EL CIERVO Y SUS ACOMPAÑANTES 

Yacía un ciervo enfermo en una esquina de su terreno de pastos.
Llegaron entonces sus amigos en gran número a preguntar por su salud, y mientras hablaban, cada visitante mordisqueaba parte del pasto del ciervo.
Al final, el pobre ciervo murió, no por su enfermedad sino porque no ya no tenía de donde comer.

Moraleja: Más vale estar solo que mal acompañado.

Autor del cuento: Esopo

82.21%

votos positivos

Votos totales: 1287

Comparte:
Añade tus comentarios