Reflexión de Vida
21 Noviembre 2017, 01:16
Las horas se vuelven frágiles cuando el pensamiento vaga entre desgastadas neuronas.
Cuando no hay coincidencias entre el ayer y el presente, cuando los recuerdos se evaporan como agua hirviendo, o se derriten como hielo expuesto a la intemperie.
Duelen los años vividos y forman parte de la historia de cada ser humano. No hay tiempo para enmendar errores, para revivir el ayer y que se convierta en el quehacer de hoy.
Tiempo pasado, irrecuperable. Pesa la conciencia, sobrevienen los remordimientos. No hay tiempo del perdón. Consiente o involuntariamente el daño causado no se puede resarcir.
Queda aprender de las experiencias propias o ajenas y tomar de ellas lo positivo. Aun así cuesta recobrar la confianza, elevar la autoestima y equilibrar los actos en la balanza de la vida.
gbl
20/11/2017
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