LA MARIPOSA BLANCA
Hace mucho tiempo en un pueblo de Japón se estableció un viejo sabio llamado Takahama, vivía en una uchi detrás del cementerio de Sozanji, un hombre bueno y pacífico, muy querido por todos los vecinos.
El anciano Takahama vivía solo en su casa, nunca recibía visitas, los vecinos jamás han visto a mujer entrar en su domicilio, los mal pensados siempre sacaban conclusiones y hacían conjeturas, algunos, lo consideraban loco, era al único vecino al que apasionaba vivir a la vera del cementerio, los demás los hacían por obligación, este era el principal motivo de que los vecino lo consideraran un loco.
Un hombre muy bondadoso, siempre estaba dispuesto a auxiliar de los demás, en las tardes de verano sacaba su silla y se sentaba a observar el templo del cementerio, pasaba largas horas sin hacer nada, solo su mirada fija al templo de Sozanji.
Le gustaba mucho salir a caminar, caminaba muchas horas al día, recorría todo el pueblo, como todos los del pueblo lo conocían constantemente interrumpía su caminata para entablar alguna conversación, otra pasión era ir a la plaza del pueblo a meditar, siempre comenzaba solo, pero a la hora ya tenía unas cincuenta persona haciendo compañía en la meditación.
Un hombre realmente sabio, muchas personas acudían a él por algunas consultas de asuntos políticos o de bien público, las madres de chicos adolecentes traían a sus hijos para que de algún consejo, esto llamaba la atención de los vecinos, como un hombre que quiere mucho a los niños, jamás a se ha cazado y tener hijos.
Todos los días acudía a la florería del pueblo compraba las mejores rosas blancas, y pasaba por el cementerio, ahí permanecía alrededor de una hora, luego regresaba a su casa y retomaba su rutina de la caminata.
El anciano tenía una edad avanzada, un día enfermo y los vecinos tuvieron que convocar a su hermana y su único sobrino, los familiares acudieron en forma inmediata.
El llegar la hermana y su sobrino lo encontraron mal de salud, tenía una enfermedad muy avanzada, la hermana hacia todo lo posible para darle la mejor atención.
Varios días estuvo en cama con la atención de sus familiares, había días que parecía mejorar, pero al otro día amanecía mal nuevamente, los familiares al ver esta situación se preparaban para lo peor.
Un día como todos los días estaba al cuidado de su sobrino, Takahama se quedó dormido, una gran mariposa entro en su aposento y se posó en la cama junto al hombre, su sobrino trataba por todos los medios sacar a la mariposa fuera de la habitación, pero esta volvía, tres veces la tuvo que sacar a la mariposa de los aposentos de Takahama, la mariposa se resistía y volvía, como si quisiera decir que quería acompañar al enfermo, tanto insistió el chico que la mariposa salió volando de la habitación muy despacio, dando señal al chico que la siguiera, el niño interpreto la señal y la siguió.
La mariposa voló al jardín y de ahí rumbo al cementerio, el chico muy intrigado siguió a la mariposa, la mariposa voló por todo el cementerio y se posó en una lápida de una mujer donde desapareció misteriosamente.
El chico observo la tumba de la mujer, en la placa recordatoria decía llamarse Akiko en ella relataba la edad de 18 años en que había fallecido la mujer, la tumba era vieja quizás tenía unos 50 años, pero el sepulcro estaba llena de rosas blancas algo marchitas.
El niño volvió a la casa de su tío algo intrigado, pensaba en la situación que acababa de suceder, al entrar a los aposentos de Takahama lo encontró que había fallecido, el chico fue corriendo a dar aviso a su madre, comento que se tuvo que ausentar unos segundo y conto la situación que había vivido en el cementerio.
La hermana de Takahama pregunto a su hijo que nombre había visto en la tumba de la mujer y respondio Akiko. ¿Akiko dijiste? pregunto la madre… si madre Akiko te dice algo ese nombre dijo el chico, si respondió la madre, dame un segundo y te voy a contar una historia dijo.
Cuando tu tío era un niño, conoció a una niña llamada Akiko, era una vecina de tu abuela, eran muy buenos amigo, jugaban juntos, sacaban las sillas y se sentaban largas horas a observar las nubes y el rosedal de flores blancas sin hacer nada, salían a caminar y después se sentaban en los bancos de una plaza, crecieron y fueron a la escuela juntos, cuando se hicieron adolecentes, tu tío propuso matrimonio a Akiko, ella acepto y fijaron una fecha para el matrimonio.
Un día como todos los días, salieron a caminar y luego fueron a la plaza a meditar, estando en plena meditación se puso a llover, como era verano se quedaron bajo la lluvia, con tanta mala suerte que Akiko enfermo gravemente de los pulmones, pocos días antes de la fecha fijada para el matrimonio falleció.
Esta es la razón de porque tu tío nunca se casó y compro la casa frente al cementerio para estar cerca de su verdadero amor.
Cuenta la leyenda que Takahama prometió nunca casarse y se mantuvo todos estos años fiel a su promesa, guardo celosamente los recuerdos de su verdadero amor en lo más profundo de su corazón, recreando su vida con Akiko se sentaba en su silla todas las tardes largas horas, salía a caminar recordando cómo lo hacía con su amor, pasaba todos los días por la florería y compraba las más hermosas rosas blancas que existieran para dejársela en la tumba de su amada, su pasión por la meditación, esto era una recreación a diario lo que había vivo con su único amor.
Por eso cuando se aproximaba la muerte de Takahama, Akiko tomo la forma de una mariposa blanca, para acompañarlo en sus últimos días de vida, ahora ya fallecido se encontraran y vivirán junto para siempre.
Autor del cuento: Cuento tradicional japonés