45 Cuentos de animales
Caperucita Roja y Las Aves
Enviado por miigueloso02
Hubo una vez en el mundo, un invierno crudo y feroz, que hacía temblar de frío todas las criaturas del bosque, en especial los pájaros pequeños. La nieve cubría la tierra, y llenaba de fría escarcha las ramas de los árboles. De esta manera, era imposible para las avecillas buscar comida con que alimentar a sus crías.
La hermosa y buena Caperucita, sintió compasión de los pajaritos y comenzó a llenar su ventana con granos de arroz. En pocos segundos, la ventana se llenó de estas criaturas, que además, buscaban el calor de la casa. Entonces, Caperucita dejó pasar a todas las aves del bosque, quienes se refugiaron a los pies de la chimenea.
Con el tiempo, los alimentos comenzaron a escasear también para los hombres, y la aldea vecina decidió atacar el poblado donde vivía Caperucita con el fin de arrebatarle todas sus provisiones. “Nos superan en número. Debemos pedir ayuda al Rey” gritó uno de los habitantes, pero otro dijo “Es imposible. Los caminos están cubiertos por la nieve”.
Entonces, la joven Caperucita pidió a la paloma que enviara un mensaje al rey, y la blanca ave pareció entender, pues salió a toda velocidad por la ventana. Con el paso de los días, Caperucita no recibía noticias de la paloma y para colmo de males, los enemigos habían entrado en el pueblo con la intención de saquear cada una de las casas.
Fue en ese preciso instante, cuando asomó la esperanza, y aparecieron milagrosamente los guardias del Rey, propinando una severa golpiza a los malhechores, quienes huyeron a toda prisa del lugar. La paloma mensajera llegaba detrás, volando con sus últimas fuerzas hasta caer en las manitas tiernas de Caperucita.
El lobo y la cigüeña
Enviado por luzia
El lobo y la cigüeña
Un lobo devoró su caza tan rápido, con tanto apetito, que terminó con un
hueso atorado en la garganta.
Lleno de dolor, el lobo comenzó a correr de un lado a otro, aullando, y le ofreció
Una buena recompensa para cualquiera que se haya sacado el hueso de la garganta. Con piedad del lobo y con
dispuesta a ganar el dinero, una cigüeña decidió enfrentar el peligro.
Después de quitar el hueso, quería saber dónde estaba la recompensa que el lobo había prometido.
- ¿Recompensa? Gritó el lobo. - ¡Qué cigüeña! Que recompensa, que
¡cualquier cosa! Metiste tu cabeza en mi boca y en lugar de arrancarte la cabeza con un
Te dejo sacarlo sin un rasguño. No piensas
eres muy afortunado, animal insolente! Sal y ten cuidado de nunca acercarte a
mis garras!
Moraleja: no esperes gratitud cuando muestres caridad a un enemigo.El lobo y la cigüeña
Un lobo devoró su caza tan rápido, con tanto apetito, que terminó con un
hueso atorado en la garganta.
Lleno de dolor, el lobo comenzó a correr de un lado a otro, aullando, y le ofreció
Una buena recompensa para cualquiera que se haya sacado el hueso de la garganta. Con piedad del lobo y con
dispuesta a ganar el dinero, una cigüeña decidió enfrentar el peligro.
Después de quitar el hueso, quería saber dónde estaba la recompensa que el lobo había prometido.
- ¿Recompensa? Gritó el lobo. - ¡Qué cigüeña! Que recompensa, que
¡cualquier cosa! Metiste tu cabeza en mi boca y en lugar de arrancarte la cabeza con un
Te dejo sacarlo sin un rasguño. No piensas
eres muy afortunado, animal insolente! Sal y ten cuidado de nunca acercarte a
mis garras!
Moraleja: no esperes gratitud cuando muestres caridad a un enemigo.
LA ZORRA Y EL MONO DISCUTEN SOBRE SU NOBLEZA
Viajaban juntos por esta tierra una zorra y un mono, comentando a la vez cada uno sobre su nobleza.
Mientras cada cual detallaba ampliamente sus títulos, llegaron a cierto lugar. Volvió el mono su mirada hacia un cementerio y rompió a llorar.
Preguntó la zorra que le ocurría, y el mono, mostrándoles unas tumbas
le dijo:
- ¡ Oh, cómo no voy a llorar cuando veo las lápidas funerarias de esos grandes héroes, mis antepasados!
- ¡Puedes mentir cuanto quieras - contestó la zorra -; pues ninguno de ellos se levantará para contradecirte!
Moraleja: Sé siempre honesto en tu vida. Nunca sabrás si el vecino que te escucha sabe la verdad y corroborará o desmentirá tus palabras.
cuento
: EsopoEL LEÓN, LA ZORRA Y EL ASNO
El león, la zorra y el siempre ingenuo asno se asociaron para ir de caza.
Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró. Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.
La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.
Al ver aquello, le preguntó el león que quien le había enseñado a repartir tan bien.
- ¡Pues el asno, señor, el asno!
Moraleja: Siempre es bueno no despreciar el error ajeno y más bien aprender de él.
cuento
: EsopoLa hormiga y el gusano
Enviado por zann
La hormiga y el gusano
Cierto día, una hormiga exploradora se encontraba buscando alimento para la colonia cuando escuchó una voz grave y ronca que la llamaba desde lo alto de unas anchas hojas.
—¡Oye tú, pequeña! ¿Por qué trabajas tan duro todo el día? —preguntó un gordo y curioso gusano que llevaba un tiempo viendo cómo la hormiga se afanaba en sus labores.
—Estoy en búsqueda de alimento para la colonia —respondió la hormiga con orgullo.
—¿Entonces eres de esos tontos que recogen alimentos para otros? ¿Y qué pasaría si te hieren en tu búsqueda, o si mueres? ¿Realmente importaría para tu colonia? ¿Acaso alguien vendría a buscarte? —cuestionó con desdén el trabajo de la hormiga.
—¿Por qué tendría que buscarme a mí misma? —preguntó la hormiga, confundida.
—¡Así que reconoces que no eres importante! —replicó burlonamente el gusano y añadió—; yo prefiero vivir solo, sin que nadie me dé órdenes. Elijo mi propio destino, decido qué comer y dónde vivir. No recojo alimento para nadie y no necesito a nadie.
Entonces, dos hormigas más saltaron desde su espalda y arremetieron contra el gusano. Apenas podía moverse cuando cayó, y pudo oír cómo las tres hormigas decían a una voz:
—Zánn Andrés
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