Cuentos
Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores cuentos de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!
Si quieres buscar el contenido clasificado por autor, visita nuestra sección de Autores
EL BARQUERO INCULTO
Se trataba de un joven erudito, arrogante y engreído. Para cruzar un caudaloso río de una a otra orilla tomó una barca. Silente y sumiso, el barquero comenzó a remar con diligencia. De repente, una bandada de aves surcó el cielo y el joven preguntó al barquero:
-Buen hombre, ¿has estudiado la vida de las aves?
-No, señor -repuso el barquero.
-Entonces, amigo, has perdido la cuarta parte de tu vida.
Pasados unos minutos, la barca se deslizó junto a unas exóticas plantas que flotaban en las aguas del río. El joven preguntó al barquero:
-Dime, barquero, ¿has estudiado botánica?
-No, señor, no sé nada de plantas.
-Pues debo decirte que has perdido la mitad de tu vida -comentó el petulante joven.
El barquero seguía remando pacientemente. El sol del mediodía se reflejaba luminosamente sobre las aguas del río. Entonces el joven preguntó:
-Sin duda, barquero, llevas muchos años deslizándote por las aguas.
¿Sabes, por cierto, algo de la naturaleza del agua?
-No, señor, nada sé al respecto.
No sé nada de estas aguas ni de otras.
-¡Oh, amigo! -exclamó el joven-.
De verdad que has perdido las tres cuartas partes de tu vida.
Súbitamente, la barca comenzó a hacer agua. No había forma de achicar tanta agua y la barca comenzó a hundirse. El barquero preguntó al joven:
-Señor, ¿sabes nadar?
-No -repuso el joven.
-Pues me temo, señor, que has perdido toda tu vida.
Reflexión: No es a través del intelecto como se alcanza el Ser: el pensamiento no puede comprender al pensador y el conocimiento erudito no tiene nada que ver con la Sabiduría.
cuento
: Cuento tradicional de la IndiaLA RANA Y EL ESCORPIÓN
En las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa. Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del rio.
Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.
También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: "Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda".
La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si estoy cerca de tí, me inyectarás un veneno letal y moriré!"
El escorpión le replicó: "No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado."
La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.
Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.
Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...
Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:
"¡Lo sabía!. Pero... ¿Por qué lo has hecho?"
El escorpión respondió: "No puedo evitarlo. Es mi naturaleza".
Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.
cuento
: Cuento tradicional africanoLA PALOMA Y LA HORMIGA
Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse. Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vio la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.
Moraleja: Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos.
cuento
: EsopoLOS PERROS
Un perro que llevaba toda la vida junto a su amo se encontró con un perro abandonado.
- Oye, - dijo el primero -, debes sentirte muy solo y temeroso, ¿quieres ser mi amigo?
En estas, que el perro abandonado huyó corriendo.
Moraleja: No debemos juzgar a los demás según nuestro punto de vista, hay que intentar ponerse en la situación del otro para entender su comportamiento.
cuento
: Dani AlcalàEL PASTOR Y EL LOBO
Érase una vez un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando sus ovejas y, como muchas veces se aburría mientras las veía pastar, pensaba cosas que hacer para divertirse.
Un día, decidió que sería buena idea divertirse a costa de la gente del pueblo que había por allí cerca. Se acercó y empezó a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!
La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano y corriendo fueron a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor. Y se enfadaron.
Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que pensó en repetirla. Y cuando vió a la gente suficientemente lejos, volvió a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!
Las gentes del pueblo, en volverlo a oír, empezó a correr otra vez pensando que esta vez si que se había presentado el lobo, y realmente les estaba pidiendo ayuda. Pero al llegar donde estaba el pastor, se lo encontraron por los suelos, riendo de ver como los aldeanos habían vuelto a auxiliarlo. Esta vez los aldeanos se enfadaron aún más, y se marcharon terriblemente enojados.
A la mañana siguiente, el pastor volvió a pastar con sus ovejas en el mismo campo. Aún reía cuando recordaba correr a los aldeanos. Pero no contó que, ese mismo día, sí vio acercarse el lobo. El miedo le invadió el cuerpo y, al ver que se acercaba cada vez más, empezó a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo! Se va a comer todas mis ovejas! Auxilio!
Pero esta vez los aldeanos, habiendo aprendido la lección el día anterior, hicieron oídos sordos.
El pastorcillo vió como el lobo se abalanzaba sobre sus ovejas, y chilló cada vez más desesperado:
- Socorro! El lobo! El lobo! - pero los aldeanos continuaron sin hacer caso.
Es así, como el pastorcillo vió como el lobo se comía unas cuantas ovejas y se llevaba otras para la cena, sin poder hacer nada. Y se arrepintió en lo más profundo de la broma que hizo el día anterior.
cuento
: Cuento tradicional españolESPIRAL
Regresé a casa en la madrugada, cayéndome de sueño. Al entrar, todo obscuro. Para no despertar a nadie avancé de puntillas y llegué a la escalera de caracol que conducía a mi cuarto. Apenas puse el pie en el primer escalón dudé de si ésa era mi casa o una casa idéntica a la mía. Y mientras subía temí que otro muchacho, igual a mí, estuviera durmiendo en mi cuarto y acaso soñándome en el acto mismo de subir por la escalera de caracol. Di la última vuelta, abrí la puerta y allí estaba él, o yo, todo iluminado de Luna, sentado en la cama, con los ojos bien abiertos. Nos quedamos un instante mirándonos de hito en hito. Nos sonreímos. Sentí que la sonrisa de él era la que también me pesaba en la boca: como en un espejo, uno de los dos era falaz. «¿Quién sueña con quién?», exclamó uno de nosotros, o quizá ambos simultáneamente. En ese momento oímos ruidos de pasos en la escalera de caracol: de un salto nos metimos uno en otro y así fundidos nos pusimos a soñar al que venía subiendo, que era yo otra vez.
cuento
: Enrique Anderson ImbertEL FLAMENCO Y EL PATO
Un flamenco se posó en un estanque para descansar. Un pato, que lo vio venir, lo saludó:
- Hola amigo, ¿de dónde vienes?
- De los lagos que hay más allá de donde las montañas se juntan con las nieves - contestó el flamenco -; al otro lado del océano.
- Vaya - dijo el pato -. Si que has visto mundo.
El flamenco, viendo que tenía un espectador agradecido, se puso cómodo, y apoyándose sobre una pata, siguió:
- Pues sí, me extraña que no lo conozcas, pues allí también está lleno de patos.
- ¿De veras? ¿Y qué hacen allí los patos?
- Preguntar de dónde vengo.
El pato, viendo que ya estaba todo dicho, siguió nadando en busca de aguas más tranquilas.
Moraleja: No confundas la amabilidad con el halago.
cuento
: Dani AlcalàEL DIAMANTE EN LA OSCURIDAD
En una noche sombría,
En una joya orgulloso
Estaba un diamante hermoso;
Pero nadie le veía.
¡Triste hermosura a fé mía!
¡Infundada vanidad!
—Niños, os digo en verdad,
Que en esta mansión impura,
Es sin virtud la hermosura,
Diamante en la oscuridad.
cuento
: José Rosas MorenoLA ZORRA Y LA LIEBRE
Dijo un día una liebre a una zorra:
- ¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y por qué te llaman la "ganadora"?
- Si quieres saberlo - contestó la zorra -, te invito a cenar conmigo.
Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:
- ¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus engaños!
Moraleja: Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la lección.
cuento
: EsopoJUHA EL VETERINARIO
Resulta que una vez un señor vivía en el campo lejos de la civilización con su esposa e hijos. Éstos tenían una vaca que les brindaba mucha leche, pero la apreciada vaca sólo comía hierba verde. Y resulta que llegó una sequía que afectó a toda la vegetación y eso alteró la alimentación de la querida vaca. Sólo quedaba hierba seca.
Como la vaca empezó a flaquearse y debilitarse, el dueño se vio obligado a buscar una solución.
Empezó a preguntar a la gente. Le hablaron de un excelente veterinario que se llamaba Juha. Entonces el señor se fue con la única esperanza en busca de Juha y cuando lo encontró le comentó todo. El veterinario Juha dio la mejor solución y más fácil al dueño de la vaca. Le dio unas gafas verdes y se las puso a su vaca y como la misma veía toda la hierba seca de color verde, empezó a alimentarse y lo más importante, mejoró su estado de salud, dio mucha leche y la familia campesina fue muy feliz.
cuento
: Cuento tradicional saharahuiDesde el 41 hasta el 50 de un total de 50 Cuentos