Vuestros cuentos
"Ojalá fuera maestro"
Enviado por scorpium
"Ojalá fuera maestro"
Está aburrido de ser profesor. ¡Ojalá fuera maestro! Todos los días es la misma rutina. Llega a una institución burlada por un gobierno de turno. Recuerda con tristeza y dolor, la imagen y posicionamiento histórico, emblemático y glorioso que, la vestía con sus múltiples triunfos; tenía todo, no le faltaba nada, ahora en cambio, estaba abandonada a la suerte de un presupuesto que cada vez agonizaba, mientras el agua gemía, los servicios dormían en compañía de virus y epidemias, ahora nos faltaba todo. Los estudiantes llegan vestidos como ellos quieren y piensan, convirtiendo sus uniformes en minifaldas para que el viento no se olvide de ellas. La pintura cansada y harta de su maquillaje empieza a desnudarse, mientras un fétido olor empieza a cubrirnos. Los pasillos se inundan con los grupos de estudiantes que esperan afuera del salón, odian estar presos en las aulas…
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Autor: Andrés Rivadeneira Toledo/Scorpium
Ecuador “En la mitad y para todo el mundo”
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GUAGÜI XXX RELATO LIBRE DE...
Enviado por beache
GUAGÜI
XXX
Relato libre de una historia verídica
Don Manuel escuchó con mucha atención cuando le contaron que uno de los hijos de su vecino se había cambiado de colegio y que ese cambio había sido totalmente exitoso.
Y aunque esta nueva escuela les quedaba a sus hijos a casi 8 kilómetros de distancia, terminó enviándolos allá.
Le compró a cada uno una bicicleta y a estudiar sea dicho. Y los otros vecinos que pasaban frente a su casa igual hicieron lo mismo, formándose un buen grupo que viajaba diariamente y se cuidaban unos a otros.
Pero en el transcurso del año, varios sucesos fueron minando su entusiasmo: Que un neumático está pinchado, que éste me sacó la bicicleta sin permiso, que la lluvia, que el barro, la escarcha o la inclinada subida del Caracol.
Así que cuando escuchó que, en la ciudad de Radal, una de las escuelas abriría un Hogar para niños campesinos, no tuvo ninguna duda que era allá donde debían ir. La distancia era similar, pero tenía varias ventajas, como, por ejemplo, el trayecto era mucho más amigable, su barrio desde niño chico. Incluso sus mismos padres vivían hacia allá. Y ahora que el Benjamín, su hijo más pequeño debía ingresar al primero básico, qué mejor que evitarle andar para arriba y para abajo, arriesgando algún accidente o alguna enfermedad.
Los fue a matricular y los niños comenzaron en el tiempo debido, su nuevo año escolar: Los lunes en la mañana cruzaban el Río Allipén por la pasarela peatonal, dejaban encargadas sus bicicletas donde un amigo, estaban internos toda la semana y, los viernes por la tarde regresaban a su casa. Todo marchaba bien.
Y otros niños se sumaron a los viajeros hasta formar un grupo de siete en total. Los aprendizajes iban bien y las calificaciones también. Los niños respondían adecuadamente a los esfuerzos que sus padres hacían.
Pero no todo puede ser perfecto por todo el tiempo. Llegó la lluvia y se llevó la pasarela.
Todo se arregló, sin embargo. Un vecino proporcionó un bote y los niños remaban ellos mismos. Ahora era obligatorio cruzar todos juntos. Los que llegaban primero esperaban hasta que todos llegaran y se daban ruidosas señales mediante gritos para indicar la ubicación de cada cual.
Y así se solucionó la falta de pasarela. Las bicicletas ahora quedaban encargadas al sur del río y allí, cada uno pasaba a retirar la suya. Los tres hermanitos San Juan, los tres hijos de don Manuel y el Dago, que era el más grande de todos, que siempre tenía una broma que hacer o una taya que contar para hacerlos reír a todos. Claro que había veces que se le pasaba la mano y tocaba soportarlo no más. Desde el río al colegio habría unos ochocientos metros, pero el trayecto se hacía supercorto.
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Es mañana de lunes y los hijos de Don Manuel se preparan para viajar: El Benja, parece que está con pocos deseos porque hace rato que insiste en lo mismo:
-¿Y la Nana no va a ir?-
-Tu hermana está enferma. Ira a clases cuando mejore.
Y se fueron solos el Guagüi y su hermano pequeño.
Todos los demás llegaron puntuales, vivían bastante más cerca del río. Subieron y cruzaron. Ya del otro lado, aseguraron el bote convenientemente, atándolo a un árbol de la orilla. Los remos, adentro del bote, si alguien quería ocuparlo, podía hacerlo sin problemas, con la única condición que debía devolverlo al lugar donde estaba. Alguien había dicho “El que va, vuelve”.
Pero, el martes comenzó la lluvia, el miércoles fue un aguacero y el jueves también. El viernes amaneció con algunas nubadas, pero habían pasado cuando, cumplidas las clases, era hora que todos los estudiantes volvieran a su hogar.
Y los seis niños juntos volvieron a recorrer el camino acostumbrado, bromeando y riendo. Sintiéndose feliz. Felices con la perspectiva de volver a sus casas.
Pero al llegar al río, se encontraron que se había llenado hasta arriba. No sería necesario arrastrar el bote sobre las piedras como otras veces lo hacían, estaba flotando sobre el agua y listo para subir en él. Nadie hizo algún comentario respecto de tener miedo o que podía ser peligroso. Y la otra opción era dar la vuelta al puente sobre la Ruta a Villarrica y eso significaba por lo mínimo unos cuarenta kilómetros más. Y no se había acordado que alguien los viniese a encontrar. Además, estaba la cuestión de las bicicletas, que quedarían demasiado lejos, si daban esa vuelta tan larga.
Y subieron:
El Guagüi a los remos, Dago al final y los demás sentados de a dos en la parte delantera. El agua corría rápida, se podían ver algunos objetos que bajaban veloz: Ramas pequeñas, manchas de espumas y algunas líneas que suelen formarse comúnmente.
Guagüi remaba vigorosamente. El bote se desplazaba hacia el sur, pero también lo hacía río abajo, mucho más que en otras ocasiones. Ya en la mitad de su curso, al Dago se le ocurre hacer una broma para asustar a los más pequeños. O talvez, la traía pensada de antemano:
Puso cada una de sus manos sobre las barandas del bote y comenzó a hacer fuerza alternada con cada uno de sus brazos, haciendo que el bote se balanceara al ritmo de sus movimientos. Cuando alguien gritó y lo miró asustado, en lugar de detenerse, aplicó mayor fuerza.
Pero algo falló.
Quizá empujó demasiado fuerte y hacia el lado equivocado o vino una ola o todos los niños se cargaron para un solo lado.
El bote volcó y todos los niños cayeron al agua.
Benjamín se ahogó en seguida, no sabía nadar. Cero posibilidad de poder salvarse.
El más pequeño de los niños San Juan, buscando salvarse, se abrazó a uno de sus hermanos, al que tenía más cerca. Fue un abrazo mortal. El chico murió porque no sabía nadar. Y su hermano porque el chico lo abrazó. No pudo con el peso de otro cuerpo colgado de él.
Dago barajó sus posibilidades con calma. Entendió que no debía lucharle a la corriente. Mientras no se cansara, podía salvarse. Se dejó llevar por la corriente, mientras se iba orillando de a poco. Salió más de cuatrocientos metros más abajo. Pero salvó su vida.
Guigüi y José, el mayor de los hermanos hicieron causa común, se mantuvieron juntos y fueron poco a poco acercándose a la orilla.
-¿Estás cansado?-
-Un poco. Y tú-.
-Yo, sí. Bastante-.
-¿Y no sabes bracear?-.
-Solo se nadar a lo perrito, no más-.
-¡Mira!- Dijo Guagüi. –Acabo de golpear una mata. Esta debe ser la orilla del río cuando no está de avenida.
-Ánimo, amigo, ya queda poco-.
Y en la nueva ribera del río había una especie de canal por donde las aguas bajaban con más fuerza. Guagüi llegó primero y, alzándose lo más que podía, pudo aferrarse una rama de aromo que sobresalía a menos de un metro sobre el agua. José, que venía unos metros más abajo, también hizo lo mismo. Su rama, más corta y más delgada, se estiro primero y luego se quebró desprendiéndose de su árbol. Y el niño se fue río abajo, sujeto a su rama. Ni un grito, ni un manotazo, ni un solo intento más. Como si ese gancho quebrado lo hubiera derrotado y decidió entregar su vida. Pudo verse un momento como se iba hundiendo de a poco. Después de eso, sólo la rama. Una rama que fue a la deriva río abajo. Y pudo seguirse viendo todavía. Hasta que perdió toda importancia. O su importancia se volvió terriblemente relativa.
Guagüi, aferrado a su rama, con todas sus fuerzas. Ahora pudo dimensionar lo cansado que estaba. Y como un gimnasta en su barra, fue acortando la distancia hasta llegar al troco del árbol.
Se había salvado.
Miró el trayecto que había concluido. Una empresa difícil. Pero ahora le quedaba una más difícil aún. Contar lo ocurrido. Y él era el único que podía contar la verdad, sin tener la necesidad de tergiversarla.
El suceso fue noticia nacional. La Cecilia leyó en su noticiero “Tragedia en el Río Allifen”. Así, con “f”y todo.
Y vinieron las instituciones. Y los vecinos y familiares, rastrearon las aguas en busca de los cuerpos. Semanas enteras de ir y venir, subir y bajar.
Entonces, un cuerpo fue encontrado: José
Y su hogar se llenó de dolor y los llantos desgarraban el alma, las lágrimas caían a mares. Un dolor más grande que la distancia de la casa al cementerio donde el cuerpo quedó.
Y cuando parecía que no quedaba más llanto, que se habían gastado las cuencas del dolor, apareció el otro cuerpo.
Y de nuevo a vivir lo ya vivido. El duelo, las lágrimas, el amargo llanto de un hogar ahora sin niños.
Don Manuel, también se fue al río. Se consiguió un bote y los aperos necesarios. Y tres meses se mantuvo así. Con la viva esperanza de encontrar el cuerpo de su hijo perdido. Como que toda su esperanza era poder llevarlo a casa, sentía que era necesario tenerlo, para que sea el mudo testigo del dolor de toda la familia. Estaba tan ocupado en esa empresa, que no se daba el tiempo de felicitar a su hijo Guagüi por el tremendo heroísmo de poderse salvar. Ni, tampoco, de agradecer a Dios por tener la oportunidad de seguir abrazando a su hija, que se había salvado en forma tal original: Su enfermedad le salvó la vida.
Y poco a poco su entereza se fue desgastando, hasta que se rindió al fin. Sería el río un inmenso camposanto que albergara al más pequeño de sus hijos.
>>>
Muchos kilómetros río abajo, más allá de tres ciudades y tres puentes, de botes, pescadores y peces, un señor lleva sus vacas a tomar agua. En eso estaba cuando vio dos pequeños cuerpos flotando semisumergidos arrastrados por la corriente. Y gritó pidiendo ayuda, los persiguió un buen trecho por la orilla. Nadie escuchó su llamada. Se sintió tentado de lanzarse al río para poder rescatarlos. Es decir, rescatar uno, pues, mientras tanto, el otro habría seguido avanzando. Entonces pensó, ¿estará bien arriesgar la vida, para salvar… un cadáver?
Y dejó que fueran las aguas las que actuaran. En su inmensa sabiduría milenaria, ellas sabrían resolver en forma adecuada.
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Años después, el Dago, hombre adulto, pero joven, fue a Radal como tantas otras veces. Se entretuvo viendo fútbol y compartió con sus amigos alrededor de unas cervezas. Ya de noche, montó su caballo y partió para su casa.
Algo ocurrió dentro del río.
Talvez su caballo tropezó con una roca instalada bien al fondo. O había una zanja y pisó en ella. O se asustó ante un gran pescado que pasó nadando río arriba.
Nunca se sabrá.
Pero Dago cayó al río en su parte más profunda. Y la manta que llevaba, o las espuelas, las cervezas que había tomado, le impidieron desempeñarse con la eficacia necesaria. Necesitó respirar, pero sólo tragó agua. Y su cuerpo se fue al fondo. Tomó un último impulso, vio hacia arriba un cielo negro cuajado de estrellas, y a su frente las oscuras formas de las matas de la orilla y los confines de esa tierra…
Y eso fue lo último que vio.
La muerte está vez sí pudo. Vino a llevarse uno más. Vino a un lugar que siempre había sido muy propicio.
FIN
23 03 20
Autor: Bertoldo Herrera Gitterman
Copiado del borrador del Texto “Cuentos y Relatos”, impreso por Editorial Igneo, página 154
Sábado Entero Dedicado a Ti
Enviado por beache
SÁBADO ENTERO DEDICADO A TI.-
XVIII
Caía la tarde de un viernes de verano. El sempiterno interactuar de luces y sombras se había iniciado ya.- Los claros indicios de un día de mucha lluvia se expresaban por doquier. Ya sea en el oscuro mojado del asfalto de la calle, o en el tupido existir de millares de gotas que colgaban de las hojas de las diferentes plantas de flores del jardín, que expulsaban un postrer destello amenguado por la ya escasa presencia de la luz, para luego resbalar y caer inevitablemente hacia el suelo elegantemente pavimentado de cerámicos diseñados con difusas formas en claro y café.-
Bart, sentado en el pequeño espacio que había transformado últimamente en habitáculo de referencia obligada para su cotidiano existir, miraba tranquilamente hacia el final de la calle, ahora vacía, buscando sin lograrlo, algún punto de referencia donde poder anclar su mirada. Había sido un mal día. ¡Si!.
Solo. Completamente solo en una casa vacía. Sin fuego, sin risas, sin la alegría que proporcionan o proyectan espontáneamente los momentos de las personas felices, repasaba los espacios del tiempo de las horas recientes. Sin embargo, todos los malos momentos se habían generado en su propio ser. Había usado el día en construir frases con el fin de herir o lastimar…. decir y escuchar, recibir y proferir
Entonces estimó que eso debía ya terminar. Chasqueó los dedos de ambas manos y tomó una decisión…. click, clik, clik … un, un dos, tres... un, dos, tres…. ¡Saldré!
Y tomó hacia el norte por la Ruta Sur… sin tener rumbo fijo, salir por salir. Llegar donde fuera…. llegar por llegar… llegar al final y seguir más allá, detenerse por fin.
Al encontrarse donde estaba la primera bifurcación dijo:
-Seguiré por la senda que dicta el corazón-
Y dobló hacia la izquierda para seguir rumbo al mar. Desgastando los latidos de los momentos de silencio. Musitando las letras ya olvidadas de hermosas canciones de recuerdo y romance. Observando las imágenes de las cosas que bordean el camino: presente y pasado… llegar y pasar… girando al mismo ritmo y a gran velocidad.
Entonces la vio.
Fue al girar una curva, se encontraba allí. Vestía un pullover rosa y blue jeans grises que se ajustaban dócilmente a su figura genial. Las radiantes luces del alba le llegaban de pleno a su cara y le otorgaban una doble dimensión de belleza, como un divagar de mujer a diosa, de ser angelical. He visto esa cara, aunque lo más probable que sólo haya sido que lo soñé.
Ni un solo gesto, ni una sola palabra, nada. Pero él dejó de acelerar. Detuvo su coche. Paró.
Y ella subió.
-¿A dónde vas?- Preguntó Bart.
-No voy…. ¡Quiero ir!... ¡Quiero ir al lugar donde me quieras llevar!
Su voz era muy agradable, hablaba despacio, con calma y acentuando adecuadamente para darle mayor sentido a lo quería decir.
Fueron por una larga vía de bellezas extrañas, derrotando la distancia y la sequedad del lugar, donde era predominante un color verde pálido, así como introducido. “verde eucalipto”, pensó Bart. “Eso es”.
Llagaron hasta un lugar del encuentro de muchos, así, de pura casualidad… La ciudad los recibió con alegría. Un lienzo con una inscripción en grandes letras rojas decía “Bienvenidos” ... “Aquí mil recetas y objetos que admirar”
Caminaron por las calles repletas de alegría, admiraron millares de objetos de índole diversa hábilmente exhibidos en diferentes escaparates instalados en ordenadas filas e hileras. Saludaron gente alegre que esgrimían la fuerza de sus sonrisas y palabras afectuosas. Se detuvieron largamente ante un stand donde la belleza del bordado se expresaba principalmente en la confección de rosas rojas y chilcas florecidas. Se empaparon del aroma de diversas recetas preparadas por manos prodigiosas en manjares exquisitos. Probaron las delicias de una fiesta de arraigo campestre. Bebieron el néctar dulcerino de las principales cepas y mostos del licor chileno. Escucharon los compases de diversas expresiones de la música actual y del pasado. Bailaron al compás de hermosos sones al ritmo de vals y rancheras. Describieron elegantes parábolas en su ir, venir, girar y desplazarse proyectándose en ser una sola entidad de movimientos rítmicos y cadenciosos. O, entregados a un estrecho abrazo, con movimientos mínimos proyectaron sus corazones más allá de sus propios pechos procurando hacer caricias de sus fuertes latidos. Se miraron profundamente a los ojos, escudriñando en sus pupilas tratando de ver el reflejo mismo de sus propias almas. Así fueron transcurriendo uno a uno todos los momentos de un sábado entre dos.
Los sones de la música habían cesado ya y el ruido de la gente se dejó de escuchar. Entonces ella dijo:
- Dame un beso… me tienes que besar.-
- ¿Y por qué debo hacerlo?- Preguntó Bart.
- Porque es así el final de un cuento feliz
Pero finalmente fue ella misma la que lo inició… Lo besó en los labios y él se
sorprendió. El gesto de amor lo pilló de sorpresa pero pronto reaccionó. Y se unió a la caricia con total intención…
FIN
La unión perfecta.
Enviado por meniii
La unión perfecta
Amanece un sol radiante sobre las grandes montañas, que rodean el castillo donde vivían grandes magos y hadas del bosque. Luego de tomar el desayuno [amor], salió a recoger flores en el campo, entre sus virtudes y poderes tiene el don de hacer feliz a las personas que la invoquen o que encuentre en su camino. De pronto encontró una llamativa botella de vidrio recostada al pie de un frondoso árbol, intrigada la tomo entre sus manos para quitar el corcho, inmediatamente se escuchó un gran ruido como una bomba:
-boooooooom -.
Muy asustada [amor], soltó la botella la cual rodó varios metros por el suelo mientras de su interior comenzó a salir la silueta de una figura, era un mago quien acercándose afirmó:
-Hola bella dama, soy [deseo], muchas gracias por sacarme de esa botella, donde me habían encerrado por más de 500 años-.
Mientras la asustada [amor], trataba de reponerse el mago continuo su charla:
-En agradecimiento debo obsequiarte un deseo, pídeme lo que quieras y con mis poderes te lo concederé-.
Esbozando una larga sonrisa [amor] respondió:
-Quiero que me acompañes a recorrer el mundo, para que veas como hago feliz a las personas-.
Con voz firme [deseo] argumento:
-Disculpa pero no deberías influir para que las personas sean felices, ese don le corresponde a la gran magia de [felicidad]-.
Nuevamente [amor] dijo:
-No te preocupes que en el camino buscaremos a [felicidad]para que nos acompañe-.
Seguidamente tomaron camino y pasada media hora se encontraron con una anciana, quien se quejaba porque una vecina le había robado su mula, entonces [amor], se acercó para consolarla y fue en ese momento cuando [deseo] dijo:
-Disculpa pero no deberías esperar a que llegue [prudencia], ella con su magia es la que debería atender a esta señora-.
Nuevamente [amor], esbozo una larga sonrisa y agarrando de la mano a [deseo], continuaron el camino. Pasada otra media hora, de pronto se encontraron con un hombre, quien totalmente ebrio lloraba porque su amada novia lo había abandonado. Inmediatamente [amor], se acercó para consolarlo pero [deseo] dijo:
-Disculpa pero no deberíamos primero preguntarle el motivo por el cual su novia lo abandonó, porque puede ser que a lo mejor ella, ya no sentía amor -.
Soltando una larga carcajada [amor] respondió:
-No te has puesto a pensar que el problema pudo haber sido que entre ellos murió el amor y solo quedó el deseo-.
Pasados los minutos los dos magos continuaron su marcha y llegando a una posada, se encontraron con un sacerdote, quien les pidió lo acompañaran hasta la iglesia, para que lo ayudaran a solucionar la discusión que tenía una pareja de recién casados. Entonces [amor}, preguntó a uno de los jóvenes quien respondió:
-Mi esposa afirma que siente más amor por mí, que deseo-.
Sin poder contener la risa [amor], respondió:
-No deben discutir por eso, entiendan que cuando Dios creo el mundo, también creo a los magos asignando un papel determinado a cada uno. Por ejemplo yo soy [amor] y tengo el poder de influir más en las mujeres que en los hombres mientras que mi amigo [deseo] tiene el don de influir más en los hombres que en las mujeres. Así se mantiene el equilibrio, surge la procreación por favor vallan a su casa y sean felices, bueno ese poder le corresponde a la gran maga [felicidad], que viene en camino-.
No había terminado [amor] de hablar cuando entro a la iglesia una anciana, quien con una gran sonrisa se acercó a la pareja de recién casados y los abrazó. Sorprendida [amor], preguntó:
?Quién es usted, que interrumpe nuestra charla?.
Mirándola con sorpresa la anciana respondió:
-Disculpen pero son ustedes [amor] y [deseo], grandes magos quienes todo el día me han estado invocando, yo soy [felicidad] y vengo para ser verdaderamente feliz a esta pareja-.
Fin.
Autor: Manuel Ibarra
Caracas/Venezuela
09-11-2022
Derechos reservados
Moraleja: La felicidad es la verdadera unión entre el amor y el deseo.
El paisaje
Enviado por toyo
El sol aparecía entre las montañas,
Montañas llenas de verdor y olor de frutas frescas
Frutas de colores y sabores
Así eran en aquel lugar las mañanas
Verdor de árboles y olor de flores frescas
Flores de diferentes colores y aromas
Olor de rosas, amapolas y cayenas
Es un lugar lleno de amores
El Agua bajaba desde lo alto.
Cristalina, transparente y fría
refrescante y dulce, hojas secas y flores transportaba
Era entonces así de noche y de día.
Los cantos de los pájaros se confundían
con sus hermosas plumas de colores
Parecieran que contaran sus amores
permanecían siempre en alegría.
En ese mismo lugar yo la hice mía
Era parte de ese paisaje de ensueño
Se bañaba en las aguas sin vestido
Mientras la adoraba yo a la amada mía
Mucho tiempo estuvimos juntos
Muchos besos le di en aquel lugar
Mucho dejé de mí en esos parajes
Dormí muchas veces en sus senos juntos
Un día de los muchos en que me esperaba
Llegué temprano pues no aguantaba las ganas
Desde lejos logré divisar una pareja unida
Al acercarme la Vi: era ella recostada.
Miraba ella el cielo,
Mientras su amante
Con su cuerpo se deleitaba
El gruñía como animal salvaje
Mientras sus manos recorrían toda su cara.
Ha pasado ya mucho tiempo
El destino me regresa como broma macabra
A estos parajes con el mismo sol ese brillante
Con las inmensas montañas sin vida y sin esperanza
el agua que otrora era cristalina
Realmente es un riachuelo
Que transporta animales descompuestos:
Sus corrientes.
Subliminal.
Enviado por aoac
Te juro que fue un sólo golpe, pero ya no lloro. Desde ese entonces vivo sin lágrimas y en todo Puerto Rico soy la gitana más dichosa del mundo. Y es verdad, en esta puñeta de vida, aunque tú no lo quieras, los golpes vienen y van. Cuenta mi madre que, cumplido los nueve meses, lloraba y lloraba sin cesar. Y que una noche, para tratar de calmarme, empezó a balancearme entre sus brazos y lo hizo, dentro del pequeño piso, caminando de una pared a otra. Mi pobre madre trataba de acallar mis gritos pues, sentado en la mesa del comedor, mi padre perdía la paciencia, hasta que me cargó y empezó a caminar igual que mi madre, de una pared a la otra, balanceándome entre sus musculosos brazos. Pero mi llanto era desesperante, tan desesperante como el insulto de mi padre. Sin embargo, de pronto y de sus potentes brazos, me resbalé. Por fortuna caí sobre la cama, donde rodé y rodé hasta que mi cabeza encontró el duro mosaico y fue en ese momento que recibí mi primer convincente golpe. Entonces y sin nadie esperarlo, ¡dejé de llorar! Misteriosamente hice silencio y cuenta mi madre que muy serio, desde el frío suelo, miré a mi padre ¡y hasta le sonreí! ¿Te das cuenta? Hoy y gracias a ese día vivo sin lágrimas y en esta bella isla de Puerto Rico soy el gitano más dichoso del mundo. Hoy me acuerdo del pasado y así consuelo mi vida. Relata mi madre que, esa noche del golpe en mi cabeza, mi padre, por cierto, muy contento, le dijo, ¡pordioz!, ¿hazvisto mujé? Parece que la cría ya entiende, ¡ella solita solita se aconsejó!
Este relato puede ser escuchado (entre otros) escribiendo en la barra de you tuve Sentido Inverso de Ángel Acosta.
El niño pluma
Enviado por pablo_honey
En alguna casa de la ciudad de Bogotá, Colombia, entre calles de burgueses; un hombrecillo de 16 años de nombre Cortés se encontraba dibujando sobre un trozo de periódico con la yema de sus dedos, los cuales derramaban tinta. Esta era una de las peculiaridades de Cortés: Sacar tinta de sus dedos. Nadie sabía cómo lo hacía, pero lo que él hacía con estas habilidades no las desperdiciaba y se mantenía ocupado haciendo trazos, esbozos o dibujos sobre casi cualquier superficie.
Al tener los dedos como pincel, tenía un nivel de precisión impresionante en sus dibujos, además de un color rojizo en todos ellos, y era especialmente conocido por sus alrededores. La gente acudía a él cada vez que necesitaban algunos dibujos, retratos o cuadros, y él con gran amabilidad les apoyaba con esa tarea.
Dibujaba de todo: Objetos, animales, personas, paisajes, atardeceres, estrellas, pensamientos. Y su primer dibujo del cual siempre lo mantuvo colgado en su pieza, en el lugar más visible posible, eran dos aves volando en la brilles e infinidad de la luz.
Su firma siempre era la misma, una pluma de ave con una fecha: 16/06/1958. Nadie entendía el motivo de su firma, y Cortés tampoco se interesó en revelarla.
Su cuarto se encontraba peculiarmente desordenado, él solía decir a sus padres: “Así es como me gusta mantener mi pieza, es una forma de ver mi mente”. Sus padres y conocidos de Cortés contaban que él era especialmente callado, y cada palabra que salía de su boca en los momentos cortos en los que hablaba, emitía palabras con un sentido tan sabio para su edad, tan elegante para su estética.
Su madre con la que era más expresivo le quería tanto. Le arropaba todas las noches, le elogiaba su arte desde que comenzó, le preparaba su comida preciada, su bebida preciada, le tarareaba canciones mientras le revisaba el cabello. Lo que cualquier madre hace con sus hijos, simplemente amor maternal, por ende, Cortés se sentía muy bien con su madre. Su madre contó sobre algunas de las experiencias con su hijo, sobre alguno de los regalos para Cortés: Un pequeño perico y un cuadernillo en blanco que acompañaron a Cortés desde sus cortos 4 años.
Cortés al ser un niño tan audaz y maduro desde corta edad, siempre cuidó muy bien al perico, podría incluso decir que fue tan “suyo” que casi ninguna persona conoció al perico, más que su madre, quien olvidó a aquel animalito en cuestión de días, y fue entonces cuando solo fueron Cortés y su pequeño amigo inmersos en la lealtad de la amistad. Se amaban tanto el uno al otro, Cortés le enseño trucos, le enseñó palabras, hasta el punto de parecer que su pequeño amigo entendía el significado de cada una de estas palabras.
El joven Cortés falleció un miércoles nublado de julio del 68, los médicos catalogaron su muerte como falta de vivez, como falta de ese líquido rubí. Los pobladores de la calle en la que vivía, junto con personas que lo conocieron acudieron a su funeral, su madre expresó una tristeza tan inmensa, su pesar fue tanto, pero no podía hacer nada, Cortés se había ido.
Al pequeño perico le encantaba morder cosas, desde pequeños trozos de pasto hasta trozos de madera de la silla de su comedor, y eso no le molestaba a Cortés, al contrario, él sentía que era la mejor peculiaridad de su amiguillo.
En ocasiones mordía a Cortés, en los brazos, en las piernas. Pero no eran mordidas tan fuertes, eran de esas mordidas que sabes que no duelen, pero sabes que se sienten. Y a Cortés le relajaba, era la forma de su perico de decirle que lo quería. En alguna ocasión, su amiguillo mordió a Cortés en la yema de sus dedos y Cortés sangró, pero no se molestó, le maravilló el hecho de saber que podía sacar líquido de sus dedos, de una manera más literal.
Su pequeño amigo había muerto, lo había dejado un miércoles nublado de julio del 58, Cortés lloró tanto que pronto se quedó sin lágrimas, y esa misma noche, cortó una pequeña pluma de su amigo, la punta era tan filosa que logró perforar la yema de los dedos de Cortés, y comenzó a hacer su primer dibujo: Dos aves volando en la brilles e infinidad de la luz.
Desde entonces cargó esa pequeña pluma todo el tiempo, lo acompañó en cada día, cada noche, cada atardecer, cada momento, cada dibujo.
Nadie nunca supo su secreto para sacar tinta de los dedos, solo Cortés y su pequeño perico.
Maldita providencia
Enviado por aoac
Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo y veinticuatro horas después, El Diablo recorrió la tremenda creación del Señor. Efectivamente, Mefistófeles caminó desiertos, bosques, selvas y navegó ríos y mares, hasta que visitó mi pequeñita Isla que, según relatan sus descubridores, es la tierra más hermosa que ojos humanos han visto pues, naturaleza y habitantes, estaban tan pulidos como el cuerpo de una desnuda joven india, razón que dejó boquiabierto a Mefistófeles. Sin embargo, enseguida ocurrió algo inesperado, pero sin importancia pues, como no aparece escrito en ningún libro, ese sexual asuntico no está considerado un insulto. Pero coño nada de preocupaciones, los hechos históricos que no se reflejan en los libros son el pretexto de algunos hombres para que las culpas caminen sin culpables. Por estos tiempos vivimos crueles tiempos de Historia Universal, repletos de odio y de una represión sin final. Hoy en mi pequeña isla vivimos acurrucados por baratas ideologías y absurdas consignas que aprueban miles de leyes contra quienes piensen diferente. Hoy en mi bella isla pensar diferente es exponerse a ser crucificado y no importa que sea anciano, mujer, joven o niño. Hoy en mi hermosa Cuba, el precio de pensar diferente se paga con infernales largos años de prisión, y sin asombro pues, los dictadores y el Diablo no hacen lo que Dios quiere, por eso, después de conquistar a la joven india, Mefistófeles le creó un hijo que, los actuales habitantes y hasta la mismísima Universal Historia, saben dónde coño está.
Este relato puede ser escuchado (entre otros) escribiendo en la barra de you tuve Sentido Inverso de Ángel Acosta.
El bosque de la imprudencia
Enviado por rgeldresbf30
Una rana de corta edad, se ejercitaba en el bosque, ya que se aproximaba una carrera y quedaba poco tiempo para que comenzará. Este contratiempo le puso triste y se dijo:
Debo hacer algo para aumentar mi velocidad. Quedan pocos días para la carrera y no llegó a los talones del tercer lugar.
Su preocupación era cada vez más intensa y, decidió planear lo que debía de hacer, en ese instante, se cruzó rápidamente un colibrí que observándolo, notó dos cosas, era muy veloz y tenía un problema.
De pronto pensó rápido y tontamente, que si comía al pequeño colibrí obtendría su velocidad, entonces le pregunto:
-¿Qué mal te aqueja, amigo mío?
- He consumido néctar con toxinas -respondió el ave
-¡Vaya que estás de suerte! conozco un remedio que curará todos tus males, ven acércate para que te lo cuente.
Pues dímelo pronto - suplico el colibrí - porque no hay quien me ayude.
No hay problema - repuso la rana y estirando su lengua, la engullo sin esfuerzo
Eres una miserable, el colibrí confío en ti, y tu en pago le envías a la muerte.
La rana se burló de la mariposa y, en ese instante sintió un fuerte dolor, revolcándose en tierra pidió ayuda a la mariposa, pero esta la ignoró y, en poco tiempo, falleció por el veneno del animal.
Moraleja: “La discreción te guardará, te preservará la inteligencia para librarte de un mal camino”
Pensamientos
Enviado por michaelsgb
Esto no es un cuento, solo una simple historia.
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A lo largo del tiempo surgen nuevas ideas, aquellas ideas pueden ser exitosas, pero si aplicamos en ellas nuestro existir, puede resultar un poco incomodo con solo pensar de donde venimos, La vida es solo un misterio. Imagínate estar todos los días trabajando y trabajando siguiendo el mismo protocolo, despertar, comer, trabajar, llegar a casa y dormir, esta secuencia se sigue repitiendo.
Estamos destinados a morir en cualquier momento, sea de lo que sea vamos a morir, pero aun así sigo con ese protocolo, nacer para disfrutar o para ser esclavo de mi mismo din darme cuenta que es lo que me hace feliz, A que venimos? Esto es el destino? Esto ya paso?, Muchos anhelan ser niños y los niños anhelan ser adultos, Pero ninguno de los 2 se detiene a pensar de que aunque anhelen eso el tiempo seguirá avanzando, nunca se detiene, Ninguno sabe que a medida que pasa el tiempo, nos envejecemos poco a poco, sean segundos, minutos, horas, días, meses, incluso años, nunca regresan, desde que naces y cumples un año, ese tiempo ya no existe, se repite y se repite, Pero entre mas se repite mas estamos cerca de la muerte, quien sabe si será un vacío el mas haya, nadie puede explicar eso, pero a lo largo de los años lograras muchas cosas y perderás otras, pero... De que sirve ser esclavo, si tratas de ganarte la vida para librarte de toda deuda, y después darte cuenta de que el tiempo que paso te volvió viejo? entonces como te la ganaste si el poco tiempo que tenias te dejo disfrutar, y venir a disfrutar en tu ultima etapa es un simple error, por que pudiste tener momentos importantes, Pero no.
Si el tiempo es la existencia, entonces cuanto tuvo que pasar para que que yo naciera y cuanto tiempo paso, para morir. Es un sin fin de preguntas.
Un sin fin....
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