. Era odio y amor, me torturaba. No estaba de acuerdo con esto, era pecado. Me hizo creer en el evangelio, con la razón de que allí me abriría a Dios, y sería perdonado.
¡Me hartaba tener que escuchar casi todos los días a los evangélicos y testigos de Jehová! Que me repetían lo mismo cada vez. Llegue a gritarles “Vayan a joder a los blancos que los negros ya fuimos esclavos”.
Desde allí “tenía el demonio dentro de mi” según ellos, y la biblia que no sabemos por quien fue escrita.
Me tocó huir de mi trabajo, de la ciudad, que entre tantos chismes me colocaban ante la sociedad como un chico gay que engañaba a las mujeres para tener sexo, para violarlas, pero jamás llegue a considerarme homosexual. Tome el libro de Dios y lo guardé. Más tarde conocí la moda de vestirme de blanco. Experimente la santería. Y lo único bonito que vi en ella, fue alejarme de semejante cosa. Gabriela me
catalogó como un hombre sin decisiones, hasta llego a decirme “Querido, que cuerpo tan lindo tienes… lástima de cerebro”. Se alejó y más nunca supe de ella. Sufrí. La necesité, para sexo y otras cosas más como el sexo.
Las religiones son como la sexualidad, si tú llama que
es la fe y el amor, no están encendidos, tu Humo se vendrá abajo y va a desaparecer.
Al final, Santa Claus tenía la idea correcta: visita a la gente una vez al año.
mortal inmortalidad
Enviado por yaloeste
dios sueña con ser hombre,
el hombre sueña con ser dios,
solo en el extasis de la pasion se encuentran,
y por un instante, se hacen uno
¡Como un plato de pabellón!
Enviado por koviz
La palabra más bonita sin amor, es odio. Anoche, como todas las noches, tirado en mi
cama, mirando hacia el techo me pregunto, ¿Cómo poder salir de este laberinto de dolor
profundo? de corazones ciegos y llenos de palabras de amor sin sonido. Color, aroma y sabor
¡Que molleja! Arroz Blanco, Carne Mechada, Caraotas Negras y Tajadas de Plátano Frito,
representativo de la dieta criolla urbana. Pero ¡hay hambre! Y se escuchó una ayuda
humanitaria. A diario hay más gente quejándose por la pobreza, cada desilusión, queja y
tristeza son como los granos de un KILO DE ARROZ. Ya es normal vivir en este paisaje, y
no sé hasta donde pueda ayudar mi efímero lamento. Ilustres de grandes recuerdos que
nefasta nuestro pensar, estamos más divididos que una rica CARNE MECHA’. ¿Y los
principios de hogar? ¿Dónde quedaron los ánimos de luchar por la paz? Estos gritos
retumbaron en oídos sordos. Por allí se lee que “se visualizan bolsos al salir” como la
ignorancia de supuestos ciegos cuando a las calles deciden partir. ¡Troncos de PLÁTANOS
verdes! y necesitamos son personas maduras; pero no como maduro. Los venezolanos
piensan y se expresan y nos llevan a un estado de nesciencia, una moda parecida a la de Mi
Gorda Bella. ¿Los ojitos? ¿El color rojito? Paso tras paso, grito tras grito, alteraron la paz de
los verdecitos. ¡Parecían un kilo de CARAOTAS, después de ser comido como los problemas
explotan! A plato pa' sabroso, caluroso y exigente, y la rebeldía de la gente por reclamar la
libertad de nuestro presente. Y pensar que a veces estamos salados, como un rico QUESO de
los llanos.
Rico plato, reflejado en el sentir actual del venezolano, en este mercado donde lo
apreciado ya no son los valores ni el humanismo de los que ayer te llamaban madre con
honores ¡Hemos llorado, porque no queremos ver nuestro país esquebrantado! .Comenzaré
por mí, luego iré por ti, y así sucesivamente comeremos pabellón. ¿Y los valores? ¡Los están
sirviendo! ¿Y la paz? ¡La están sirviendo! ¿Y el cumplimiento de tus deberes y derechos?
¡También los están sirviendo! ¡Que de pinga vendrá ese plato, llena de comida imaginaria!
... pues sé que al final se recordaran como nubes pasajeras.
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