36 Moralejas 

El bosque de la imprudencia

Enviado por rgeldresbf30  

Una rana de corta edad, se ejercitaba en el bosque, ya que se aproximaba una carrera y quedaba poco tiempo para que comenzará. Este contratiempo le puso triste y se dijo:

Debo hacer algo para aumentar mi velocidad. Quedan pocos días para la carrera y no llegó a los talones del tercer lugar.
Su preocupación era cada vez más intensa y, decidió planear lo que debía de hacer, en ese instante, se cruzó rápidamente un colibrí que observándolo, notó dos cosas, era muy veloz y tenía un problema.

De pronto pensó rápido y tontamente, que si comía al pequeño colibrí obtendría su velocidad, entonces le pregunto:

-¿Qué mal te aqueja, amigo mío?

- He consumido néctar con toxinas -respondió el ave

-¡Vaya que estás de suerte! conozco un remedio que curará todos tus males, ven acércate para que te lo cuente.

Pues dímelo pronto - suplico el colibrí - porque no hay quien me ayude.

No hay problema - repuso la rana y estirando su lengua, la engullo sin esfuerzo

Eres una miserable, el colibrí confío en ti, y tu en pago le envías a la muerte.
La rana se burló de la mariposa y, en ese instante sintió un fuerte dolor, revolcándose en tierra pidió ayuda a la mariposa, pero esta la ignoró y, en poco tiempo, falleció por el veneno del animal.

Moraleja: “La discreción te guardará, te preservará la inteligencia para librarte de un mal camino”

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EL CARNICERO Y LOS DOS JÓVENES

Hallábanse dos jóvenes comprando carne en el mismo establecimiento.
Viendo ocupado al carnicero en otro sitio, uno de los muchachos robó unos restos y los arrojó en el bolsillo del otro.
Al volverse el carnicero y notar la falta de los trozos, acusó a los dos muchachos.
Pero el que los había cogido juró que no los tenía, y el que los tenía juró que no los había cogido. Comprendiendo su argucia, les dijo el
carnicero:
- Podéis escapar de mí por un falso juramento, pero no escaparéis ante los dioses.

Moraleja: Los falsos juramentos no dejan de serlo aunque se disfracen de verdad.

Autor del

cuento

: Esopo

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LOS VIANDANTES Y EL CUERVO

Viajaban unas gentes para cierto asunto, cuando encontraron a un cuervo que había perdido un ojo.
Volvieron hacia el cuervo sus miradas, y uno de los viandantes aconsejó el regreso, pues en su opinión hacerlo era lo que aconsejaba el presagio. Pero otro de los caminantes tomó la palabra y dijo:
-¿Cómo podría este cuervo predecirnos el Futuro si él mismo no ha podido prever, para evitarlo, la pérdida de su ojo?

Moraleja: Quien no puede cuidar de sí mismo, menos indicado está para aconsejar al prójimo.

Autor del

cuento

: Esopo

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LOS BUEYES CONTRA LOS CARNICEROS

Decidieron un día los bueyes destruir a los carniceros, quienes, decían los bueyes, estaban acabando con su gremio.
Se reunieron entonces para llevar a cabo su objetivo, y afilaron finamente sus cuernos.
Pero uno de ellos, el más viejo, un experimentado arador de tierras, les dijo:
- Esos carniceros, es cierto, nos matan y destrozan, pero lo hacen con manos preparadas, y sin causarnos dolor. Si nos deshacemos de ellos, caeremos en manos de operadores inexpertos y entonces sí que sufriríamos una doble muerte. Y les aseguro, que aunque ya no haya ni un solo carnicero, los humanos seguirán buscando nuestra carne.

Moraleja: Nunca trates de cambiar un mal por otro peor.

Autor del

cuento

: Esopo

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EL CAZADOR Y EL PESCADOR

Regresaba un cazador con sus perros y su producto, cuando topó con un pescador que también regresaba de su pesca, ambos con sus cestas llenas. Deseó el cazador tener los peces, y el dueño de los peces, las carnes. Pronto convinieron en intercambiarse las cestas. Los dos quedaron tan complacidos de su trato que durante mucho tiempo lo siguieron haciendo día a día.
Finalmente un vecino les aconsejó:
- Si siguen así, llegará el momento en por tan frecuente intercambio, arruinarán el placer de ello, y cada uno deseará quedarse solamente con lo que obtuvo.

Moraleja: Varía y alterna tus actividades para disfrutar mejor.

Autor del

cuento

: Esopo

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EL CIEGO

Érase una vez un ciego muy hábil para reconocer al tacto cualquier animal al alcance de su mano, diciendo de qué especie era. Le
presentaron un día un lobezno, lo palpó y quedó indeciso.
- No acierto - dijo -, si es hijo de una loba, de una zorra o de otro animal de su misma cualidad; pero lo que sí sé es que no ha nacido para vivir en un rebaño de corderos.

Moraleja: La naturaleza de la maldad se puede notar en una sola de sus características.

Autor del

cuento

: Esopo

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EL LABRADOR Y LA VÍBORA

Llegado el invierno, un labrador encontró una víbora helada de frío. Apiadado de ella, la recogió y la guardó en su pecho. Reanimada por el calor, la víbora, recobró sus sentidos y mató a su bienhechor, el cual, sintiéndose morir, exclamó:
- ¡Bien me lo merezco por haberme compadecido de un ser malvado!

Moraleja: No te confíes del malvado, creyendo que haciéndole un favor vas a cambiarle su naturaleza.

Autor del

cuento

: Esopo

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AFRODITA Y LA GATA

Se había enamorado una gata de un hermoso joven, y rogó a Afrodita que la hiciera mujer. La diosa, compadecida de su deseo, la transformó en una bella doncella, y entonces el joven, prendado de ella, la invitó a su casa.
Estando ambos descansando en la alcoba nupcial, quiso saber Afrodita si al cambiar de ser a la gata había mudado también de carácter, por lo que soltó un ratón en el centro de la alcoba.
Olvidándose la gata de su condición presente, se levantó del lecho y persiguió al ratón para comérselo. Entonces la diosa, indignada, la volvió a su original estado.

Moraleja: El cambio de estado de una persona, no la hace cambiar de sus instintos.

Autor del

cuento

: Esopo

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LOS LADRONES Y EL GALLO

Entraron unos ladrones en una casa y sólo encontraron un gallo; se apoderaron de él y se marcharon.
A punto de ser inmolado por los ladrones, les rogó el gallo que le perdonaran alegando que era útil a los hombres, despertándolos por la noche para ir a sus trabajos.
- Mayor razón para matarte, exclamaron los ladrones-, puesto que despertando a los hombres nos impides robar.

Moraleja: Nada hay que aterrorice más a los malvados que todo aquello que es útil para los honrados.

Autor del

cuento

: Esopo

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LOS LEÑADORES Y EL PINO

Rendían unos hacheros un pino y lo hacían con gran facilidad gracias a las cuñas que habían fabricado con su propia madera.
Y el pino les dijo:
- No odio tanto al hacha que me corta como a las cuñas nacidas de mí mismo.

Moraleja: Es más duro el sufrimiento del daño que nace de uno mismo que del que proviene de afuera.

Autor del

cuento

: Esopo

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