EL LABRADOR Y LAS GRULLAS 

Algunas grullas escarbaban sobre terrenos recién sembrados con trigo.
Durante algún tiempo el labrador blandía una honda vacía, ahuyentándolas por el pánico que les producía.
Pero cuando las aves se dieron cuenta del truco, ya no se alejaban de su comida. El labrador, viendo esto, cargó su honda con piedras y mató muchas de las grullas.
Las supervivientes inmediatamente abandonaron el lugar, lamentándose diciendo unas a otras:
- Mejor nos vamos a Liliput, pues este hombre ya no contento con asustarnos, ha empezado a mostrarnos lo que realmente puede hacer.

Moraleja: Cuando las palabras no dan a entender, la acción sí lo hará.

Autor del cuento: Esopo

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