LA OSTRA Y LOS LITIGANTES 

Dos hombres que paseaban por la playa se encontraron con una ostra que las olas del mar habían traído hasta allí. Al ir a por ella, se enzarzaron en una discusión.
- Yo la vi primero - dijo uno -.
- ¡No, la vi yo! - replicó el otro -.

En estas que un tercer hombre que pasaba por allí se ofreció a hacer de juez para dilucidar el entuerto. Ambos acordaron que harían lo que el juez dictase.
Así pues, y con la potestad de jurista recién adquirida, el tercer hombre se comió la ostra y dictaminó que cada uno de los hombres se quedase con una de las conchas.

Moraleja: Visto lo que cuesta un juicio, más vale ponerse de acuerdo antes de llegar a él.

Autor de la fábula: Jean de la Fontaine

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