Arrepentimiento 

Enviado por gabl   Seguir

14 Noviembre 2017, 01:15


Recostado en el tronco de un árbol me cobijo con la sombra que brindan sus frondosas ramas, bebo un sorbo de agua mientras miro el camino dejado tras de mí. Mientras tanto seco mi cabello empapado por el sudor que como caudal de río desbordado llega hasta la cintura humedeciendo la pretina del pantalón.

Desabotono la camisa que se adosa a mi espalda como tatuaje de papel y me abanico con el sombrero en procura de mitigar la fatiga producida por la ardua caminata que inicié a tempranas horas como penitencia a la pena que me impuse en busca de perdonar y ser perdonado por hechos del pasado.

Sin darme cuenta me fui quedando solo sin hijos, sin nietos, sin amigos, sin un perro. En la soledad aprendí a vivir con tu recuerdo que solo traían añoranzas. Desde que me abandonaste tu imagen quedó prendada en mi mente, tu risa, tu tenue voz que como murmullo apagado aún retumba en el pequeño hogar que sin tu presencia quedó vacío y suspendido en el tiempo.

¡Que tarde comprendí tu taciturna actitud!, tu silencio. Sin quejas, sin una palabra de reclamo. Mi tiempo se agota y es por eso quiero perdonar y ser perdonado para vivir en paz los años que me quedan.

Abro la degastada Biblia, donde juntos solíamos leer algunos salmos y busco la nota que dejaste, la cual descubrí días después de tu partida, trato de desdoblarla con sumo cuidado en procura de no rasgar el marchito papel, amarillo manchado por lejanas lágrimas que brotaron de tus ojos cuando la escribías.

Mis viejos ojos, cansados de ayudarme a ver el camino de la vida, se contraen en su afán de darme enfoque para volver a leer tu epístola. Ahora después de diez años es que comprendo la manera, dedicación y atenciones que me brindaste.

Mi corazón se agita en cada línea que repaso, muy pausadamente, como queriendo detener el tiempo vienen a mi recuerdo vivencias pasadas que no dejan de tener vigencia como premonición futura o advertencia de lo que me aguardaba sin tu compañía.

Despierto sobresaltado, creó haber escuchado ruidos provenientes del monte. El reloj me indica que debo reanudar la marcha. Quedan pocas horas de luz para llegar al cementerio y de rodillas al piso, ante la tumba donde reposan tus restos, orar y perdonarte por tu silencio. Por no decirme nada acerca de la enfermedad que se llevó tu vida.

Y pedirte perdón por no haberme darme cuenta de la enfermedad y el sufrimiento que consumía tu humanidad.
¡Que Dios te bendiga amada mía!

gbl
13/11/2017
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