LAS TRES PREGUNTAS 

El rey Akbar tenía como primer ministro de su corte al ingenioso Birbal, el cual le caía muy bien pero a su vez le gustaba ponerle a prueba. En estas que un envidioso rival que también quería ser primer ministro le dijo al rey que Birbal no era muy inteligente, y para demostrarlo le dijo que no era capaz de responder a tres simples preguntas. El rey, deseoso de ver cómo reaccionaba Birbal ante el reto, dejó que se las plantease.

Las preguntas eran las siguientes: "¿Cuántas estrellas hay en el cielo?", "¿dónde está el centro de la Tierra?" y "¿cuántos hombres y mujeres hay en el planeta?".

Birbal aceptó el reto, como era de suponer.

Para contestar a la primera de las preguntas, hizo traer una oveja y dijo que había tantas estrellas en el cielo como pelos tenía esa oveja. Y desafió a su contrincante a contarlos si era capaz. Para responder a la segunda, dibujó dos líneas en el suelo y en el punto en el que se cruzaron dibujó una cruz, clavó un palo en ella y dijo: "Ahí está el centro de la Tierra". De nuevo, desafió a su contrincante a demostrar que no estaba en lo cierto. Por último, dijo que para contar a todos los seres humanos del planeta primero habría que eliminar a aquellos especímenes que no estaba claro si eran humanos o no, como por ejemplo su contrincante. Sólo entonces sería posible empezar a contar y llegar a una conclusión.

Moraleja: Siempre hay una forma de resolver un problema.

Autor de la fábula: Cuento tradicional de la India

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