40 Cuentos cortos 

Los cuentos han sido desde siempre un género muy popular, nada menor, y no es extraño encontrar a grandes novelistas o ensayistas de ayer y de hoy habiendo escrito este tipo de relatos cortos. Las ventajas son evidentes: la construcción de los personajes y de las tramas es mucho menos elaborada, por lo que el esfuerzo es menos. Pero a cambio, uno puede plasmar una idea de forma bastante rápida, sin demasiados aspavientos, y el efecto de la misma acostumbra a ser mayor, pues al lector no le da tiempo de asimilar la historia cuando ya le llega el final, con el que a veces se puede dar un golpe que impacte mucho más que una novela.

El cuento tiene además una tradición oral muy importante, y se pueden encontrar textos que difícilmente se atribuyen a una sola persona; sino más bien a un pueblo entero. A veces esos cuentos se transformaban en música a través de una canción.

Desde nuestra web os queremos ofrecer algunos de esos cuentos que te provocan, ya sea una sonrisa o una mueca de sorpresa, pero algo, que te haga pensar o que te transporte a otro tiempo o momento. También puedes encontrar en el menú cuentos de otro tipo, más o menos cortos también, pero clasificados por categorías, así como fábulas.

¡Que no se te olvide puntuarlos y comentarlos!

UNA INSENSATA BÚSQUEDA

Una mujer estaba buscando afanosamente algo alrededor de un farol. Entonces un transeúnte pasó junto a ella y se detuvo a contemplarla. No pudo por menos que preguntar:
-Buena mujer, ¿qué se te ha perdido?, ¿qué buscas?
Sin poder dejar de gemir, la mujer, con la voz entrecortada por los sollozos, pudo responder a duras penas:
-Busco una aguja que he perdido en mi casa, pero como allí no hay luz, he venido a buscarla junto a este farol.

Moraleja: No quieras encontrar fuera de ti mismo lo que sólo dentro de ti puede ser hallado.

Autor del

cuento

: Cuento tradicional de la India

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EL GUERRERO DE LA LUZ

Un guerrero de la luz comparte con los otros lo que sabe del camino. Quien ayuda, siempre es ayudado, y tiene que enseñar lo que aprendió.

Por eso, él se sienta alrededor de la hoguera y cuenta cómo le fue en su día de lucha.

Un amigo le susurra: ¿Por qué revelas tan abiertamente tu estrategia? ¿No ves que actuando así corres el riesgo de tener que compartir tus conquistas con los otros?

El guerrero se limita a sonreír, sin responder.

Sabe que si llegara al final de la jornada a un paraíso vacío, su lucha no habría valido la pena.

Autor del

cuento

: Paulo Coelho

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EL SEÑOR BROWN

El señor Brown, con su traje y su corbata, con billetes clase business y con su periódico salmón, viaja en avión todos los días del año, excepto en Navidad. El señor Brown está siempre en el aire - como a él le gusta decir -, y presume de haber hecho tantos kilómetros como para haber ido a la Luna, y estar a punto de volver. El señor Brown nunca se ha preguntado porqué los aviones vuelan. Mientras, al señor Brown, le quedan solo un par de trayectos a Nueva York para volver a empezar su segundo viaje hacia la Luna. Una Luna por cierto, que el señor Brown ha visto, más nunca ha mirado.

Autor del

cuento

: Koldo Fierro

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EL BURRO Y LA FLAUTA

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.

Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.

Autor del

cuento

: Augusto Monterroso

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EL ESCLAVO ALTIVO

Un grupo de esclavos del siglo XVI se encontraba atrapado en un mercado. De entre ellos surgía una voz que decía:
- Yo soy más fuerte que cualquiera de vosotros, más bello, nunca me equivoco y soy mucho más listo. Me río de lo mediocres que llegáis a ser.
En estas que un mercader lo oyó, y pensando que cosecharía bien el algodón, lo compró por un par de monedas.

Moraleja: El fanfarrón siempre acaba escarmentado.

Autor del

cuento

: Dani Alcalà

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EL DESENCANTO

Se trataba de un hombre que nunca había tenido ocasión de ver el mar.
Vivía en un pueblo del interior de la India. Una idea se había instalado con fijeza en su mente: “No podía morir sin ver el mar”. Para ahorrar algún dinero y poder viajar hasta la costa, tomó otro trabajo además del suyo habitual. Ahorraba todo aquello que podía y suspiraba porque llegase el día de poder estar ante el mar.

Fueron años difíciles. Por fin, ahorró lo suficiente para hacer el viaje. Tomó un tren que le llevó hasta las cercanías del mar. Se sentía entusiasmado y gozoso. Llegó hasta la playa y observó el maravilloso espectáculo. ¡Qué olas tan mansas! ¡Qué espuma tan hermosa! ¡Qué agua tan bella! Se acercó hasta el agua, cogió una poca con la mano y se la llevó a los labios para degustarla. Entonces, muy desencantado y abatido, pensó: “!Qué pena que pueda saber tan mal con lo hermosa que es!”

Reflexión: Por ignorancia, cuando tus expectativas no son satisfechas, te desencantas.

Autor del

cuento

: Cuento tradicional de la India

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Palabras

Enviado por gabl  

Cuando mi voz se apague, con ella se irán las palabras que no quieres escuchar. Las palabras punzantes, de reclamo. Las que hablan de amor, de ternura, las palabras que se pronuncian muy quedamente para no romper el silencio cuando se reflexiona en busca del significado de las mismas.
Con ellas se irá el alma y quedará el eco retumbando entre paredes frías, sin vida, sin ondas sonoras que rebotar que regresen a tu sistema auditivo.
Serán las últimas palabras que perturbarán tu sentido del oído y cesarán las quejas y lamentos lastimosos que mortifican tu paz interior.

gbl
27/11/2017
Derechos Reservados de Autor

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Cuento

Enviado por alheli  

El hombre quería vivir la vida
y lo quería tanto y tan fuerte
que lanzo su voz para quejarse
de la única manera en que sabía quejarse: olvidando
Y olvidó...
...Su hogar, su mujer

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El paisaje

Enviado por toyo  

El sol aparecía entre las montañas,
Montañas llenas de verdor y olor de frutas frescas
Frutas de colores y sabores
Así eran en aquel lugar las mañanas

Verdor de árboles y olor de flores frescas
Flores de diferentes colores y aromas
Olor de rosas, amapolas y cayenas
Es un lugar lleno de amores

El Agua bajaba desde lo alto.
Cristalina, transparente y fría
refrescante y dulce, hojas secas y flores transportaba
Era entonces así de noche y de día.

Los cantos de los pájaros se confundían
con sus hermosas plumas de colores
Parecieran que contaran sus amores
permanecían siempre en alegría.

En ese mismo lugar yo la hice mía
Era parte de ese paisaje de ensueño
Se bañaba en las aguas sin vestido
Mientras la adoraba yo a la amada mía

Mucho tiempo estuvimos juntos
Muchos besos le di en aquel lugar
Mucho dejé de mí en esos parajes
Dormí muchas veces en sus senos juntos

Un día de los muchos en que me esperaba
Llegué temprano pues no aguantaba las ganas
Desde lejos logré divisar una pareja unida
Al acercarme la Vi: era ella recostada.

Miraba ella el cielo,
Mientras su amante
Con su cuerpo se deleitaba
El gruñía como animal salvaje
Mientras sus manos recorrían toda su cara.

Ha pasado ya mucho tiempo
El destino me regresa como broma macabra
A estos parajes con el mismo sol ese brillante
Con las inmensas montañas sin vida y sin esperanza

el agua que otrora era cristalina
Realmente es un riachuelo
Que transporta animales descompuestos:
Sus corrientes.

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El maya

Enviado por zann  


—Alcanzaré esas luces incontables de la noche —dijo Aya’wab P’éel Ichil— mientras miraba más allá del espeso bosque.

Así que le pidió a su padre que lo alzara en brazos lo más alto posible y, por más que arañaba el aire, no pudo alcanzarlas.

Creció hasta convertirse en el mejor de los guerreros. En esos días, subió al árbol más alto que estaba en la cumbre de la montaña más alta, extendió su brazo todo lo que pudo para hacerse con ellas, pero de todas formas no consiguió alcanzarlas.

Fue entonces, ya siendo emperador, cuando construyó en aquella cumbre la más alta de las pirámides y, después de subir hasta la cima, saltó con todas sus fuerzas; lo hizo una y otra vez, pero tampoco logró alcanzarlas.

Se quedó allí en silencio contemplando aquello.

—¡Ah, si tuviera más tiempo! —dijo— y bajó a la gran ciudad que había edificado.


—Zánn Andrés




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