Vuestros cuentos
Cortahilos en venta
Enviado por alheli
...Y no sabiendo como dárselo la hizo sentar sobre unos rollos descoloridos en franela, apoyados sobre una mesa. No sé decidía, miraba las letras del titulo grabadas doradas sobre la tapa, más aún dudaba. Y la beso, inclinando un poco su rostro, alzando un poco la mirada, le alcanzo el rostro y la beso. Acaso fue por el miedo de no saber que decir después que sus labios se detuvieron, metidos en un sentimiento confuso. Ella se aparto, cayendo sus cabellos hasta tocarlo, y de un salto descendió de esa montaña de telas. Con en libro en su mano y la otra sobre el yelmo de su alma, obscurecieron sus labios diciendo: No vengas.
Se quedo el atolondrado, mirando las sobras de su huida, Sin pensar hacerlo, habían sido sus ojos de un café muy dulce y sus pestañas rizadas alcanzaban casi aquellas mejillas apenas empolvadas. La había visto tan linda allí sentada y lo había confundido cuando con gracia monísima lo miro sin protesta, sin que la línea de sus cejas mostrase sorpresa. Y era tan profunda la llave hasta su sonrisa y tan obscura su mirada que todo sentimiento se ocultaba en ella.
Allá en una habitación de conchas rosas, el espejo danzaba por el aire para atrás y para adelante, asintiendo en constante inquietud a aquello que ella estaba pensando. Y ella viendolo se asusto, pues en ese momento pensaba en nada.
Oh mamma
Enviado por alheli
La casa abandonada. Pedazos de aluminio envueltos en aceite salado. El día no siempre es joven, a veces tampoco duerme. Si mi madre supiese más palabras acaso la habría entendido acaso su biblia alguna vez se hubiese convertido en la mía. Cree que estoy perdida. Cada uno suponiendo las lineas, se extiende la calle para poder caminar sobre ella. Y con todo si ambos saltamos, los cuadros vacíos en el crucigrama no dejan de estorbarnos. La primera en decirle.. Libros como tablas que se amontonan con líneas de dramas falseados. Yo también le habría dicho que no, no conozco su pasado y sigo pretendiendo el mío. Zapatos negros que no eran mentira. Era un juego, como cualquier cosa seria. Las letras dejan su blanco en mis manos y el teclado se cierra. Notas abriéndose cual puertas; dejo a mi soledad ser perseguida. La plaza dejo de ser real cuando le asigne un signo y su zodiaco vino luego a buscarlo. Un querer que tornase en tatuaje luego de que las hojas naranjas ya lo han enterrado. Los pequeños metales en que resguarde la memoria. Me ha vuelto a querer, me trata como pequeña y con las mismas palabras que antier, ¿Donde lo habrá comprado? Farmacias y solo conejos de dos tonos. El cariño en latitas de ciruela cocida. Cerezas rodeando el talle rosado.
Cuatro años
Enviado por alheli
Dos cadenas para cada luz. De la luz, su sombra. Son diferentes. Un oso, pequeño, con cuatro circulitos como huellas; se refugia abrazando el cono maderil. Farol de tela. Iglú que abriga dos luciérnagas. Hoy esperé por la tarde, y así como ayer de la tarde vino otra tarde. El nissan gris no estaba. Blancas y suaves azules las ligeras telas de cortina. Castaño ventilador sobre el fondo de lejano y abrigador verde.
El cachorro negro y blanco no salto hasta mí. Solo ladró, luego me miró, y luego calló. Me agrada, tenemos semejanza, viniendo a refugiarnos en la casa que no es nuestra. No puedo estar segura, por ello le sigo queriendo. Me pregunto quién habrá dividido el día y las horas. Cuando me levanto, el aliento cálido de mi colcha verde, me recuerda quien fui ayer. Y entonces me parece que cada noche es un siesta, un relevo de la luz. Y no otro día.
Cadenas en la plaza
Enviado por alheli
Las nubes se desdoblaban como cartas, formando distintas barajas entre las alturas del cielo. Puede que la oración tuviese más palabras pero "déjame" estaba entre ellas. Su cuello sobre la almohadilla, se sintió triste por su dolor, recordó las pequeñas gotas que el atardecer le había ocultado cuando no había llegado. Estaba en su pena y no pudo hablar. Un cumplido que se rasgo con la nota de cuerdas por la estática rojiza. Moneda de centavo que resonó en el fondo maderil de la pequeña inolvidable. No la abrazaba por temor a molestarla, y temiendo caer destrozada sobre él, ella tampoco se acerco.
Amistades que apretaban distancias, las piedras se unían formando un solo escalón. Más para la jovencita hubiese deseado estar atada a él, pues aún así estaría lejos. En el reloj falso de las noches, cada lámpara impera en su compás. Luz de corazones de gises sobre el verde y el gris.
Ayer
Enviado por alheli
Estaba mi hermana contandome un historia...de pronto en el momento más desgarrador en que se separan los amantes ella se detuvo. Yo le urgía entonces preguntando
-¿Y que sucedió?
-Su madre se lo llevo y ella no pudiendo arrancarselo del alma, fue y se arrojo a las vías del tren encontrando su muerte. El mismo tren que se llevo por quien se ahogaba su corazón, llevo con ella...¿No es hermoso?Yo quisiera tener una muerte así, pero soy muy desafortunada, morir en las vías de nuestra estación de metro tan mugre y de anaranjado chillón...no saldría poesía de esa muerte ni aún a medianoche y sin embargo sí que sería triste.
...Mi hermana...rezo todas las noches por que no se enamore.
Pensamiento
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Callaré, esperaré, oraré. Me haces falta.
Así pensaba, con la soledad agobiandola tanto. Que se le hacia, pasada la hora, que no podría ya amar. Cartas parecidas, cartas iguales. Un juego de pares ventado al ocio. Revueltas; con sus colores crema, apiñonadas las letras en la obscuridad, se rompían los sellos y parecía madejas revueltas. Rosas falsas ahogandose en alcohol perfumado. Ella miraba las pelusas en lo alto de su ventana... Pero enamorarse no tenía sentido, además, no se le antojaba un divorcio.
Momento
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Se quedaron mirando un momento, removiendo él en sus manos. La cabellera, de aquella cabecita triste. Que, con el rostro siempre inclinadyo, las manos juntas al corazón. Daba la impresión de siempre estar al comienzo de un llorar.
En dos otoños la habría olvidado, y ella todavía le retenía y de sus manos todavía de niña. La bolsita de sus sentimientos escapaba envolviendolos olorosa. Llegaba a conmoverlo, a un punto lo hacia aorillar, que se quedaba esperándola y su ida le parecía mentira, al sonido crujiente del cartón impreso.
Tembló en sus pestañas de cáliz somnoliento y alzando levemente su barbilla, fue como si brillase ella toda. Parecía el bostezo de un angel en felicidad.
Diría la mentira correcta con tal de obtener.
Paseo
Enviado por alheli
Era linda, era como un juego sin final y bellos gráficos, y coqueteaba en semejanza al sol acariciando vidrios y ciudades. Tenía la costumbre de dejar trocitos de corazón a cada esquina, como si se tratase de pétalos de rosa, migajas que entorpecen el andar. Iba, con su blonda melena en los juegos del viento, apuntando según el tiempo. A todas las horas de un reloj.
Balanceabase, un amor pasaba y otro. Y adelante más andamios. Se abrió el archivo, ruborizandola. Lo había sentido al percibir sus labios de suave púrpura apagado.
Una tarde
Enviado por alheli
Una vez sintiendose aburrida se le ocurrió que se sentía sin gliter y vacía. Y así sin un gesto, estrello contra el suelo la vajilla de vidrio, cayo pues de sus manos y en ese suelo de brillantes falsos, rodeo su cuerpo de pedacitos de brizna transparente como brisa de un reloj. Y se dejo caer. Dejando que se le metieran estrellas entre los cabellos, estos copos brillantes y abandonándose a su filo metálico. Se sintió mejor.
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