LA PULGA Y EL PERRO
Estaba una pulga paseando por el lomo de un perro, y mientras tanto este se rascaba, intentando librarse de ella. En estas que la pulga se dirigió al perro:
- Oye perro, hagamos un trato. Sé que te estoy molestando y que te pica todo el cuerpo, pero al rascarte no me dejas descansar. Por el bien de ambos te propongo lo siguiente: no molestarte por el día, para que puedas dormir. A cambio tú no te rascas por la noche, y así me dejas descansar a mí.
- ¿Y por qué no lo hacemos al revés? - replicó el perro -. Tú me dejas dormir por la noche y yo te dejo dormir por el día.
La pulga pensó un instante y contestó:
- No, no, yo quiero poder dormir por la noche.
- ¡Pues yo también! - zanjó el perro -. Y siguió rascándose.
Ninguno de los dos cayó en la cuenta de que podrían haber acordado dormir ambos por la noche sin molestarse al estar en calma.
Moraleja: Piensa antes de hablar, ¡pero también después de haber hablado!
Autor del cuento: Dani Alcalà