40 Cuentos cortos 

Los cuentos han sido desde siempre un género muy popular, nada menor, y no es extraño encontrar a grandes novelistas o ensayistas de ayer y de hoy habiendo escrito este tipo de relatos cortos. Las ventajas son evidentes: la construcción de los personajes y de las tramas es mucho menos elaborada, por lo que el esfuerzo es menos. Pero a cambio, uno puede plasmar una idea de forma bastante rápida, sin demasiados aspavientos, y el efecto de la misma acostumbra a ser mayor, pues al lector no le da tiempo de asimilar la historia cuando ya le llega el final, con el que a veces se puede dar un golpe que impacte mucho más que una novela.

El cuento tiene además una tradición oral muy importante, y se pueden encontrar textos que difícilmente se atribuyen a una sola persona; sino más bien a un pueblo entero. A veces esos cuentos se transformaban en música a través de una canción.

Desde nuestra web os queremos ofrecer algunos de esos cuentos que te provocan, ya sea una sonrisa o una mueca de sorpresa, pero algo, que te haga pensar o que te transporte a otro tiempo o momento. También puedes encontrar en el menú cuentos de otro tipo, más o menos cortos también, pero clasificados por categorías, así como fábulas.

¡Que no se te olvide puntuarlos y comentarlos!

LA GITANA

No adivina el futuro. Lo ve, realmente lo ve, en forma de imágenes comparables a hologramas, en su bola de cristal. Son siempre retazos fútiles de la vida de sus clientes, pedazos de futuro irrelevantes pero muy claros, muy definidos. Los ve lavándose las manos en el baño de un café, tomando sol en una playa irreconocible, rascándose un pie, echando pimienta en un plato de sopa. La experiencia le ha enseñado a obtener ciertos datos útiles a partir de esas imágenes banales. Si los ve muy envejecidos, es que tendrán una larga vida. Ciertos detalles en la ropa o en la actividad que están realizando le permite pronosticarles buena fortuna. Pero sabe que también puede equivocarse mucho. Por ejemplo, una vez vio a su propio marido manejando un automóvil de lujo poco antes de ser contratado como encargado de una playa de estacionamiento. Da lo mismo: a sus clientes, de todos modos, les miente.

Autor del

cuento

: Ana María Shua

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Cuanto Tiempo

Enviado por gabl  

¿Sabes qué largo ha sido esto?
Cuánto tiempo se ha perdido, no me refiero a días, meses o años. Me refiero a las palabras que se quedaron ahogadas en la garganta. Las que no se pronunciaron, las que el viento se llevó, las que se perdieron en mi mente.
Que duro resulta luchar con las palabras. Y que inmensa la distancia que ellas tendrían que recorrer para llegar a ti.
Cuántos cafés quedaron olvidados en la mesa, fríos, sin aroma.
Cuántos amapuches se perdieron en la cobija azul, ¡tu preferida!
Solo la almohada, mi fiel e inseparable compañera nocturna, sabe de abrazos, de lágrimas, de frases, de susurros involuntarios que se van con la horas mientras amanece.
Son remembranzas que forman parte de la memoria.
gbl

26/11/2017
Derechos Reservados de Autor

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Aun estando las calles vacias

Enviado por curydraco  



Aun cuando el destino es furtivo en la enmienda de mi camino no es posible dejar de mirar los pasajes de una vida errabunda que día a día caminan 409 minutos por las noches sin pensar en lo que pueda pasar, ya los sentidos solo esperan llegar al nido de las ilusiones, que relato tan inesperado puede llegar a sonar estas palabras que continúan sin darle forma a la vida pero si es de noche entonces mis pasos son grandes, ya que de tierra y firmeza sueñan en la realidad de descansar. Esta es solo una sencilla historia de mis pasos y yo por una noche donde la distorsión de mi caminar es conjunta con la de ver como en algún tiempo el momento se fue despacio y las hojas bailaron con el viento pero más aún es el gusto de ver que aun las calles estando en silencio se mueven solas; pues al fijarme que mis huellas marcadas desaparecían en la tierra era el sentir que perdía el pasado que tanto trabaje en la luz del sol, si de verdad desaparecían pero era también tan grato saber que solo había un camino y que como todo camino siempre hay gente desconocida que mira sin saber que mirar y solo el mundo les habla de las grietas que yacen del suelo y de cómo un niño jugando a castillos de aire grita que la madre nunca lo ha dejado ver sus ilusiones pues ya que de limones esta siempre el árbol que nunca se derrumba, y es aun que me sigue llamando a que le rasce las historias que el viento dejo, no es el fin de esta historia ya que la subida es más dolorosa cuando la soledad está a punto de terminar ya que el pequeño sentimiento alegre y la sabiduría inocente me esperan para darle alegría a mi fortuita vida de lobo solitario que ya no yace en el limbo de un cuaderno puesto que los actos son más letargos de odas elementales que la sonrisa de una corajuda ceremonia familiar.

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«EL SECUESTRO»

Enviado por jesus1012  

«Las heladas gotas que se colaban a través del resquebrajado techo de madera se estrellaban en la frente de Betty. La niña yacía entre el barro y las heces de las vacas que dormían a esas horas de la madrugada. Afuera la lluvia arreciaba con ráfagas de viento que aullaba al atravesar las copas de los pinos que poblaban la granja que vio nacer 4 años atrás a la pequeña. Junto al cuerpo de Betty, en un charco de sangre estaba su osito de peluche, la sangre manaba de la entrepierna de la nenita…»

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El niño pluma

Enviado por pablo_honey  

En alguna casa de la ciudad de Bogotá, Colombia, entre calles de burgueses; un hombrecillo de 16 años de nombre Cortés se encontraba dibujando sobre un trozo de periódico con la yema de sus dedos, los cuales derramaban tinta. Esta era una de las peculiaridades de Cortés: Sacar tinta de sus dedos. Nadie sabía cómo lo hacía, pero lo que él hacía con estas habilidades no las desperdiciaba y se mantenía ocupado haciendo trazos, esbozos o dibujos sobre casi cualquier superficie.

Al tener los dedos como pincel, tenía un nivel de precisión impresionante en sus dibujos, además de un color rojizo en todos ellos, y era especialmente conocido por sus alrededores. La gente acudía a él cada vez que necesitaban algunos dibujos, retratos o cuadros, y él con gran amabilidad les apoyaba con esa tarea.

Dibujaba de todo: Objetos, animales, personas, paisajes, atardeceres, estrellas, pensamientos. Y su primer dibujo del cual siempre lo mantuvo colgado en su pieza, en el lugar más visible posible, eran dos aves volando en la brilles e infinidad de la luz.

Su firma siempre era la misma, una pluma de ave con una fecha: 16/06/1958. Nadie entendía el motivo de su firma, y Cortés tampoco se interesó en revelarla.

Su cuarto se encontraba peculiarmente desordenado, él solía decir a sus padres: “Así es como me gusta mantener mi pieza, es una forma de ver mi mente”. Sus padres y conocidos de Cortés contaban que él era especialmente callado, y cada palabra que salía de su boca en los momentos cortos en los que hablaba, emitía palabras con un sentido tan sabio para su edad, tan elegante para su estética.

Su madre con la que era más expresivo le quería tanto. Le arropaba todas las noches, le elogiaba su arte desde que comenzó, le preparaba su comida preciada, su bebida preciada, le tarareaba canciones mientras le revisaba el cabello. Lo que cualquier madre hace con sus hijos, simplemente amor maternal, por ende, Cortés se sentía muy bien con su madre. Su madre contó sobre algunas de las experiencias con su hijo, sobre alguno de los regalos para Cortés: Un pequeño perico y un cuadernillo en blanco que acompañaron a Cortés desde sus cortos 4 años.

Cortés al ser un niño tan audaz y maduro desde corta edad, siempre cuidó muy bien al perico, podría incluso decir que fue tan “suyo” que casi ninguna persona conoció al perico, más que su madre, quien olvidó a aquel animalito en cuestión de días, y fue entonces cuando solo fueron Cortés y su pequeño amigo inmersos en la lealtad de la amistad. Se amaban tanto el uno al otro, Cortés le enseño trucos, le enseñó palabras, hasta el punto de parecer que su pequeño amigo entendía el significado de cada una de estas palabras.

El joven Cortés falleció un miércoles nublado de julio del 68, los médicos catalogaron su muerte como falta de vivez, como falta de ese líquido rubí. Los pobladores de la calle en la que vivía, junto con personas que lo conocieron acudieron a su funeral, su madre expresó una tristeza tan inmensa, su pesar fue tanto, pero no podía hacer nada, Cortés se había ido.

Al pequeño perico le encantaba morder cosas, desde pequeños trozos de pasto hasta trozos de madera de la silla de su comedor, y eso no le molestaba a Cortés, al contrario, él sentía que era la mejor peculiaridad de su amiguillo.

En ocasiones mordía a Cortés, en los brazos, en las piernas. Pero no eran mordidas tan fuertes, eran de esas mordidas que sabes que no duelen, pero sabes que se sienten. Y a Cortés le relajaba, era la forma de su perico de decirle que lo quería. En alguna ocasión, su amiguillo mordió a Cortés en la yema de sus dedos y Cortés sangró, pero no se molestó, le maravilló el hecho de saber que podía sacar líquido de sus dedos, de una manera más literal.

Su pequeño amigo había muerto, lo había dejado un miércoles nublado de julio del 58, Cortés lloró tanto que pronto se quedó sin lágrimas, y esa misma noche, cortó una pequeña pluma de su amigo, la punta era tan filosa que logró perforar la yema de los dedos de Cortés, y comenzó a hacer su primer dibujo: Dos aves volando en la brilles e infinidad de la luz.

Desde entonces cargó esa pequeña pluma todo el tiempo, lo acompañó en cada día, cada noche, cada atardecer, cada momento, cada dibujo.

Nadie nunca supo su secreto para sacar tinta de los dedos, solo Cortés y su pequeño perico.

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El último neandertal

Enviado por zann  

El último neandertal


En una caverna rupestre y, alrededor de la hoguera, Golbrich el neandertal, conversaba con su familia.

—Son tiempos difíciles… ¡Brorum! ¡Ah, si solo fueran las fieras eso no sería un problema! Pero esos otros sí son realmente una molestia; ya quedamos muy pocos…

¡Ah, si solo fueran las fieras eso no sería un problema! Esos otros… sí, son ellos… ¡Brorum! —Atizaba las brasas mientras su mirada se perdía en la llama, antes de apagarse para siempre.


—Zánn Andrés

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TIEMPO

Imagina que hay un banco que cada día te regala 86400 euros que debes gastar en el día. ¿Qué harías con ese dinero?.

Todos tenemos ese banco, se llama tiempo. Cada mañana nos son regalados 86400 segundos que vamos a tener que invertir a lo largo del día, pues no se pueden acumular.

Así pues, ten en cuenta el presente, es lo único que tienes.

Para entender el valor del tiempo, imagina lo que supone un año para un estudiante que repite curso. ¿Y un mes?. ¿Qué es un mes para una madre que tiene un hijo prematuro?. Imagina lo que supone una semana para el redactor jefe del dominical de un periódico. ¿Y un día?. ¿Qué es un día entero para un cirujano que tiene que realizar ocho operaciones en un solo día?. Y una hora, pregunta lo que es una hora a dos enamorados que están a punto de reencontrarse. Un minuto, quizá no sea nada, a menos que pierdas un avión por tan solo un minuto. ¿Y un segundo?. ¿Qué es un segundo para aquél que esquiva un accidente en el último momento?.

El tiempo presente es el único que importa. El pasado ya no está, y el futuro no ha llegado. Aprovéchalo.

Autor del

cuento

: Anónimo

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Dos Almas

Enviado por gabl  

Dos almas.
Las aves en peregrinar vuelo presagiaban mal tiempo. Y tarde comprendí que la vida me jugaba una mala pasada al privarme de tu compañía, de tu presencia y de tu voz.
Y así pasaron los días, semanas y meses que la espera se hizo tan larga que mis ojos enrojecieron de tanto observar a lo lejos como el camino se unía al cielo.
Una mañana decidido a encontrarte ajusté mis botas, preparé mi estado anímico y emprendí la marcha con rumbo incierto siguiendo tus pasos que solo estaban reflejados en mi mente.
Caminé hasta agotar mi resistencia, perdí mis fuerzas a causa del cansancio. Me refugié bajo la sombra de un frondoso árbol que cobijó mi extenuado cuerpo.
No supe cuánto tiempo dormité recostado en el grueso tallo del árbol que me brindó su refugio protegiéndome del inclemente sol. Ingerí varios sorbos de agua buscando reanimar la pesadez que me azotaba.
Comprendí que la vida no te quita cosas o personas, tal vez te libere de ellas o las aleje para bien. Reanudé la caminata. Esta vez me sentí liviano, como si flotara en el aire.
A unos cuantos pasos de retornar al camino volví la vista atrás. Impresionado pude ver un cuerpo recostado al árbol.
¡Era yo!
Mi vida se había ido y dejó su cubierta donde moraba. Sentí compasión y dolor por mí mismo.
No podía comprender el por qué me dejó y menos aun cuando se escapó. Solo me quedé dormido, y no desperté, me convertí en un ente espiritual.
De la nada apareciste tú, envuelta en un halo luminoso, como suspendida en el aire. Sonriendo me tendiste las manos. Y juntos emprendimos el viaje final hacia la eternidad.
gbl
04/03/2017
Derechos Reservados de Autor

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Conversación telefónica

Enviado por nica22  

(Conversación por teléfono)

Él - Ahora TQE ( tu nombre en un sueño)

que sabes que no te quiero,

que solo deseo

tu cuerpo de mujer casada,

¿ Quieres que volamos a hacerlo ?

¿ En el suelo ?

En la oficina no hay ni una cama.

Ella - Ahora que sé que no me amas,

que yo no te quiero,

que los dos lo sabemos,

que si soy tu mujer soñada

es solo por vicio,

es cuando más deseo estar contigo.

Volvamos a hacerlo...

en el suelo fue perfecto.

En tu oficina no hay ni una cama.

Así pues, hasta mañana.

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LOS CUATRO AMIGOS

Una noche de verano cuatro amigos acamparon en el bosque, encendieron un fuego y se pusieron a charlar sobre la vida.
- Este cielo estrellado me sobrecoge - comentó el primero de ellos -. Pensar que hay millones y millones de estrellas es alucinante. Por no hablar de los planetas que no vemos porque no emiten luz.
- Pues a mí - dijo el segundo - lo que me intriga de veras es pensar qué hay más allá de ese cielo. Me refiero al concepto de infinito. ¿Qué hay más allá del infinito?. ¿Y más allá de lo infinitamente pequeño?. Son cosas que mi pobre cerebro no alcanza a comprender.
- Hablando de maravillas - replicó el tercero -. Ayer estuve en la conferencia anual de cirugía y un colega planteó algunas perspectivas sobre el futuro. ¿Sabéis que dentro de unos pocos años será posible obtener con una impresora 3D un corazón humano, y cualquier otro órgano, así como huesos, músculos, tendones y lo que haga falta?. ¿No es increíble?
El cuarto amigo, que no había dicho nada hasta el momento, tomó la palabra:
- Pues para mí lo más misterioso de todo es que estemos aquí y ahora cuatro seres humanos reflexionando sobre todo esto.

Autor del

cuento

: Dani Alcalà

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