EL ESPEJO Y EL AGUA 

Disputaron el agua y el espejo,
y fue la riña del tenor siguiente.
-ÉL: Yo, de genio duro, lo reflejo
todo sin aprensión exactamente.
-ELLA: Pues yo, con mi carácter blando,
todo lo pinto a medias y jugando.
-El defecto menor, el más pequeño
tizne que manche un rostro, yo lo enseño.
-La mancha enseñarás; pero, amiguito,
hago yo más que tú, pues yo la quito.

Moraleja:
Enoja la desnuda reprimenda;
dulce amonestación produce enmienda.

Autor del cuento: Juan Eugenio Hartzenbusch

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