Cuentos 

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Aquí, en la portada, puedes leer los 100 mejores cuentos de siempre, según vuestros votos, separados en dos listas: 50 son de autores consagrados, y los otros 50 de usuarios. Tiene mucho mérito aparecer en esta selección, así que si te esfuerzas a lo mejor te puntúan tan bien que sales aquí. ¡No dejes de intentarlo!

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PADRE FIEL

El príncipe abandonó el reino pensando que el rey no lo amaba. Galopó sombrío hasta los confines de la Tierra, creyendo con dolor que su padre no notaría su ausencia. Si hubiera girado la cabeza, se habría dado cuenta que el rey lo seguía a una corta distancia, no osando perturbar su carrera.

Autor del

cuento

: Alejandro Jodorowsky

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EL CLAVO Y EL MARTILLO

Mal hayan amén tus golpes;
-decía el clavo al martillo-
¿qué daño pude yo hacerte
que me aniquilas impío?
Y el martillo contestaba:
No te destruyo; te afirmo.
Quien mayor virtud pretende,
necesita ser sufrido.

Autor del

cuento

: Felipe Jacinto Sala

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EL HOMBRE AL QUE MORDIÓ UN PERRO

Un perro mordió a un hombre, y éste corría por todo lado buscando quien le curara. Un vecino le dijo que mojara un pedazo de pan con la sangre de su herida y se lo arrojase al perro que lo mordió.
Pero el hombre herido respondió:
-¡Si así premiara al perro, todos los perros del pueblo vendrían a morderme!

Autor del

cuento

: Esopo

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EL LEÓN Y EL CIERVO

Un ciervo observaba a cierta distancia a un león que de repente había empezado a rugir alterado sin motivo aparente.
- Madre mía - exclamó el ciervo -. ¡Si ya era peligroso el león estando de buenas, no quiero ni pensar la que nos espera ahora que se ha enfadado!

Moraleja: Cuídate de darle poder sobre ti al irascible, pues lo ejercerá virulentamente en cuanto tenga ocasión.

Autor del

cuento

: Esopo

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LA OSTRA Y LOS LITIGANTES

Dos hombres que paseaban por la playa se encontraron con una ostra que las olas del mar habían traído hasta allí. Al ir a por ella, se enzarzaron en una discusión.
- Yo la vi primero - dijo uno -.
- ¡No, la vi yo! - replicó el otro -.

En estas que un tercer hombre que pasaba por allí se ofreció a hacer de juez para dilucidar el entuerto. Ambos acordaron que harían lo que el juez dictase.
Así pues, y con la potestad de jurista recién adquirida, el tercer hombre se comió la ostra y dictaminó que cada uno de los hombres se quedase con una de las conchas.

Moraleja: Visto lo que cuesta un juicio, más vale ponerse de acuerdo antes de llegar a él.

Autor del

cuento

: Jean de la Fontaine

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EL BATANERO Y EL CARBONERO

Un carbonero que hacía su trabajo en cierta casa visitó a un batanero que trabajaba no muy lejos de él, invitándole a trabajar en un mismo local, pues de este modo, además de mayor amistad vivirían con menos gastos al usar solamente una casa. Pero le respondió el batanero:
- Eso para mí es imposible, pues todo lo que yo blanqueara, tú lo ennegrecerías de hollín al instante.

Moraleja: No debemos asociar actividades de naturalezas contradictorias.

Autor del

cuento

: Esopo

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EL HOMBRE Y LA ESTATUA

Un pobre tenía una estatuíta de un dios, al que suplicaba que le diera la fortuna; pero como su miseria no hacía más que aumentar, se enojó y, cogiendo al dios por un pie, le golpeó contra la pared. Rompióse la cabeza del dios, desparramando monedas de oro. El hombre las recogió y exclamó:
- Por lo que veo, tienes las ideas al revés, además de ser un ingrato, porque cuando te adoraba, no me has ayudado, y ahora que acabo de tirarte, me contestas colmándome de riqueza.

Moraleja: Nada ganamos elogiando a los ingratos o malvados, más se consigue castigándolos.

Autor del

cuento

: Esopo

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EL ORADOR DEMADES

El orador Demades hablaba un día a los ciudadanos de Atenas, mas como no prestaban mucha atención a su discurso, pidió que le permitieran contar una fábula de Esopo. Concedida la demanda, empezó de este modo:
- Demeter, la golondrina y la anguila viajaban juntas un día; llegaron a la orilla de un río; la golondrina se elevó en el aire, la anguila desapareció en las aguas.. -y aquí se detuvo el orador-.
- Y ¿Demeter..? -le gritaron-. ¿Qué hizo...?
- Demeter montó en cólera contra vosotros- replicó, porque descuidáis los asuntos de Estado para entreteneros con las fábulas de Esopo.

Moraleja: Eso sucede entre la gente: prefieren darle atención únicamente al placer dejando de lado las cosas realmente necesarias. Cuidémonos de no caer en ese error. Compartamos equilibradamente el deber y el placer.

Autor del

cuento

: Esopo

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LA OVEJA FALSA

Era un tiempo de mucha hambre para los zorros… y había uno que no aguantaba. Tenía hambre, es cierto, y he ahí que todos los rediles estaban muy altos y con muchos perros. Y entonces el zorro dijo: “Aquí no es cosa de ser zonzo: hay que ser vivo”. Y se fue donde un molino, y aprovechando que el molinero estaba por un lado, se revolcó en la harina hasta quedar blanco. Y en la noche se fue por el lado de un redil: “Mee, mee”, balaba como oveja. Y salió la pastora y vio un bulto blanco en la noche y dijo: “Se ha quedado afuera una ovejita”, y abrió la puerta y metió al zorro. Los perros ladraban y el zorro se dijo: “Esperaré que se duerman, lo mismo que las ovejas. Después buscaré al corderito más gordo y guac, de un mordisco lo mataré y luego lo comeré.
Madrugando, apenas abran la puerta echaré a correr y quién me alcanza”. Y como se dijo así lo hizo, pero a salir no llegó. Y es que él no contaba con el aguacero. Y fue que llovió y comenzó a quitársele la harina, y una oveja que estaba a su lado vio blanco el suelo y pensó: “¿Qué oveja es esa que se despinta?”. Y viendo mejor y encontrando que la desteñida era zorro, se puso a balar. Las demás también lo vieron entonces y balaron y vinieron los perros y con cuatro mordiscos lo volvieron cenizas…

Moraleja: Siempre hay algo que no está en la cuenta de los más vivos.

Autor del

cuento

: Cuento tradicional sudamericano

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EL ENFERMO Y SU DOCTOR

Habiéndole preguntado un médico a un enfermo por su estado, contestó el enfermo que había sudado más que de costumbre.
- Eso va bien dijo el médico.
Interrogado una segunda vez sobre su salud, contestó el
enfermo que temblaba y sentía fuertes escalofrios.
- Eso va bien -dijo el médico.
Vino a verle el médico por tercera vez y le preguntó por su enfermedad. Contestó el enfermo que había tenido diarrea.
- Eso va bien -dijo el médico, y se marchó.
Vino un pariente a ver al enfermo y le preguntó que cómo iba.
- Me muero - contestó - a fuerza de ir bien.

Moraleja: Por lo general, quienes nos rodean nos juzgan por las apariencias y nos consideran felices por cosas que en realidad nos producen profundo dolor.

Autor del

cuento

: Esopo

70.83%

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