EL REY DESNUDO
El Rey de un lejano país supo un día que unos famosísimos sastres estaban de paso por su reino. Sin perder tiempo, los convocó para que le confeccionasen su mejor indumentaria. Los sastres, tras disfrutar un buen tiempo de los beneficios que brinda la vida en la corte del Rey, le comunicaron que habían terminado su trabajo y anunciaron a quien quisiera escucharlos que habían confeccionado para el Rey el traje invisible más hermoso del mundo, tan hermoso que “sólo los tontos no pueden verlo”. Procedieron entonces a quitarle la ropa al Rey y mediante aparatosos ademanes le colocaron el nuevo traje invisible. Por supuesto que el Rey se vio desnudo, pero no dijo nada porque no quería aparecer como un tonto frente a tan famosísimos sastres.
Convocó el Rey entonces a sus colaboradores, a quienes les preguntó por la belleza de su traje. Superada la sorpresa de ver al Rey desnudo y enterados de que semejante traje era tan hermoso que “sólo los tontos no pueden verlo”, toda su corte afirmó que el traje era el “más hermoso del mundo”, lo cual convenció definitivamente al Rey y así los sastres continuaron su viaje con un suculento pago por su trabajo, dejando al rey y a su corte muy satisfechos y agradecidos. Así el Rey paseaba desnudo por su palacio luciendo su traje invisible, el más hermoso del mundo.
Un día decidió que su pueblo merecía también disfrutar la hermosura de su traje por lo que salió del palacio para recorrer su reino. El pueblo al verlo desnudo, y por temor a contradecirlo, no dijo nada. Hasta que un inocente niño lo descubrió y gritó:
- ¡El Rey está desnudo!
Momento en el cual el Rey se miró a sí mismo descubriendo la verdad: había sido engañado.
Autor del cuento: Hans Christian Andersen